* Los presidentitos
Por Gilberto Lavenánt
Conforme a la estructura del gobierno municipal, los delegados municipales son algo así como presidentitos.
Efectivamente, son los representantes del Alcalde, así como del ayuntamiento en general, en una zona determinada, y surgen, bajo el principio de la descentralización.
Resulta oneroso, además de molesto, que los ciudadanos de la periferia tengan que trasladarse, desde la colonia en la que viven, hasta las oficinas del Palacio Municipal, a pagar algún servicio, derecho o impuestos. Además, las oficinas serían insuficientes, en personal y espacio, para atender a todos los tijuanenses.
Si cuando se paga el impuesto predial, sobre todo para aprovechar los descuentos que se ofrecen, es necesario instalar carpas y numerosas sillas, para comodidad de los contribuyentes, que se aglomeran en el patio central del Palacio Municipal. Si no hubiera delegaciones municipales, en las que puedan efectuar esos pagos o solicitar servicios, como por ejemplo los relativos al Registro Civil, sería un caos.
En especial, la presencia y función de los delegados municipales, es de carácter político. Si los ciudadanos no pueden exponer sus problemas, con la esperanza de que sean solucionados, directamente al Alcalde, pues al menos se los plantean al Delegado de su zona.
Cualquiera podría pensar que los delegados municipales, guardadas las proporciones, son efectivamente presidentitos, o Alcaldes de zona, con todo lo que ello implica. Quienes administran recursos, materiales y económicos, y por lo tanto deciden en qué se aplican, o qué problema se atiende, por ser más prioritario que otro, quienes escuchan y responden a la ciudadanía.
Pero la realidad es totalmente distinta. A los delegados municipales les ocurre como al chamaco del regiomontano, que ansioso le pregunta al padre : -Papá, papá, me dejas ver la televisión ? y el padre, en tono un tanto perezoso, responde : -Sí, m´hijo, nada más no la prenda.
Y esa es la verdad, representan al Alcalde, si es cierto, pero prácticamente carecen de facultades. No les permiten decidir y administrar los recursos presupuestados para la delegación municipal que presuntamente gobiernan.
No pueden contratar, ni despedir personal.
No pueden asignar obras, ni contratar servicios.
Son, algo así como los jefes de las oficinas de las delegaciones municipales. Como el burócrata de más alto nivel, y obviamente de sueldo, pero hasta ahí.
Si algún delegado municipal desea, por ejemplo, realizar labores de bacheo en las colonias de su delegación, solo tiene derecho a recomendar en cuáles. Será en las oficinas centrales del Palacio Municipal, donde decidirán el cómo, cuándo y el quien.
Si algún delegado municipal desea, por ejemplo, hacer alguna adquisición, de bienes o servicios, tiene que hacer una solicitud, original y diez copias, dirigida al Oficial Mayor, allá en las oficinas centrales del Palacio Municipal, y esperar que el trámite burocrático siga su curso, hasta que surja la autorización.
Dicen, los enterados de estas cosas, que los delegados municipales, a más de un mes de haber iniciado sus funciones, no han recibido ni un solo centavo del presupuesto que se les asignó para ejercer en el presente año, y por lo tanto, como consecuencia de ello, no han tapado ni un solo bache de la zona que supuestamente gobiernan.
Algunos de ellos confiesan que les da pena, acudir a sus respectivas oficinas, donde desfilan los grupos de colonos, solicitando apoyos o la solución de los problemas que les aquejan, y que ya se cansaron de decirles que regresen al día siguiente, y al siguiente, les vuelven a decir lo mismo. Es como mandar un soldado a la guerra, sin fusil.
Para colmo de males, resulta que los actuales lineamientos para la operación de los cuerpos de seguridad pública municipal, los delegados municipales no tienen ninguna ascendencia o facultad de mando, sobre las corporaciones policiacas municipales.
El principal problema que aqueja a la ciudadanía, es el de la inseguridad pública, y los delegados municipales, luego de escuchar los reclamos o peticiones respecto a mayores medidas de vigilancia, sobre todo en las colonias de la periferia, lo más que pueden hacer es pedirle a los jefes policiacos de la zona, que por favor las atiendan, pero hasta ahí.
Habría qué ver quien o quienes son los responsables de este centralismo que está ahorcando a los delegados municipales, convertidos en presidentitos, a quienes se les aplica aquello de “Sí m´hijo, nada más no la prenda”.
gil_lavenant@hotmail.com
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