Ha puesto a Estados Unidos de cabeza, pero Julian Assange podría no sobrevivir a lo que sus defensores han dado en llamar “dulces trampas”.
Los encuentros sexuales del fundador de WikiLeaks con dos mujeres en Suecia le han dado la vuelta al mundo. Ayer, fue el diario británico The Guardian el encargado de divulgar todos los detalles hasta ahora desconocidos.
Ningún secreto está lo suficientemente seguro. Ni los del propio Assange. En el artículo, el rotativo británico desmenuza los 10 días que el periodista australiano pasó en Suecia desde el 11 de agosto y en los que se relacionó con las dos mujeres, ya identificadas por algunos medios como Anna Ardin y Sofia Wilen.
Ardin, descrita en la acusación sueca como “señorita A”, asegura que la noche del viernes 13 de agosto, en el departamento de ella —donde él se hospedó por invitación de la mujer—, sostuvieron relaciones sexuales pese a que ella no quería “ir más allá”. Cuando al final accedió, asegura que él “hizo algo” para romper el condón.
Luego describiría el encuentro como “lo peor”, y como “violento”. Aún es un misterio por qué la mujer le permitió seguirse quedando en el departamento y por qué un día después dio una fiesta en honor de Assange.
La otra acusadora, Wilen, o “señorita W”, según la acusación, dijo a la policía que tras conocer a Assange en una conferencia, el 14 de agosto, se fue con él al cine, donde él la acarició. Assange de plano confiesa que sostuvieron relaciones sexuales.
La noche siguiente, en el departamento de ella, tuvieron relaciones sexuales consensuadas. Luego se durmieron y, según Wilen, él aprovechó para volver a intentarlo, sin condón. Wilen dijo haberse sometido a exámenes para descartar una enfermedad venérea y que Assange se negó a hacer lo propio. Finalmente, Wilen contó a Ardin lo ocurrido y ambas denunciaron. Hoy, ambas tienen a Assange tras las cuerdas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario