Marco Antonio y Luis Miguel

Por Teresa Gurza
POLPAICO, CHILE.- Estos dos compatriotas y grandes artistas marcarán Chile en materia de espectáculos, en el mes de noviembre.
Ya les he contado que acá se quiere mucho a México; y que hay tumultos cuando algún cantante mexicano viene para acá.



Antes, los comentarios que me hacían chilenos comunes al advertir que soy mexicana, se referían siempre a las bellezas de México, las canciones rancheras, las telenovelas, la comida, y los “pistolones” de Pancho Villa.



Pero desde que Felipe Calderón es Presidente, las cosas cambiaron; y ahora sólo se refieren a la violencia del país y los narcos.



Y sobre narcos son también, las únicas noticias que en relación a México publica la prensa chilena.



De modo que resulta positivo y agradable que por lo menos durante un mes se hable de México por algo tan positivo como son las actuaciones de dos de sus principales cantantes.



Marco Antonio Solís es tan famoso, que sus canciones fueron pedidas por los mineros atrapados a 700 metros bajo tierra en la Mina San José del desierto de Atacama, como ayuda para soportar los días en la profundidad.



En su anterior visita en febrero de 2008, fue la carta fuerte del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar; y recibió ovaciones, aplausos, peluches, y hasta calzones y un sostén, mientras paseaba cantando; a ratos emocionado, pero siempre entonado, apasionado y cautivante.



Entre la multitud que gritaba, estaba la alcaldesa de Viña Virginia Reginato, que de joven fue reina de la primavera; y ahora como principal autoridad del Municipio, es la dueña del Festival de la Canción que desde hace 47 años se realiza todos los febreros en este balneario ubicado a orillas del mar, en el centro de Chile.


Y su opinión fue fundamental para que Solis haya sido el primer confirmado para el festival de febrero de este año; con lo que sumará tres presentaciones en ese máximo escenario de la canción.



Pero antes de Viña, este 11 de noviembre dará un concierto en la ciudad de Quillota; donde al mismo tiempo que un nuevo disco estrenará uno de los cinco estadios construidos en Chile para conmemorar el Bicentenario; y que será importante plaza para shows multitudinarios.



Chile es el cuarto mayor mercado de la región para conciertos masivos; este año ha habido 140 y en los próximos dos meses, habrá más de 35.



Y es que la era digital y la piratería ha hecho disminuir la venta de discos; y para no dejar de ganar dinero, los artistas deben salir de gira; y les gusta Chile porque los boletos se venden hasta en la mitad menos que en otros países; lo que favorece la demanda y escenarios repletos.



Fue para el concierto de Luis Miguel en 2003, cuando se vendió la entrada más cara para un recital chileno: alrededor de 110 dólares.



Ahora para cada uno de los cuatro conciertos que dará a mediados de noviembre, hay boletos de hasta 125 dólares.



Además de a su voz y encanto, el éxito de Luis Miguel se debe al cuidado que se pone en la preparación de sus conciertos, lo que hace que se transforman en verdaderos shows.



Los “detallitos” que hay que cuidar, incluyen ocho camiones para equipos de sonido de gran precisión tecnológica, luces, pantallas, videos, proyectores, telones, mariachis y bailarinas.



Luis Miguel llegará a Santiago el 16 de noviembre en su propio avión y con sus guardias de seguridad; que son parte de un equipo de 75 personas que lleva a sus giras internacionales.



Y ha pedido tener en su camarín botellas de vino tinto, dos tanques de oxígeno con sus respectivas mascarillas, toallas blancas de diferentes tamaños y texturas, seis roperos para su guardarropa, varios miniárboles, velas con olor a vainilla, un té orgánico que protege la garganta, y garrafones de agua de las Islas Fiji.



Cuando hace dos años dio en Chile cuatro conciertos para promover su disco “Cómplices”, lo acompañó su hija mayor Michelle Salas, cuya paternidad había recién asumido.



Entonces tuvo problemas al llegar a Santiago, porque trajo varios kilos de frutas que le fueron decomisadas; porque Chile como país libre de plagas, tiene estrictas normas sanitarias.