* La tarea legislativa
Por Gilberto Lavenánt
Mucho se ha discutido que la tarea legislativa, o sea la creación, reforma o derogación de leyes, debe estar a cargo o en manos de profesionales del derecho. Eso sería lo ideal.
Resulta lógico pensar que para que la tarea legislativa sea más eficiente, positiva y productiva, se requiere tener los conocimientos básicos del Derecho en general. Y quien mejor que un perito en Derecho, un Licenciado o abogado, que con base en su capacidad y experiencia profesional, conoce las necesidades de la materia, o las entiende.
El caso es que el cargo de legisladores lo ostentan personas que desconocen por completo la materia y entonces, opinan y hacen como que legislan, casi como tratar de adivinar o bien tomar decisiones en base a la famosa fórmula del “tin marin”.
Quienes se pronuncian a favor de que las cosas sigan como hasta ahora, dicen que es sumamente importante que quienes legislan, opinen o hablen representando al sector al que pertenecen, independientemente de que sepan o no lo más básicos sobre cuestiones legales. De ahí pues que los legisladores son dirigentes obreros, campesinos, mujeres profesionistas, líderes populares, y pocas veces profesionales del derecho.
En la XX Legislatura, de los 25 diputados que la integran, solo unos cuantos tienen estudios de Derecho. Carlos Murguía, Julio Felipe García, Juan Vargas Rodríguez, Rosana Soto, Ricardo Magaña, Máximo García y párenle de contar. Los demás, tienen que recurrir a su experiencia y a su sentido común.
En su defensa, se dice que para qué requieren conocimientos del Derecho, que para ello cuentan con asesores técnicos, no solo en cuestiones legales, sino en muchas otras materias, o bien pueden acudir a las diversas organizaciones de profesionistas.
Aún así, se presentan casos en que tal parece que los señores legisladores, independientemente de que carezcan de estudios sobre la materia del Derecho, hacen a un lado a sus asesores, o bien no los consultan, y pretenden legislar, en base a su pobre o nulo sentido común.
Para muestra, basta un botón. Como dicen por ahí.
El diputado Gregorio Barreto Luna, dirigente transportista, y ahora legislador, presentó una iniciativa de ley, en la que propone reformas a la legislación relativa al Registro Civil, de la que reconoce es una institución “…de alta prioridad para la administración pública y para la ciudadanía, pues permite que se hagan constar los actos o hechos relativos al registro civil de las personas físicas, mediante actas en que se consignen el nacimiento, reconocimiento de hijos, adopción, matrimonio, divorcio y defunciones”.
Sin embargo, en dicha iniciativa propone que se elimine el requisito de que para ser Director u Oficial del Registro Civil, se tenga Título de Licenciado en Derecho, argumentando que basta que sea una persona con grado mínimo de estudios, considerando que los actos que celebra y hace constar el Registro Civil, son de orden común, que no requieren un conocimiento especializado del derecho. Así de sencillo.
Evidentemente, “Goyo”, como se le conoce, precisamente por su falta de conocimientos en materia de Derecho, piensa que los actos que son materia del Registro Civil, como lo son el nacimiento de las personas, el matrimonio, las adopciones, son sencillos y quer no se requiere ser Licenciado en Derecho para entenderlos. Pero no es así.
El flamante legislador debería saber que precisamente el permitir que personas ignorantes del Derecho, tengan a su cargo el manejo de las oficinas del Registro Civil, ha ocasionado innumerables problemas en la vida de muchas personas, por anotaciones indebidas del nombre, o apellidos, o incluso al momento de la celebración de matrimonios o registro de adopciones.
No se trata de modernidad, ni de agilidad, o de ser prácticos, pero los actos que requieran de la intervención de profesionales del Derecho, deben estar en manos de estos su ejecución o registro. Hacerlo de otra manera, como en este caso lo propone Barreto, es un retroceso muy serio y lamentable.
Es responsabilidad de los demás legisladores, explicarle a este señor, que su propuesta es aberrante e improcedente y que antes de plantear absurdos como éste, que consulte a los asesores técnicos, que además para eso les pagan sueldo. Que lo desquiten.
Esto, es tan solo un ejemplo, pero ya que se presenta el caso, habría que estar al pendiente de que no se repitan, y sobre todo, que no lleguen a ser aprobados. Si el sistema político permite que la tarea legislativa esté en manos de ignorantes del Derecho, pues no hay que dejarlos solos, para que no cometan atrocidades.
Podríamos decir que “no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre”, pero eso no soluciona nada. Mejor, hay que estar al pendiente sobre la calidad y certeza de la tarea legislativa.
gil_lavenant@hotmail.com
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