* La otra Tijuana…
Por Gilberto Lavenánt
EEste viernes 24 de Septiembre, el Presidente Felipe Calderón, recibió una carta muy especial. La mayoría de los mexicanos no se percataron de ello, no solo porque no eran los destinatarios de la misma, sino porque no obstante que se dió a conocer a la prensa, los señores periodistas la matizaron y solo hicieron algúnas referencias relativas a su contenido. Extrañamente, no se percataron que en la misma, se hizo alusión a “la otra Tijuana”, la real, la que es totalmente distinta a la de las versiones oficiales.
La misiva la suscribe, José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas, de Human Rights Watch, una de las principales organizaciones internacionales independientes, dedicadas a la defensa y la protección de los derechos humanos.
La HRW, concentra la atención mundial en los lugares donde se violan los derechos humanos, dando voz a los oprimidos y exigiendo cuentas a los opresores, por sus crímenes. Sus investigaciones, rigurosas y objetivas, y su incidencia política, estratégica y focalizada, generan una intensa presión para la acción y aumentan el precio que hay que pagar por abusos a los derechos humanos.
En esta ocasión, en la carta a Calderón, se hace una amplia referencia a Tijuana. La misma ya debe haber circulado por el mundo entero. En estos momentos ya se sabe, cómo “se las gastan” aquí en la “ciudad más visitada del mundo”, la que colinda con San Diego, California, el Estado más prospero de la primer potencia económica mundial.
En ella no se dice que Tijuana sea modelo de seguridad pública, como lo presumió recientemente el Presidente Calderón, cuando dió posesión a José Francisco Blake Mora, como Secretario de Gobernación, y días después, cuando en uno de sus “Diálogos por la seguridad”, se reunió con varios Alcaldes y en especial con el de Tijuana, Jorge Ramos Hernández, quien presumió la nueva “realidad” que se vive en esta frontera. Una realidad ilusoria, fantasiosa, producto de la imaginación de los políticos. Todo lo contrario.
Una Tijuana, que no coincide con la que se describe en la carta de HRW y de la que nos permitimos hacer, al menos, una breve síntesis.
Para empezar, advierte que Tijuana, “…no es un modelo de seguridad pública”. De manera tajante señala que “…las investigaciones de Human Rights Watch demuestran que Tijuana está lejos de ser un modelo de operativo de seguridad pública”.
Explica que en abril, realizaron una misión de investigación en Tijuana y recibieron denuncias creíbles de uso sistemático de tortura por el Ejército, en más de 100 casos, desde el año 2009, inclusive de personas que presuntamente habrían sido detenidas de manera arbitraria, transportadas a bases militares y torturadas con el fin de obtener confesiones falsas.
Hace hincapié en que “…Las tácticas de tortura descritas, responden a un patrón: según las víctimas y sus familiares, quienes les interrogaban, les vendaban los ojos, los golpeaban, les aplicaban descargas eléctricas en los genitales, amenazaban con matarles y los asfixiaban colocándoles bolsas de plástico en la cabeza”.
“Durante la detención y los interrogatorios, las autoridades no informaron a las familias de los detenidos sobre su paradero”, señala, a la vez que observa que “…En varios casos, las víctimas afirmaron que las autoridades civiles colaboraban durante los abusos”.
Entonces, sin mencionar el nombre de Leyzaola o del Alcalde Jorge Ramos, refiere que : “…A conclusiones similares ha llegado la Procuraduría de Derechos Humanos de Baja California” y explica : “…en un exhaustivo informe publicado en agosto de este año concluye que, en agosto de 2009, cinco personas fueron detenidas en forma arbitraria por un grupo de policías, quienes las mantuvieron incomunicadas, las torturaron y prefabricaron evidencias”.
“El informe comprobó –indica- que el jefe de la policía municipal –o sea Leyzaola-no sólo estuvo presente durante las torturas, sino que asfixió personalmente a una de las víctimas colocándole una bolsa de plástico en la cabeza y le propinó varios golpes”.
Lamentó que “…En lugar de usar esta información para abordar y procurar solucionar el problema, el jefe de policía desestimó los descubrimientos de la procuraduría y señaló que existían "intereses oscuros" detrás de la investigación”.
De Ramos Hernández dijo que “..El alcalde de Tijuana, por su parte, advirtió que "no sean utilizadas instituciones defensoras de derechos humanos por delincuentes que roban la tranquilidad a la población".
Las “hazañas” de Leyzaola, avaladas por el Alcalde Ramos Hernández, ya dejaron de ser simples “leyendas urbanas”. Hoy sirven de base para describir la otra Tijuana, la distinta a las versiones oficiales y que ahora se conoce en el mundo entero. La Tijuana real, la que no es ejemplo de seguridad. De ninguna manera.
Dada su “internacionalización”, Leyzaola incrementará sus pretensiones. Quizás lo deseen contratar en algún país que viva bajo una dictadura, donde requieran un jefe policiaco “valiente”, arbitrario y torturador. Con esas “cartas de recomendación”, seguro lo contratan.
gil_lavenant@hotmail.com
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