* Los empresarios
Por Gilberto Lavenant
Los empresarios, son individuos de cuidado. No porque sean peligrosos, socialmente. De ninguna manera, sino porque en su mayoría son extremadamente cuidadosos en lo que hacen. No dan paso sin huarache, podría decirse.
Los empresarios, logran alcanzar el éxito, porque son exigentes. Incluso hasta con ellos mismos. No toleran la mediocridad, ni la improvisación. Sus actividades las basan en una serie de principios, como aquel de lograr la máxima utilidad o beneficio, con el menor esfuerzo.
Si ofertan un empleo, buscan o tratan de contratar a quien realmente tenga el perfil requerido o necesario para el área a atender. Las recomendaciones o las simpatías, salen sobrando. Si de curriculums se trata, no se van con la finta, verifican, consultan, prueban.
Por regla general, los empresarios no se meten al terreno de la política. Al menos no a la política partidista. Simplemente reclaman de los políticos, eficiencia, honestidad, claridad y legalidad en sus actos. Hasta ahí.
Pero no acostumbran agarrar partido, ni mucho menos pronunciarse abiertamente a favor de tal o cual candidato. Total, son prácticos, saben que la política es caprichosa, que es un terreno resbaladizo y que finalmente tendrán que tratar con quien gane y llegue a la función pública, aunque no sea de sus simpatías, ni militante del partido de sus amores.
Por todo ello resulta extraño que un grupo de empresarios tijuanenses se pronunciaran abieramente a favor del jóven Carlitos Torres Torres, candidato panista a la Presidencia Municipal de Tijuana y prácticamente le dieran la espalda al empresario y candidato priísta Carlos Bustamante Anchondo.
Y resulta extraño que, siendo empresarios, le apuesten a un jóven sin experiencia empresarial, en lugar de a un empresario con harta experiencia en el ramo, con el que posible o presumiblemente se entenderían a las mil maravillas, pues hablarían el mismo idioma. Esto, independientemente del partido al que pertenezcan.
El gobierno municipal es una empresa, una empresa de carácter público, no privada, que pertenece a todos los tijuanenses. De ahí entonces que la elección o contratación de quien deba ser algo así como el gerente general, es una tarea de mucha responsabilidad. Así como en sus empresas son muy exigentes, los empresarios también lo deberían ser, y quizás mucho más, cuando se trate de pronunciarse a favor de tal o cual invididuo para que gobierne Tijuana.
Seguramente esos empresarios no contratarían a un jóven inexperto, para que maneje alguna de sus empresas. De ninguna manera. Por eso resulta extraño que digan que Carlitos es la mejor opción para Tijuana. Al menos desde la perspectiva empresarial.
Y no es que Carlos el empresario sea lo máximo, pero en el terreno empresarial no hay punto de comparación. Al menos en ese terreno, no la hay.
¿Será acaso que, al fin y al cabo empresarios, consideran más fácil hacer negocios con quien no tiene experiencia, que con quien sí la tiene ?
¿Pretenderán constituirse en el poder tras el trono, al menos en materia empresarial ?
Si es cierto, los empresarios, como cualesquier otro ciudadano, son libres de adherirse al partido político que mejor les acomode a sus ideales y de apoyar o pronunciarse a favor del candidato que más les simpatice.
Pero eso de que lo hacen de manera apartidista, nadie se los cree. Que no les de pena. Lo pueden decir abiertamente que aunque no son políticos, intentarán serlo. Que aspiran a llegar al gobierno, para hacer negocios. Total, si los políticos, sin ser empresarios, hacen negocios, ¿ellos, por qué no?
Para empezar, deben saber, perfecta y ampliamente, que la política es una de las actividades más desprestigiadas, que se le conoce como aquella en la que hay que aprender a tragar estiércol, sin hacer gestos y en la que los principios que guian a toda actividad empresarial, salen sobrando, pues los de la política son totalmente contrarios a la eficiencia, capacidad, experiencia, honestidad y claridad.
Así es que los señores empresarios, Ascan Lutteroth, Francisco Rubio Cárdenas, Roberto Quijano, Jacobo Ackerman, Enrique Gamboa Núñez, Rafael Liceaga y otros más que bajo la denominación de Ciudadanos en Positivo, hacen su ingreso formal a la política, adhiriéndose a la candidatura de Carlitos Torres Torres, adelante en su debut como políticos. Ojalá le den un matiz distinto a esta tan desprestigiada actividad, aunque su arribo no está muy claro, ni parece tener un sustento sólido. Y, ya saben, hay que aprender a tragar… sin hacer gestos.
gil_lavenant@hotmail.com
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