Por Abraham Salcido Bastidas
El pleito entre el alcalde Hugo Torres y el ex alcalde del PAN, Antonio Macías, ha traspasado las fronteras del odio entre ambos y ha minado el ánimo de los rosaritenses que quieren progreso y no reyertas sin sentido.
Los medios de comunicación han dado cuenta de múltiples acusaciones que los dos se han hecho, metiéndose a terrenos oscuros como financiamientos de campañas políticas por parte de la delincuencia organizada y corrupción en el gobierno.
El alcalde Hugo Torres, le ha dedicado una buena parte de su tiempo a defenderse y a lanzar severas críticas a Macías Garay, desperdiciando el valioso tiempo que tiene para enderezar el barco de su administración pública que no goza de una buena evaluación.
Macías Garay, también estuvo al frente del gobierno de Rosarito, hasta el momento no le ha importado el buen desarrollo del mismo al contrario ha optado por el camino del enfrentamiento verbal acompañado de una preocupación por su carrera en la política.
Dos personajes que en tiempos anteriores alzaban la copa y festinaban triunfos, acuerdos, logros y buenaventuras ahora escenifican el cuadro más patético de una ciudad que requiere que alguien le alce la moral.
El turismo en ruinas, la gente sin empleo, los negocios cerrados por falta de visitantes, grandes centros transnacionales que siguen tronando negocios familiares, inseguridad, adicciones, no se resuelven cuando tienen a una autoridad enfrentada sino al contrario se hunden más.
Vale la reflexión: Sí el alcalde Hugo Torres tiene pruebas de Macías Garay de relación directa con el narcotráfico que las interponga en la PGR y si es culpable que el castigo sea ejemplar y si Macías Garay tiene pruebas de corrupción del alcalde Hugo Torres que vaya a la PGJE y si también es culpable que pague las consecuencias.
Si ninguno tiene pruebas de las que se han acusado en múltiples ocasiones, que opten por no dividir más a Rosarito, no dividir ni escandalizar más a la ciudad y que ambos se pongan a trabajar por la ciudad, los dos tienen una deuda, porque Rosarito les ha dado mucho.
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