Por Teresa Gurza.
¡FELIZ 2009!
Y al abrazarse la Noche Vieja recuerden, que para corregir una pequeña anomalía entre los relojes y el tiempo astronómico que está basado en la rotación de la Tierra, el año que se va tendrá 61 segundos más; lo que alcanza para dar un abrazo extra, a quien más se quiera. .
Además de en las compras y festejos relacionados con esta temporada en los que tanto queda de manifiesto la desigualdad, la mayor parte de las familias chilenas pasaron los últimos días preocupadas por la Prueba de Selección Universitaria, que es el test de admisión que deben dar el mismo día los interesados en ingresar a alguna de las universidades de este país del Cono Sur. Al revés de lo que sucede en México donde cada instituto de educación superior tiene su propio examen, en Chile la PSU es para todos. Y también en los resultados de este examen estuvo presente la desigualdad, porque los colegios privados sacaron un promedio de 607 puntos en las pruebas de Matemáticas y Lenguaje, mientras que los liceos públicos promediaron 457 puntos; 150 puntos menos. Y bastante más lejos de los puntos obtenidos por los estudiantes de los cinco municipios de la zona más rica de Santiago; en donde se concentró el 45 por ciento de los puntajes nacionales, ya que ahí viven 103 de los 229 muchachos de mejores calificaciones. Este es el sexto año que la PSU se aplica; se rinde los primeros días de diciembre de cada año; abarca los ramos de Lenguaje, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias; y los resultados se dan a las 12 de la noche del día 22 del mismo mes. Hasta entonces dura el nerviosismo de los familiares de los jóvenes aspirantes a ser universitarios, porque hasta entonces se sabe si obtuvieron los puntos necesarios para optar por la universidad y la carrera elegidas. Las más ansiadas son la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica; pero quienes no tienen el puntaje necesario, deberán irse a otras de menor prestigio y requerimientos. Los que obtienen el máximo de 850 puntos, o cerca de esta cifra, son tratados casi como héroes. Se les dice "Puntajes Nacionales"; parientes y amigos felicitan a los padres; sus fotografías y semblanzas se publican en primera plana de los diarios; salen en televisión; y las universidades se los pelean tanto, que para ganarlos les ofrecen becas y premios. Aunque un hecho positivo es que decenas de miles de los más de 277 mil alumnos inscritos para la PSU, procedan de hogares en los que los padres apenas si terminaron la educación media, la brecha educacional en lugar de acortarse, este año se amplió en 10 puntos. Las cifras de la PSU muestran que el 20 por ciento de los estudiantes cuyas familias tienen ingresos de más de tres mil dólares al mes, sacó sobre 700 puntos.Y que casi el 94 por ciento de los egresados de establecimientos privados tuvo por lo menos 450 puntos en las pruebas de Lenguaje y Matemática, que es el piso mínimo que exigen las 25 mejores universidades agrupadas en el Consejo de Rectores. Mientras que 41 mil 701 de los casi 100 mil alumnos de colegios públicos que dieron la PSU, no podrán postular a las universidades tradicionales. Pero por supuesto hay excepciones; y entre los muchachos de familias con pocos recursos, sobresalió Sebastián Obando de 18 años y a quién por su parecido con el nuevo presidente de Estados Unidos, sus amigos llaman El Obama, porque sacó el máximo posible en Matemáticas, 850 puntos. Pero lo que no cambió es que al igual que en los últimos años, los hijos de las familias más pobres obtuvieron los peores resultados. Por eso, en Chile y en otros países se deberá seguir buscando la solución al problema de qué hacer, para que los más pobres entren en las universidades sin que disminuya el nivel académico de los planteles.
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