Por J. Antonio Aspiros V.
Muchos se enteraron por la película con siete años de retraso. Otros lo supieron cuando sucedió, hace cuatro décadas, por pequeñas notas en los diarios, y pocos recordarán ahora aquel caso de un sacerdote pueblerino que azuzó a su feligresía contra un grupo de fuereños, acusados de ser estudiantes -grave falta entonces- y martirizados por aquellos fanáticos.
Debido a los sucesos en la ciudad de México desde que inició el movimiento estudiantil, los habitantes de San Miguel Canoa, en el estado de Puebla, creyeron que su modesto poblado estaba siendo invadido por “agitadores” e, instigados por el cura, asesinaron a quienes sólo buscaban refugio para pasar la noche.
De acuerdo con versiones periodísticas de aquella época, el sábado 14 de septiembre de 1968 varios trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla fracasaron en su intento de subir al cerro La Malinche debido al mal tiempo, y buscaron posada en el pueblo de Canoa porque ya no había transporte para regresar a la Angelópolis. El campesino Lucas García fue el único que les ofreció su casa, y le costó la vida.
Cuando los malogrados excursionistas de fin de semana ya estaban alojados, sonaron las campanas del templo y por un micrófono alguien informó que un grupo de comunistas se encontraba en el lugar para alterar el orden y hasta se proponían izar una bandera rojinegra en la propia iglesia.
Con armas blancas y de fuego, unos dos mil habitantes de Canoa marcharon a la casa de Lucas García para exigir la entrega de los desconocidos, y rechazaron las explicaciones del campesino a quien sacrificaron a machetazos para luego quitar la vida o herir a varios de sus acogidos. “Los cuerpos… quedaron destrozados y no era posible reconocerlos”, relató el corresponsal de Excélsior, cuya nota se publicó al día siguiente de los hechos.
Según la versión tardía pero más completa de El Heraldo de México, los otros muertos fueron Ramón Gutiérrez y Jesús Carrillo, empleados de la UAP, así como Odilón Sánchez Islas, empleado de las instalaciones olímpicas, quien había llegado del DF a Puebla para unirse con sus amigos en esa fatal excursión.
“Milagrosamente escaparon con vida -dice la nota- Julián González Báez, Alberto Rojano Aguirre, Pascual Romero Pérez y Miguel Flores Cruz, este último fingiéndose muerto después de recibir un machetazo en la cabeza, y se le internó en el Hospital Guadalupe” de la capital poblana.
Pronto fueron identificadas por la Policía Judicial de Puebla “las personas que a través del aparato de sonido (…) azuzaron a los moradores del pueblo a linchar al grupo que, según ellos, se componía de estudiantes universitarios comunistas”, informó posteriormente El Día, que dio los nombres de Pánfilo Cepeda, Sebastián Manzano, Aurelio Cepeda, Miguel Monarca, Andrea Arce y Sebastián Cepeda como “los principales instigadores del linchamiento”.
Empero, detrás de ellos estaba la intervención radicalizada del cura del lugar, que de acuerdo con investigaciones posteriores que se narran en la película “Canoa”, recibió como único castigo su traslado a otra población.
La cinta -que le dio fama a ese trágico suceso- fue dirigida por Felipe Cazals en 1975 y en ella actuaron Enrique Lucero, Salvador Sánchez, Ernesto Gómez Cruz, Rodrigo Puebla, Arturo Alegro, Jaime Garza y otros, con guión de Tomás Pérez Turrent y fotografía de Alex Phillips Jr.
TEXTO PUBLICADO POR EL PERIÓDICO ‘SEMANARIO 24’ EN SU EDICIÓN DEL 1 DE SEPTIEMBRE DE 2008.
Felicidades como siempre, en hora buena!!!
ResponderEliminar!!Excelente pelicula,la primera vez que la vi me dieron ganas de aventar un misil al pinche cura y sus fieles enajenados no cabe duda religion +television alcohol y verbo sometes a la gente que no tiene cultura...
ResponderEliminarMuy buenas actuaciones de Enrique Lucero,Ernesto Gomez Cruz Y todos en general los efectos las pistas de la lluvia.....