Por Julio Pomar
Contra los cálculos alegres de sus organizadores de la derecha, la marcha de los que iluminaron México la noche del sábado 30 de agosto, no fue todo lo que de ella esperaban: un acto de fuerza derechista (clasemediero y de la high society contra fuerzas del pueblo y de la izquierda) por el cual pretendían borrar del panorama a las segundas, bajo el grito de “somos más”.
Fueron muchos los que participaron de buena fe, en gran proporción debido a la intensa preparación que se dio desde los medios del duopolio, el oligopolio radial y la mayor parte de la prensa empresarial al servicio de este gobierno, escandalizados y atemorizados por la ola de violencia incontrolable que se ha desatado en el país entero.
Pero los que marcharon no resultaron muy obedientes a la intención manipuladora de los organizadores yunquista-calderónicos, que era la de echarle la culpa a Marcelo Ebrard y hasta a Andrés Manuel López Obrador del desasosiego que se vive en México por la criminalidad rampante. Se les salieron del huacal. La frase del empresario Alejandro Martí, padre de una infortunada víctima de secuestro, soltada en la reunión oficial de la semana pasada sobre seguridad, atravesó las filas de los concurrentes y se apoderó de éstos: “Si no pueden, renuncien”, con dedicatoria a los funcionarios que “dirigen” la lucha contra la inseguridad, frase que fue coreada a cada instante de la marcha de las veladoras.
O sea, la “pirruriza” se les alebrestó a los derechistas con esa frase, que caló muy hondo, por lo que se advierte. La realidad se les impuso a las clases medias participantes --favorecida por el hecho de gritarla en el anonimato de la multitud-- a quienes regularmente no piensan en términos selectivos de política. Para esa masa simplemente hay inseguridad y hay un gobierno que no sabe y no puede acabar con ella ni con el crimen, organizado o desorganizado, que promueve los crímenes. Hay horror ante la inseguridad. Así que “si no pueden, renuncien”.
No hubo distingos entre izquierdas o derechas. El mensaje fue para todos, para todos sin excepción, los funcionarios que “no pueden”. Eso no era lo que esperaban los yunques y la señora Morera, cabeza visible del “México unido contra la delincuencia”, en rigor un membrete tras el cual se escuda el fascista Guillermo Velasco Arzac, ya que él lo creó. Esperaban una andanada contra Ebrard y Obrador. No les salió. No le atinaron. Se les revirtió contra quienes pretendían defender, es decir, Calderón y sus cuates. “Si no pueden, renuncien”, les dijo la gente. Y eso se sumó a la versión creciente de que Calderón no terminará su mandato sentado en la silla.
Con ello se volvió más aguda y más evidente la ineptitud de Calderón y de sus funcionarios incapaces de proteger vida y bienes de los ciudadanos. Claro que algo les tocó a los gobernantes capitalinos, pero el hecho es que los iluministas del sábado se lanzaron contra todos los funcionarios ineptos, no hicieron distingos entre que si son del DF o si lo son del poder federal, sino contra todos. Y en estricta lógica en su mayoría son los federales, ya que es en su ámbito, toda la República, donde ocurren los atentados, los secuestros, los asesinatos, los degollamientos, los desaparecidos, las guerras entre bandas, los asaltos a oficinas policiacas, etc. Así que el “si no pueden, renuncien” fue un tiro que les salió por la culata, como en la carabina de Ambrosio, a los yunques y legionarios de Cristo.
¿Qué irán a hacer ahora las autoridades federales cuando la masa de iluminados se les salió de control a los organizadores, o iluminadores, que contaron con el apoyo absoluto de los medios, de la iglesia católica, de los empresarios de derecha? Lo más seguro es que tratarán de esconder el hecho de que los iluminados les salieron respondones a sus chaperones yunquistas, como ya lo están intentando esconder en la pestífera selva mediática. Iban por todo y sólo sacaron a la calle a una masa que, sin consultarles, se les fue por la respondona gritería del “si no pueden, renuncien”. No saben los aprendices de brujo del gobierno controlar a los diablos que ellos mismos sueltan. Que esta sea una lección para siguientes experiencias, es lo que desea la nación.
Por lo pronto, les salió respondona la iluminada manifestación o marcha, contra sus perversos designios facciosos.
pojulio2@gmail.com.
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