Una neoyorquina llamada Ivy St. Ive aprovechó el furor que despertó el Pókemon Go a nivel mundial para ser la primera en "vender" sus servicios como experta en cazar las criaturas digitales de Nintendo.
Los interesados debían darle sus nombres de usuario y contraseñas en Pokémon GO y pagarle 20 dólares por hora, con un máximo de 4 horas al día. Esta joven periodista de 24 años, quien se jacta de ser "una nerd confesa de Pokémon", ingresaría con esos datos y atraparía a cuanta criatura encontrara en parques, plazas, museos y cementerios, además de registrar las poképaradas de su ruta. Todo mientras sus empleadores no podían despuntar el vicio.
Pero si prominente carrera de cazadora profesional de pokémones duró menos de lo esperado, ya que se encontró con dos grandes problemas. Una vez que registró su solicitud de trabajo en la base de datos del sitio Craiglist, Ivy recibió un sinfín de peticiones de parte de fanáticos que hicieron imposible cumplir.
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