Por Gilberto Lavenant
Durante el actual proceso electoral, las campañas de los candidatos a diputados federales, se desarrollan durante un período de 60 días.
Iniciaron el pasado 5 de abril, en circunstancias sumamente especiales. Una nueva ley electoral, con nuevo organismo y nuevas reglas, que los políticos han batallado para entender y mucho más para asimilarlas. Sin recursos económicos y con un exagerado rechazo de la ciudadanía hacia los políticos en general.
Los partidos políticos, enfrentaron la disyuntiva de postular políticos considerados como “cartuchos quemados”, o ciudadanos dispuestos a participar, para promover un cambio en la política, o simple y sencillamente quedar sin representación en la contienda.
Total, terminaron presentando fórmulas “tutifruti”, utilizando “retazos”, o sea políticos no tan “quemados”, algunos de ellos no tan conocidos, y ciudadanos no solamente desconocidos, sino también desconocedores de la política.
Así, las campañas iniciaron con tanta frialdad, que ni siquiera se percibían. El recuerdo de las campañas de antaño, a nivel de fiestas de rancho, con pintado de bardas, mantas colgadas por toda partes, espectaculares, volantes, banderolas, obligaban a considerar que ahora, definitivamente, no había campañas.
Después se supo, que los candidatos de casi todos los partidos, andaban “a la buena de dios”. Como indigentes, mendigando votos. Y de paso una torta y un refresco, porque ellos no traían, ni para sus chicles.
Esto, no preocupó a la ciudadanía, que lo que menos quiere es ver a los políticos tocar a las puertas de sus casas y escuchar un rollo, plagado de promesas que nunca cumplirá. Pero sí, a más de uno llamó la atención el no ver, ni escuchar, a ningún candidato. Eran como meros fantasmas. Hubo quienes hablaban de ellos, pero la mayoría no los había visto.
Los observadores políticos, insistían en que las campañas estaban sumamente frías. Pocos estuvieron en conocer las causas de ello. Pocos se enteraron que la razón principal era la falta de dinero.
Sin dinero, no podían comprar, ni camisetas, para sus brigadas de promoción del voto. No podían comprar banderolas, ni mucho menos espacios publicitarios. Las lonas cuestan. Los folletos cuestan. Los spots en medios electrónicos y espacios en medios impresos, cuestan. Sin dinero, era lógico que no contaran con los medios para proyectar su imagen.
Muchos de los candidatos, recurrieron al apoyo de amigos y familiares. Hacían “coperachas”, para pagar la gasolina de sus medios de transporte. Incluso para comprar una torta y una soda para los integrantes de sus brigadas. Por eso estaban frías las campañas.
Además, no lograban “calentarlas”, por el marcado rechazo de la ciudadanía respecto de los políticos. A algunos de ellos, les dieron hasta con la puerta en la nariz. Otros, recibieron una “carretonada” de insultos.
Los únicos que pudieron más o menos salvar la situación, fueron los candidatos que efectivamente no son políticos. Aún así, para vencer la resistencia de la ciudadanía, tuvieron que hincarse y persignarse, jurando que ellos también son ciudadanos. Que también repudian a los políticos.
Para su desgracia, 60 días de campaña, son totalmente insuficientes, para tratar de recorrer la enorme cantidad de fraccionamientos y colonias de cada distrito electoral, con más de 300 mil electores. Algunos inaccesibles e inseguros.
Desconocedores del terreno electoral, sin una estructura de apoyo, sin asesores, sin medios de transporte, hicieron lo que pudieron y todo fue insuficiente para trascender. Lo más que pudieron, fue inundar las redes sociales. Aunque muchos ciudadanos, no tienen acceso a internet. A duras penas comen. Difícilmente pueden pensar en tener una computadora.
Las campañas concluyen el miércoles 3 de junio. Faltan 27 días para ello. No es mucho, para lo que les falta. Sin embargo, ya se empiezn a calentar los ánimos. Ya se empeizan a escuchar las denuncias o señalamientos por supuestas faltas a la legislación electoral.
Lo más grave, lo ocurrido en días pasados. La candidata panista Jackie Nava, fue apedreada por desconocidos, junto con sus brigadistas, en la Calle Lomas de la Amistad, en la colonia Reforma. Dicen que tres personas resultaron lesionadas. Como siempre pasa, la policía, ni sus luces. Llegaron tarde, cuando los agresores ya habían desaparecido.
No se puede decir que tales hechos, enciendan la alerta roja. Pero sí al menos, que se prenden las luces amarillas, las preventivas. Aunque Baja California, no tiene comparación con otras entidades del país, en materia de inseguridad, cabe recordar aquello de “más vale prevenir, que lamentar”.
Antes de que ocurra una desgracia, todas las corporaciones policiacas, e incluso el ejército, deben redoblar esfuerzos, al menos durante lo que falta de las campañas políticas, para evitar que ocurran hechos de mayor gravedad.
Y habría que observar, que la agresión a la boxeadora, ahora metida a política, no precisamente es un hecho partidista. A los delincuentes, les desagrada que se metan en sus terrenos. Prefieren que las zonas en las que viven, sean consideradas de máxima inseguridad, para que ni la policía se interne en ellas. Los focos amarillos, ya se encendieron.
gil_lavenants@hotmail.com
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