Según el Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual ) de Chile, a Portella le prohibieron usar las dependencias para mujeres y le subieron arbitrariamente los precios.
Explicó que el gerente del local "me citó a su oficina junto a sus asistentes. En dicho lugar, me señaló que el nombre que aparece en mi cédula identidad no correspondía a mi apariencia, mirándome con cara de asombro y rechazo. Dijo que mi inscripción como mujer suponía un error, y que dado que mi sexo legal era masculino yo debía ocupar los camarines asignados para los hombres".
"Totalmente humillada, y siendo impracticable usar el camarín de hombres ya que mi aspecto físico corresponde por completo al género femenino, la única alternativa que se me ofreció era cancelar mi suscripción y devolverme el dinero, lo que finalmente acepté", relató a una web chilena.
El abogado del Movilh, Alan Spencer, indicó que en la demanda se exige que la empresa pague una multa de más de tres mil dólares.
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