Por Gerardo Diaz Valles
En esta ocasión no llego a tiempo a la sesión de cabildo el “Licenciado Trinquetes”, famoso por sus “copy pastes”, por lo que el regidor Maximiliano García se sintió más perdido que de costumbre y expreso su consabida muletilla: “no entiendo bien, pero si alguien me lo explica”, luego pensó para sí “en donde estará este cabritón para que me asesore y me saque del atolladero”, pero se sintió mejor cuando el alcalde Silvano Abarca le pregunta con un dejo de chamaqueo “y como va tu calle Distrito Federal?”, “bien señor alcalde, bien”.
Apechugo el dócil edil con enorme parecido al Peje, pero sin su famoso gallito en la coronilla de su cabeza blanqueada. Y es que el “horno no está para bollos” dirían los Panaderos, cuando el grupo de los Chipilones (PANAL, PRD, PVM, PES y MV) es jaloneado desde hace días al interior de Palacio Municipal, al revertirse aparentemente los papeles. Sobre todo desde que fue ungido como el nuevo Tesorero Municipal Juan Carlos Romero Romerito, ligado al Cacique quien a su vez es considerado “La Mano Que Mece al Gobierno”, y este les espetara bien clarito: “Antes como antes, ahora como ahora” famoso dicho Yaqui. Los integrantes del consabido grupo extrañaron mas que nunca los tratos mimosos que les daba Gerardo Rocha, pero este se les enfermo y debió pedir su relevo, porque la verdad esta difícil sacar a flote el barco de las finanzas del Ayuntamiento de Rosarito. El propio alcalde Abarca Macklis, quien aclara no tener relación alguna de parentesco ni mucho menos, con el alcalde prófugo de Iguala en el estado de Guerrero de nombre José Luis Abarca, pero esa es otra historia mas macabra, les advirtió a los ediles rosaritenses que de aquí en adelante se costearan sus viajes y francachelas y sus gastos ejercidos que no sean comprobables, los van a tener que regresar”. En esta el Secretario General Fernando “Matute” Serrano, les cambio la tortilla y a su estilo voluble y manipulador se reía al considerar que es el que pone las zanahorias para que los suatos las muerdan. Poco antes la situación estaba perdida, lo que se pudo constatar en la mirada distante del regidor Carlos Gabriel Ortega, a quien algunos le dicen “El Pelicano” y este alcanzo a reprocharles a sus colegas que hicieran lo que quisieran pero que lo hicieran bien y que asistieran a las juntas de comisiones para luego “no tener que exponer aquí. Y así la cosa siguió con frases como “con todo respeto regidor” o “usted me hizo una alusión y le contesto”. El ambiente tenso estuvo a punto de hacer llorar de nueva cuenta a la inefable regidora Lilia “Dulce Pony” Huerta Ameca, quien fiel a su estilo les dijo a sus compañeros que también hicieran lo que quisieran pero que luego no la anduvieran enfadando con pedirle su voto de consentimiento para tal o cual cosa: “Yo solo les pido que mi trabajo no se vea estropeado por la agenda de otras personas”, alcanzo a decir la ex conductora de la Barra Infantil para un canal local de TV, pero ya tenía esa mirada vidriosa que conmueve al más pintado. Fue entonces cuando el reportero Javier Malacara, se apuro a tomar una grafica “a quemarropa” del momento, cuando el otro regidor que tenia a sus espaldas, Eligio “El Gerber” Valencia López, abrió tamaños ojos, como sorprendido por la situación. El golpe ya estaba dado, mientras los sainetes, jaloneos y discusiones estériles, bizantinas siguen marcando ya no el destino, menos el rumbo, sino el ambiente de las sesiones de cabildo del actual ayuntamiento. Tan grotesco como la descripción de esa escena de la famosa fabula “La Rebelión en la Granja”. Un cuento que hace burla contra los gobiernos montados en la intolerancia, la represión y la descarada manipulación. Todo parecido con esta brevísima historia sobre todo en lo grotesco, es claro está, pura maldita coincidencia.
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