Por Gilberto Lavenant
Para muchos, el panista César Alejandro Monraz Sustaita, era el mejor “gallo azul”. Bueno, lo era.
Lo consideraban garantía de triunfo en cualquier contienda.
No obstante, su preparación era un tanto especial. Dentista, por la UABC y Licenciado en derecho, por la Universidad Tijuana.
De lo más destacado, de su curriculum, fue regidor en el XIII Ayuntamiento de Tijuana, diputado local en la XVI Legislatura Estatal y diputado federal en la LVIII Legislatura Federal.
Solo le faltaba la alcaldía de Tijuana. Los comicios del 2012, parecían ideales para lograr esa meta.
Casi se moría de risa, cuando se enteró que su rival por la Presidencia Municipal de Tijuana, lo sería el priísta Jorge Astiazarán Orcí. Daba por hecho, que prácticamente ya era Alcalde.
Y hacía la comparación. Decía que Astiazarán era novato en cuestiones políticas. Que él, se lo llevaba de calle. Que él era “una chucha cuerera”.
No se imaginaba, que el Phankismo, haría su debut en dichos comicios. Kikistas y hankistas, negociaron. Los kikistas querían que Kiko Vega fuese Gobernador. Los hankistas, que no lo fuera el candidato priísta, Frenando Castro Trenti.
Intereses un tanto extraños, dieron un maridaje, hoy identificado como Phankismo. Cada cual, logró su propósito. Kiko ya es Gobernador. Castro Trenti se quedó tirado en la lona, en el camino hacia la gubernatura.
Los resultados electorales, no dejaron dudas de que hubo una confabulación. Un pacto traidor.
En la contienda por la gubernatura, Kiko logró 442 mil 868 votos. Fernando, apenas 417 mil 909. La diferencia fueron 24 mil 959.
Curiosa o coincidentemente, casi la misma diferencia entre los candidatos del PRI y PAN a la alcaldía de Tijuana. Astiazarán con 198 mil 714 votos. Monraz, solamente 175 mil 54. La diferencia, 23 mil 660.
Cualquiera podría decir que fue una operación matemática. Quienes votaron a favor de Kiko, por la gubernatura, votaron a favor de Astiazarán, por la alcaldía de Tijuana. Solamente 1 mil 299 electores, “equivocaron las instrucciones”.
El caso es que, por fraguar la derrota electoral de Castro Trenti, kikistas y hankistas, “se llevaron entre las patas” a Monraz. Quien fuera el mejor “gallo azul”, quedó tirado en la arena electoral, todo aporreado.
Compensando el “sacrificio”, al arribar a la gubernatura, Kiko Vega designa a Alejandro Monraz, como Director del Instituto Estatal de Vivienda. Si decía ser capaz de gobernar a Tijuana, pese a las múltiples carencias sociales y las raquíticas finanzas municipales, operar un organismo descentralizado, sería algo así como un juego de niños.
Sin embargo, apenas un año al frente del IVE, ha demostrado que Monraz no es lo que presumía. Que, como dicen vulgarmente, “el león, no es como lo pintan”.
Si hubiese llegado a la Alcaldía de Tijuana, Monraz ya se hubiese vuelto loco. Quizás hasta se hubiese dado un tiro en la cabeza y la ciudad estaría “patas pa´arriba”.
Cuentan que el “exgallo azul”, “enseñó el cobre” de inmediato. Que gastó los recursos de la institución a su cargo, armando un proyecto para implementar un programa de financiamientos, que al final de cuentas no fue aprobado.
Sin embargo, gastó recursos en los preparativos del proyecto, para lo cual incluso contrató personal de confianza. Eso agudizó la crisis financiera que enfrentaba el Instituto de Vivienda, lo que trascendió cuando apenas le alcanzó para pagar el 50% de los sueldos y los trabajadores salieron a la calle a reclamar el pago completo.
Se hablaba de que era inminente la renuncia, o el cese fulminante, de Monraz. Que el Gobernador, Kiko Vega, estaba sumamente decepcionado y molesto. No solamente por su ineficiencia administrativa, sino porque no fue capaz de preveer las consecuencias.
Tuvo que intervenir de emergencia el equipo cercano de Kiko. No solamente aportando recursos económicos, para cubrir lo adeudado, sino para tratar de justificar, al menos mediáticamente, los errores de Monraz.
Los que tal parece no se salvarán, son quienes se agregaron a la nómina del IVE, para hacerle la chamba a Monraz. Ni modo, hay que regresar las entradas.
El enorme tropiezo de Monraz, es “la comidilla” en las oficinas públicas. En especial las del gobierno municipal , donde cuestionan : ¿cómo estarían las cosas, si Monraz fuese el alcalde de Tijuana?
Lo dicho, no es lo mismo presumir, que ser. Hay quienes, no son capaces de demostrar, que “como roncan, duermen”.
Hoy, el “gallo azul”, ya no quiere oír hablar de nuevas elecciones. En especial, porque ya nadie le va a creer, que es mejor que cualquiera que le pongan enfrente. Hasta los novatos de la política, lo pueden “bailar”.
Hoy, el llamado “gallo azul”, es un triste “gallo desplumado”.
gil_lavenants@hotmail.com
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