En la víspera de la renovación de las dirigencia priísta estatal, se ha desatado un bochornoso pleito callejero, entre representantes de las dos principales fracciones del PRI en la entidad, la de los hankistas, encabezada por Jorge Hank Rhon, y la de los castrotrentistas, lidereada por Fernando Castro Trenti.
A partir del 2007, en que Hank Rhon fracasó en su intento por lograr la gubernatura estatal, bajo el supuesto de que dicha derrota se debió a una traición por parte de Castro Trenti, la pugna entre ambos personajes, ha sido constante. Prácticamente irreconciliable.
En el 2013, se invirtieron los papeles. Ahora Castro Trenti vió frustrados sus intentos por lograr la gubernatura y a Hank Rhon le correspondió desempeñar el papel de traidor. Y seguramente diría : “qué bonita es la venganza, cuando Dios nos la concede, ya sabía que en la revancha, te tendría qué hacer perder”.
Cuando pierde el empresario, en el 2007, simplemente dijo que se retiraba “a lamer las heridas”, en tanto que trascendía la supuesta traición. A Fernando le va bastante bien, pues se va al Senado, donde establece una estrecha relación con quien ahora es su tutor político, el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera.
Ese encumbramiento en la política nacional, al convertirse en el brazo derecho de Beltrones, le llevó a ocupar puestos importantes. Además, se apodera del PRI en Baja California, al grado de que aquí no se movía nada, si Fernando no lo autorizaba o decidía.
Empezó, desde armar con sus afines, los Consejos Políticos Municipales y Estatal. De ahí, decidir quienes ocupaban las dirigencias partidistas y por ende, determinar la asignación de candidaturas. En el priísmo bajacaliforniano, solamente tronaban los “chicharrones” de Castro Trenti. El dominio era férreo. Y mantuvo marginados a los hankistas.
Del 2007 al 2013, Fernando se convirtió en el amo y señor del priísmo en la entidad. En el 2010, la suerte le favorece enormemente, pues el PRI logra las cinco alcaldías de la entidad. No había muchas esperanzas de ganar, pero ganaron.
Dos años después, en la campaña presidencial de Peña Nieto, el PRI de Baja california logra ganar 7 de las 8 diputaciones federales, aunque las cuentas de los votos a favor del candidato mexiquense, no fueron tan halagadoras.
Los triunfos electorales del 2010 y del 2012, hicieron considerar a Castro Trenti, que tenía los méritos suficientes para contender por la gubernatura en el 2013. Las condiciones no le eran del todo favorables, la gente cercana al candidato presidencial, recibió informes de que Fernando estuvo trabajando en la precampaña de Manlio Fabio, y habiendo quedado éste tirado en el camino, al grado de que tuvo que retirarse, diciendo “mañana empiezo otra vez”, el bajacaliforniano enfrentó la resistencia de los círculos cercanos a la Presidencia, para concederle la candidatura.
Total, empezó a operar, sin duda alguna apoyado en las relaciones de Beltrones, negoció con las diversas fuerzas políticas del país y finalmente logró la candidatura a la gubernatura. Al exterior del PRI, tenía casi todo controlado. El problema mayúsculo lo tenía al interior, precisamente con su enemigo político, Hank Rhon.
Durante el proceso de selección del candidato priísta, Hank le hizo sombra en todo momento, amenazándo con que también se iba a registrar. Total, al final Fernando fue el elegido, pero temía que tambaleaba su posible triunfo, si no lograba la colaboración del empresario casinero y sus seguidores.
Presionado por las dirigencias partidistas, Hank fue obligado a aparecer en eventos de Fernando e incluso accedió a que algunos de sus afines se integraran a la campaña. Castro Trenti cayó en el juego y supuso que efectivamente llegaban para sumarse. Nunca imaginó que llegaban a restar.
Cuando surgen los resultados electorales de julio pasado, y se observó que los votos que le faltaron a Castro Trenti para ganar, le sobraron a Jorge Astiazarán y con ellos ganó la alcaldía de Tijuana al panista Alejandro Monraz Sustaita, entonces, las sospechas de la traición se fortalecieron.
Y si había alguna duda al respecto, al formar su gabinete, el nuevo gobernador panista, Kiko Vega, designó a hankistas en posiciones de importancia, como lo es el caso de Juana Pérez Floriano, Secretaria de Trabajo, y a uno de los hijos de Hank en el área de cultura. Los castrotrentistas, y su líder, dieron por cierto lo de la traición.
Cuando está por iniciarse la renovación de la dirigencia estatal priísta, viendo las estrechas relaciones entre hankistas y panistas, Castro Trenti y sus afines tienen temores fundados de que, si la gente de Hank Rhon les arrebata las estructuras y mandos priístas, formará lo que se ha dado en llamar como Phankismo, lo que prácticamente implicaría la extinción del castrotrentismo. Algo delicado, en el momento en que su líder, fue enviado a Argentina.
La desesperación, les ha llevado a este pleito callejero, iniciado por el propio Castro Trenti, al observar que un hankista, Carlos Barboza, externaba sus intenciones por alcanzar la dirigencia estatal. Ni tardo, ni perezoso, el flamante Embajador, olvidó su investidura diplomática, se arremangó la camisa e inició la batalla, con bravatas, acusaciones y descalificaciones contra los hankistas. Se vió mal, pero allá él.
De inmediato, fue secundado por otros reconocidos castrotrentistas. Salvo Barboza, que trató de responder la embestida, los hanklistas no han entrado al campo de batalla, pero de que se están preparando para ello, no hay duda.
Y todavía, la aún dirigente estatal priísta, Nancy Sánchez, castrotrentista de corazón, llama a los priístas a la unidad y al diálogo. Ni la burla perdona.
gil_lavenants@hotmail.com
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