Sobras: Acostumbrados a servirse con la cuchara grande en el buffet municipal de los últimos 3 años, el alcalde de Tijuana Carlos Bustamante Anchondo y el dirigente de los burócratas Martín Plascencia Ávila, acordaron repartirse hasta las sobras.
Mientras Bustamante deja una administración prácticamente en ruinas, al cabecilla de los burócratas no le importa prostituir su cargo al entregar plazas sindicales a personajes ambiciosos que semejan pirañas en un estanque. Los trabajadores comprometidos que se jodan. Primero quedar bien con el jefe.
Cicuta reveló el miércoles que Bustamante le pidió a Plascencia la "basificación" de Antonio Caño Jiménez, quien fungió como coordinador de gabinete. A principios de la campaña de Fernando Castro Trenti, el señor Cano abandonó a Bustamante para treparse al yate de Castro. Al zozobrar el diablo, Cano regresó con las orejas gachas. Recurrió al besa-manos para seguir en la nómina.
Bustamante mostró sensibilidad al permitirle a Cano mantenerse pegado en la ubre aunque nunca perdonó su traición. Ya el columnista señaló que al conseguirle la base sindical, Bustamante se sacude a Cano. Esa plaza es nivel 16 con ingresos mensuales de 22 mil pesos, además de una compensación de 25 mil por ser un trabajo de alto riesgo. Que lo mantenga el gobierno. Que fácil.
Otra base que Plascencia entregó a Bustamante es para su secretario particular José Carlos Dávalos, quien hace año y medio sufrió un ataque cardiaco por el cúmulo de presiones. Bustamante también le gestionó una base nivel 16. Así Dávalos y Cano se benefician por el acuerdo entre Bustamante y Plascencia.
Hace un mes trascendió que ex Miss Baja California Jeraldine González obtuvo su base, al igual que Samanta Machaín, quien abre a Bustamante las botellitas de agua. Martín Plascencia se burla de aquellos trabajadores que han desquitado su salario esperanzados a obtener su plaza sindical.
A don Martín le importa más quedar bien con los gobernantes que cumplir con sus promesas, pues vocifera que no habrá quien lo meta en cintura. A partir de diciembre será regidor y presume fuero. Plascencia esquiva el desvío de al menos 12 millones de pesos, 2 de los cuales fueron utilizados para promover a su eventual sucesor Adalberto Ortega, quien despacha como tesorero de los burócratas.
Ortega aspira a sustituir a Plascencia aunque la mayoría de los agremiados repudian el intento porque "no quieren más de lo mismo". El colmo es que Plascencia lleva como suplente en la regiduría a César Joaquín Gualajara, actual dirigente de la sección VII el Sindicato de Trabajadores del Seguro Social. En junio pasado, este último fue denunciado ante la PGR por malversación de cuotas sindicales. Dios los hace y ellos se juntan.
Al menos unos 800 trabajadores de la burocracia de Tijuana denuncian a Plascencia (y a su peón Ortega) al comprobar que ambos les retuvieron 5 catorcenas entre enero y febrero del 2010. Ambos se habrían quedado con el dinero y los trabajadores chiflaron en la loma. Algunos trabajadores que resultaron afectados, estiman que ese dinero fue utilizado parcialmente para la compra indiscriminada de gorras, playeras y trípticos que ahora mismo distribuyen.
Para la mayoría de los agremiados Plascencia utilizó su dinero para darle los toques finales a la casa campestre que hace tres años inauguró en Tecate. Los trabajadores tienen fotografías de la ostentosa residencia de piedra que habita su abusivo dirigente. Un trabajador que se ha dedicado a observar a don Martín, asegura que recientemente compró una supuesta residencia en San Quintín, donde (por aquello de su aspecto), su presencia pasa perfectamente desapercibida.
Detractores de Plascencia se muestran indignados porque les advirtió que deberán alinearse a sus decisiones, porque al convertirse en regidor en el gobierno de Jorge Astiazarán gozará de un fuero inimaginable. Tan arrogante burócrata se regodea al subrayarles que ahora mismo es diputado federal suplente porque le cubre la retaguardia al diputado priísta Chris López.
Otra de las fechorías cometidas por Plascencia en agravio de sus representados, es haber cancelado el pago a enfermeras y médicos que laboran en Issstecali del fraccionamiento El Mirador. También se habría quedado con el dinero destinado para la compra de uniformes, cubre-bocas y batas que el gobierno estatal envía a los trabajadores que laboran en zonas consideradas de alto riesgo.
Esos mismos detractores aseguran que todas las tranzas de Plasencia son sugeridas por el ex dirigente de los burócratas Antonio Sifuentes Meráz, quien en el 2004 se cambió de bando y se tiró al piso ante el Partido Acción Nacional. En su último tramo basificó a unos 120 panistas recomendados del entonces alcalde Jesús González Reyes.
Ah, por cierto, don Martín desestima las críticas periodísticas hasta el punto de afirmar que le hacen los mandados. El burócrata anda tan mareado que minimiza las acciones legales que flotan sobre su humanidad. Se resiste a aceptar que la suerte tiende a esfumarse.
Eso sí, mientras las Barbis de Bustamante sonríen ante las cámaras, muchos trabajadores que entregaron el sudor de su frente a los contribuyentes de Tijuana, se golpean la cabeza contra la pared porque su plaza sindical tendrá que llegar en otro momento. Bustamante y Plascencia deben estar lejos.
Ordo
En breve Cicuta revelará un pasaje de un activísimo empleado del actual gobierno municipal. Será el contexto real de un funcionario adorador de las transas y amante de lo ajeno. El hombre ha torcido su profesión de una manera vergonzante, aunque poco le importa que cuestionen su reputación. Al cabo ni tiene.
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