jueves, 22 de agosto de 2013

Palco de Prensa: Las apariencias

Por Gilberto Lavenant
El pasado martes, 30 de julio, bajo el título de “Las cuentas alegres”, comentaba aquí que quienes gobiernan, viven en un mundo de fantasía. Casi, en “El país de las maravillas” de Alicia.
Decía que para ellos, todo está correcto. Que todo está bien. Que para ellos, los políticos, no hay hambre, no hay necesidades o carencias sociales. No hay inseguridad pública. Que todo está en orden, aunque en realidad todo sea un maldito desorden.



Y observaba que nadie sabe explicar con claridad, qué es lo que les pasa a los gobernantes. Que el poder, evidentemente, les distorsiona los sentidos. Que no escuchan los clamores sociales. No ven las condiciones deprimentes en que viven muchos ciudadanos. Y, para acabar pronto, se muestran insensibles ante todo aquello que pudiese resultarles desagradable o que no vaya acorde a su mundo fantasioso.

Entonces, refería de manera específica al tema de la seguridad pública. Tan solo como ejemplo, decía. Señalaba que si bien es cierto que han disminuido los llamados delitos de alto impacto, los delitos comúnes, se han incrementado en forma más que alarmante.

Destacaba que la vigilancia policiaca, simple y sencilla es modesta, casi inexistente. Que los delincuentes operan con toda libertad. Que lo mismo roban vehículos, que desmantelan viviendas. Que asaltan transeúntes a plena luz del día o inundan con drogas la ciudad.

Decía que esto no solamente ocurre en las zonas periféricas de la ciudad, sino incluso en las zonas céntricas, como lo es el centro comercial conocida como Plaza Minarete, cerca del Centro Escolar Agua Caliente, donde los usuarios del estacionamiento, desesperados por los latrocinios de que son víctimas, a todas horas del día, se manifestaron públicamente.

De manera especial, por lo delicado de la situación y lo jactancia oficial en contrario, totalmente incongruente con la realidad, comentaba que un día anterior, el Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo, tuvo una reunión con funcionarios de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, encabezados por el titular de dicha dependencia, Alberto Capella Ibarra.

Observaba que el munícipe se jactó de que el trabajo en seguridad pública, ha sido el mayor acierto de su administración. Entonces, decía el columnista que seguramente el Alcalde no vive en Tijuana –y así es- y cuando está en la ciudad, permanece encerrado en su oficina del Palacio Municipal. Por eso, para él, todo está en orden. Para el empresario metido a la política, la inseguridad pública es una simple leyenda urbana.

Al respecto destacaba que en dicha reunión, Bustamante dijo : “Sin duda, uno de los temas de más relevancia al inicio de mi mandato, ha sido el reducir el índice delictivo en la ciudad. Con base en los resultados obtenidos por la Policía Municipal, podemos constatar que el trabajo en seguridad pública ha sido nuestro mayor acierto, logrando restablecer el orden en Tijuana”. El columnista subrayaba con sarcasmo : El “mayor acierto”. Ufff.

Señalaba que a posturas jactanciosas como esa, se les llama “cuentas alegres”. Por ello el título del comentario en esa ocasión. Y observaba que sin duda alguna, no coinciden con el parecer de los clientes de Plaza Minarete. Que el Alcalde quizás ni sabe donde se ubica. Pero que, peor aún, no coincide con la angustia de quienes habitan en la periferia de Tijuana.

Bueno, pues cabe observar que un jefe policiaco, de esos que están bajo las ordenes de Capella Ibarra, Secretario de Seguridad Pública, quien brincó de activista social al mando de la corporación que tanto criticó, reveló al columnista que el método de trabajo de este político, porque de que es político, ni duda cabe, es el de “cubrir las aparencias”.

Recordó que en días pasados, en una reunión con los principales mandos de la corporación, les dijo a todos que era necesario cerrar la administración municipal, a “tambor batiente”, haciendo como que estaban trabajando al doble de lo común, pero bajo una estrategia mañosa.

Les dijo que todas las unidades policiacas, deberían circular exclusivamente por las principales vialidades, a toda velocidad, como si fuesen a atender una emergencia, con los códigos encendidos. Así, los ciudadanos supondrían que la policía estaba verdaderamente combatiendo la delincuencia.

Pero entonces, uno de sus subalternos, observó a Capella Ibarra que los problemas de delincuencia estaban en las colonias de la periferia y lo cuestionó : ¿para qué circular por las principales vialidades, si ahí no hay nada?

Notoriamente molesto, el flamante Secretario de Seguridad Pública, con palabras mayores, le dijo que le valía gorro que hubiese problemas en la periferia, que la instrucción era dar la apariencia de arduo trabajo policiaco. Que en las colonias, nadie los iba a ver.

Los policías de carrera, los que realmente están comprometidos con la corporación y saben lo que representa e implica la vigilancia policiaca, quedaron más que decepcionados por la postura de Capella. Sumamente molestos.

Esto es, más o menos, como cuando se anuncian grandes programas de bacheo y se tapan los baches con tierrita. Unos días y quizás horas, aparentemente las vialidades están en perfectas condiciones. Pero luego, salta a la vista la triste realidad.

Si al Alcalde lo ubicaron en un sitio por donde circulan todas las patrullas, pues sí, efectivamente, todo está en orden. Por algo dicen que las apariencias engañan.

gil_lavenants@hotmail.com

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