Por BEAM (sdpnoticias.com)
Cuando vamos a la mitad de las campañas por la gubernatura, alcaldías y diputaciones locales en Baja California, la apuesta del PRI por recuperar el Palacio de Gobierno de Mexicali se está desfondando.
No solo se enfrenta Fernando Castro Trenti al hecho de ser un candidato sumamente gris e impopular, un “higadito” pues. Ahora también tiene que enfrentarse contra la narrativa del perdedor que hábilmente le han ido creando sus contrincantes de la alianza conformada entre el PAN y el PRD en el estado más norteño del país.
A pifias como el hecho de que Castro Trenti se anunciara en la final entre América y Cruz Azul promocionándose como candidato a gobernador del inexistente estado “Baja California Norte”, se une una fuerte campaña de los operadores de la coalición “Unidos por Baja California”, con linduras como el siguiente spot, en donde se compara al “diablo” con el detestado “Mr. Burns” de Los Simpson:
El comercial de Ruffo y Ríos Piter es sumamente burdo, pero efectivo, sobre todo la parte de “Primero Me Castro que votar por Trenti”. Después de todo ¿quién quiere verse emasculado en un estado tan “bronco” como Baja California.
Esta estrategia seguramente funcionará y colocará al senador con licencia en la incómoda posición del indeseable, del perdedor. Y poco lo ayuda el pésimo trabajo que hace en estos momentos su equipo de “redes sociales” instalado en un búnker ubicado en pleno Centro Cívico de Mexicali, quienes se ven más reactivos que propositivos, más defensivos que agresores contra su rival panista“Kiko” Vega, quien navega con bandera de llamar la atención lo menos posible.
Así como la narrativa de ser el “perdedor” de una contienda sepultó a un personaje como Josefina Vázquez Mota en las elecciones presidenciales del 2012, ahora Castro Trenti tendrá que lidiar con el hecho de que su forzada candidatura a gobernador de B.C. ya está totalmente envuelta en la narrativa del fracasado, del perdedor.
De poco le servirán a Trenti las inversiones en caros anuncios en pleno Estadio Azteca, los espectaculares con su poco agraciado rostro alrededor de todo el estado y la compra de “espacios publicitarios” en diarios de tan escaso impacto entre los jóvenes como lo son Frontera, La Voz y La Crónica. Su campaña está ya envuelta en una espiral descendente de apatía y descrédito de la cual le será muy difícil reponerse, inversiones millonarias o no.
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