Por Pedro Martínez Serrano
El ex senador, ex presidente municipal de Tijuana y ex presidente de la Cofetel, Héctor Osuna Jaime, el panista mejor posicionado electoralmente y de sobra relacionado en los centros de poder político y económico en el ámbito nacional, debe estar doblado de risa. Superado del tramposo circo que se le tendió al interior del PAN, para cerrarle el paso a la candidatura al gobierno del Estado, el Snoopy sabe que Francisco Vega de Lamadrid fue ayer a Mexicali a hacer el ridículo, durante su registro como candidato.
Al Kiko Vega, contrario a la sugerencia de sus gatos, (i) responsables del manejo prensa, que contaban más de mil 500 asistentes al evento, no lo acompañaron más de 200. Bueno, me dicen que ni sus hijos, ni su familia más cercana acudió al desteñido evento que sólo sirvió para mostrar las miserias en las que se arrastra.
Y, aunque advertí la intentona de mostrar un acto concurrido en los noticieros televisivos, los camarógrafos no lo lograron. En primera fila y al lado de su panista más criticado, el ex gobernador Eugenio Elorduy, sonreía como es su costumbre; pero no podía retirar ese rostro de preocupación, del que se sabe perdido. La felicidad de la que habló con los reporteros, nunca se la comunicó a su cara. Su rostro, aunque con risa de payaso, exhibía desencanto.
También muy de cerca, el candidato del Partido Acción Nacional a la alcaldía de Tijuana, Alejandro Monraz Sustaita, quiso aparecer muy serio muy correcto, pero la preocupación es evidente.
Él, Monraz como el desorientado Vega, que no sabe si sube o baja; si va o viene, ve venir una avalancha que lo aplastará el próximo 7 de julio. Sabe que está perdido y, por eso, no hace más que dedicarse a tirar sablazos a empresarios desorientados que creen que al PAN todavía le quedan cachos buenos. No hay tal.
Expertos en el tema, relacionados con las cúpulas panistas en la entidad, como en la Ciudad de México, me aseguran que en el panismo ya se conoce la derrita y el tamaño de los daños que enfrentarán, por la estupidez de hacerle el caldo gordo a Jesús González Reyes y a Jorge Ramos Hernández, los peores alcaldes que ha tenido Tijuana.
Precisamente el famélico, pírrico y vergonzoso registro, ante el presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Rubén Castro Bojorquez, es lo que exhibió que ni los panistas están con Kiko Vega. No fueron ni sus estrategas estelares que, en el colmo de la estupidez, son los que lo han andado revolcando en el estercolero panista que se reporta como saldo de 24 años de gobiernos de ese partido en Baja California.
En el deslucido evento, se apreció la cara de la derrota, las extraviadas sonrisas, se veían forzadas, fingidas, a fuerza, por que todo se puede ocultar, menos el enojo y frustración del perdedor.
Como van las cosas, la soberbia y estupidez de Alejandro Monraz, lo harán seguir pagando para golpear a su adversario y, con ello, seguir escupiendo al cielo, para que en la caída, quedar manchado, peor de cómo empezó su loca aventura de ser abanderado en busca de la alcaldía de Tijuana. Será durísimo lo que se exhibirá de él (de muchos documentos poseo copia) en los días más rudos de la campaña.
Y, en su momento, conforme se muestre la dureza del músculo priísta, cuando panistas, panistas, con prestigio, reconocidos y respetados dentro y fuera de ese partido, expresen sus coincidencias con Fernando Castro Trenti, hasta el candidat}o de la alianza Unidos por Baja California, el tal Kiko Vega de Lamadrid podría abandonar el barco y, de facto, sumarse a la campaña de su oponente. Al tiempo
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