Por Gerardo Díaz Valles
Cuando a Don Enrique Esquivel le entregaron la lista de quienes le impondrían en su planilla, entreabrió sus ojitos de Samurai Azteca, sorprendido y contrariado, sabedor de que eso lejos de catapultarlo, eso sería un pesado lastre para sus aspiraciones de convertirse en alcalde de Rosarito.
Una larga encerrona, para revisar los pros y los contras que no llegó a nada, impulsó al hombre de los simpáticos tirantes, a empuñar el teléfono y marcarle al mismísimo Diablo, no importó que fueran deshoras de la madrugada: “Lo tuyo no fué nada fácil Enrique, dedicate a lo tuyo que de la planilla me encargo yo”, fue la respuesta lacónica y cortante, que demostraba el enojo del Diablo, “Y ya viste qué horas son?”, luego el telefonazo cortaba la llamada. El ejidatario de extraordinario parecido a Charles Bronson con varios kilos demás, lanzó un largo suspiro, desalentado como diciendo “Oh y ahora, quién podrá ayudarme?”, un frío mañanero le erizó la piel, sintió una especie de vacío y soledad. Y es que no es para menos la ira de los tricolores que reclaman urgentes cambios en su oferta palítica al ver otra burda imposición de fuereños, ajenos al pueblo y hasta de las damas de compañía de varios caciques del partido. Eso sin contar que el promedio de edades anda por los 60 años, es decir una planilla vetusta que no entusiasma a nadie y sí molesta a la gran mayoría de los rosaritenses que confirman la voracidad, mesquindad y poca importancia que le pusieron los tricolors para elegir major los perfiles de quienes serían sus dizque representantes ciudadanos, nada más falso que eso. Para el colmo los tránsfugas ya iniciaron con Francisco Magdaleno, el lider ejidatario de Primo Tapia, seguida de otras tres dirigentes de populosas colonias. Y cuando le preguntamos que cuál fue “la gota que derramó el vaso”, Don Paco Maleno no batalló para comentarnos que “Bueno, además de que la delegación está en ruinas, a oscuras y nadie resuelve nada, una vez le pedimos a Don Enrique que nos coperara con un saco de frijoles para un evento, y nos dijo que no tenía. Mira nada más, si no tiene para un costalito de frijoles, pos pa qué le pedimos otra cosa”, nos respondió indignado don Paco Maleno. Esto apenas comienza.
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