martes, 19 de febrero de 2013

Jorge Hank Rohn y Aristóteles Sandoval

Por Bibiano Moreno Montes de Oca (sdpnoticias)
1.Pesó más la prudencia que la ambición del impresentable Jorge Hank Rohn, quien pretendía convertirse, por segunda vez, candidato del PRI a gobernador del estado de Baja California. El hijo del legendario Carlos Hank González algo tenía que sacar del padre, a pesar de no ser un político sino empresario.


En último de los casos, fue persuadido de no atravesársele a Fernando Castro Trenti, que ya es prácticamente el candidato oficial (de momento sólo es pre candidato. Será candidato cuando rinda protesta como tal ante el presidente del ex partidazo, César Camacho Quiroz).

Días antes de resolverse el caso Baja California, Enrique Peña Nieto habría tenido una reunión con Jorge Hank, donde el presidente le habría dicho algo así como lo siguiente:

--Tienes la garantía, Jorge, de que nadie te va a molestar durante mi gobierno (alusión al cuatro que supuestamente le tendió en su momento el gobierno fallido del colérico borrachín Felipe Calderón). Sólo te voy a pedir una cosa: no te metas en política.

Los seguidores del empresario no eran de la misma opinión. Habían amenazado con hacer candidato a gobernador a su líder, aunque todo indica que  fue más bien un teatro bien montado para que Jorge Hank vendiera cara su declinación a favor de Castro Trenti, que fue su secretario del ayuntamiento de Tijuana en el periodo 2004-2007.

De cualquier forma, el conflicto no se ha difuminado por completo. Es probable que los más fanáticos seguidores del ex alcalde de Tijuana le hablen al oído para que se convierta en candidato a gobernador por otro partido, aunque sus posibilidades son bastante reducidas: fuera del PRI, del Panal y del PT, que apoyan a Castro Trenti, sólo le queda la opción del PRD, pues el PAN no lo apoyaría y Morena no participará en esos comicios.

Sin embargo, la alianza del PRD con el PAN en BC hace casi imposible que Jorge Hank sea candidato a gobernador. Es más fácil que negocie posiciones para su grupo. Fuera del PRI, nadie quiere al empresario.



2. Es una buena noticia que se haya tomado la decisión de acortar el plazo entre la elección y la toma de posesión del gobernador electo de Jalisco, que desde décadas tenía una duración de ocho meses, es decir, dos tercios de año. Así, el priísta Aristóteles Sandoval Díaz verá acortado su periodo constitucional por dos meses, pues el que sea su sucesor entrará en funciones el primero de enero del 2019, no el primero de marzo de ese año.

Al aristotélico gobernador electo le tocó bailar con la más fea con la disminución de su sexenio por dos meses, pero vale la pena porque se trata de un fin superior: evitar que dure tanto tiempo entre la elección y la ceremonia de toma de protesta, que se presta para que los panistas que ya van de salida alcancen a tapar todos los hoyos que dejaron sus raterías. Y es que, en efecto, ocho meses es un plazo demasiado largo. Seis meses sigue siendo mucho, pero por lo menos ya se le ganó algo al asunto.

La tardanza para poder asumir el cargo no es cosa menor, como ya lo había señalado aquí en columna anterior. El mismo gobernador electo lo reconoce en sus declaraciones aparecidas este lunes en el periódico El Universal. La nota del corresponsal en Guadalajara comienza así:

“Quien será gobernador de Jalisco a partir del 1 de marzo, Aristóteles Sandoval Díaz, está plenamente consciente de que el estado está en quiebra financiera. Está seguro de que encontrará ´muchos cadáveres en los clósets´ del gobierno y ´mucha basura escondida debajo de las alfombras. Es lo que pasa en una transición; más aún, cuando se enquistan tantos vicios en 18 años de administraciones panistas. Vamos y podemos encontrar muchas sorpresas´.

Dicen que la tardanza es la que chinga. Al gobernador electo de Jalisco tarde se le hace por conocer con sus propios ojos el cochinero que le dejará tirado el célebre Etilio González Márquez.



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