Por Gilberto Lavenant
Hay un dicho por ahí que advierte : “dime de qué presumes, y te diré de qué careces”. Durante la celebración del concejo estatal del PRI, el pasado sábado, en Tecate, los priístas presumieron de unidad.
Tal vez con la esperanza de que resulte cierto aquello de : “repite mil veces una mentira, y terminará siendo cierta”.
Los priístas saben perfectamente que su partido está dividido en cuando menos dos partes o bandos. Uno, el bando del diputado Fernando Castro Trenti, que es el ganón hasta el momento, pues la mayoría de los concejeros son sus afines.
El otro, integrado por el empresario casinero, Jorge Hank Rhon, los alcaldes Carlos Bustamante, Enrique Pelayo Torres y Francisco Pérez Tejada, de Tijuana, Ensenada y Mexicali, respectivamente, los exalcaldes Eduardo Martínez Palomera y Daniel Quintero Peña, de Mexicali y Ensenada, respectivamente, y Humberto Lepe Lepe, delegado del CEN del PRI en el estado de México y actualmente en “comisión especial” en Baja California.
Hasta que no se demuestre lo contrario, la unidad priísta, no pasa de ser una mera presunción. Se acaba el tiempo y si no se supera ésta división, la anticipada euforia por un presunto triunfo en los comicios del próximo 7 de julio, se convertirá en derrota y lamentos.
El dilema, es serio. Si no encuentran la fórmula para superar ese divisionismo, aunque ni con “colaloca”, y simplemente se toma la decisión de postular a Castro Trenti, los del bando contrario trabajarán en contra. Lo dicen en voz baja, pero con firmeza.
Si la decisión favorece a uno de los integrantes del bando del empresario casinero, Hank Rhon, aunque no sea a este, el triunfo priísta será difícil, y la campaña electoral se tendrá que operar con una estructura especial, pues las dirigencias priístas, estatal y municipales, son afines a Castro Trenti.
Por eso, y no por otra cosa, se ha retardado la venida de los dirigentes nacionales del PRI, César Camacho Quiróz e Ivonne Ortega Pacheco, quienes han advertido que recuperar Baja California, después de 24 años de gobiernos panistas, es un compromiso y un reto muy serio. Cuando vengan, que será dentro de unos días, será porque ya traerán la solución a todo este enredo.
Y conste, sea lo que sea y pase lo que pase, la fórmula dejará tranquilos a todos los priístas, porque en la misma vendrá el sello personal del Presidente Enrique Peña Nieto, como máximo dirigente nacional del priísmo. Como dicen, donde manda capitán, no gobierna marinero. Solamente aquellos que no conocen el sistema político priísta, opinan la contrario.
Hay quienes refieren otras situaciones u otros casos, para tratar de adivinar o anticipar la forma en que esto habrá de resolverse, refiriendo la actitud asumida entonces por el mexiquense Enrique Peña Nieto, sin tomar en cuenta que en esos casos, aún no era Presidente de México. Ahora lo es y sus decisiones no se discuten.
Otro detalle importante en torno a esto, es que el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiróz, no es precisamente “una pera en dulce”. Fue Gobernador del Estado de México, es de los más cercanos y leal al Presidente Peña Nieto, y es muy duro de carácter. Por algo está ahí.
Cabe recordar que recientemente Camacho Quiróz tuvo un roce con uno de los aspirantes a la candidatura por la gubernatura de Baja California, que reclamaba atención especial. Las versiones detalladas sobre el desencuentro ya circulan en el ámbito político no sólo de esta entidad, sino también en otras partes del territorio mexicano. Se oían gritos, dicen quienes estaban cerca de la puerta de la oficina del jerarca priísta.
Pero veamos algo más de presunciones. En el boletín de prensa, relativo al evento del sábado en tecate, se señaló que “serán los priistas de Baja California los que elegirán a sus candidatos, sin imposiciones de ningún tipo”, según declaraciones del delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Efrén Leyva Acevedo.
Efectivamente, serán los priístas bajacalifornianos, quienes decidirán quienes serán sus candidatos. En especial quien será su candidato a Gobernador. No habrá imposiciones del CEN del PRI. Cuando se conozcan los “deseos” presidenciales, todos coincidirán en la identidad del elegido. Nadie se atreverá a decir que se trata de una imposición.
Seguramente muchos priístas olvidaron las formas y los tiempos del viejo PRI, luego de doce años de gobiernos panístas a nivel federal y de 24 años a nivel estatal. Tal vez por ello el desconcierto. Sobre todo, porque son pocos los que pueden presumir de ser cercanos al presidente Peña Nieto.
Tradicionalmente, en el priísmo, quien siente o presume tener el tamaño suficiente para ocupar determinado puesto de elección popular, busca obtener la anuencia del Presidente de México, en turno. Una palabra, una sonrisa, un saludo, una palmada en el hombro, bastan. Pero si el señor no permite ningún tipo de acercamiento, ni vale la pena insistir.
Al señor Presidente no se le puede presionar o inducir. Su responsabilidad es enorme y gobernar a los priístas es fundamental. No puede permitir que cada quien haga lo que le de la gana. Porque entonces deja de ser jefe político del país.
De lo que sí pueden estar seguros los bajacalifornianos, es que el Presidente Peña Nieto, como jefe máximo de los priístas, conoce perfectamente la realidad de Baja California. Sabe quien es, cada quien. Cercanos a él han visitado la entidad en varias ocasiones, han dialogado con representantes de todos los sectores, sociales, económicos y políticos, y han tomado nota. Las presunciones, son simplemente eso.
gil_lavenants@hotmail.com
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