Por Gilberto Lavenant
Es una verdad irrefutable. México, aunque vive en un sistema democrático, en el que sus ciudadanos eligen a los gobernantes, lo que es imposible en las dictaduras o en las monarquías, no opera, no funciona, sufre un severo estancamiento, y se agudizan el desempleo, la violencia, el hambre, la pobreza extrema, la corrupción, al estar sometido a los caprichos de la partidocracia.
Lo lamentable es que la partidocracia no solamente obstaculiza el posible avance o progreso de este país, sino que tiene un enorme costo para el erario público. En el 2012, los 7 partidos nacionales con registro, recibieron prerrogativas del gobierno federal, por un monto de 3 mil 361 millones 120 mil 841 pesos. Cuestan, como si sirvieran para algo.
El Partido Acción Nacional, recibió 849 millones 568 mil 327 pesos.
El Partido Revolucionario Institucional, recibió 1 mil 74 millones, 539 mil 708 pesos.
El Partido de la Revolución Democrática, recibió 451 millones 490 mil 727 pesos.
El Partido del Trabajo, recibió 236 millones 196 mil 279 pesos.
El Partido Verde Ecologista de México, recibió 313 millones 14 mil 202 pesos.
El Partido Movimiento Ciudadano, recibió 206 millones 120 mil 257 pesos.
El Partido Nueva Alianza, recibió 230 millones 191 mil 338 pesos.
En total, suman 3 mil 361 millones 120 mil 841 pesos. Sin contar lo que perciben en lo individual sus dirigentes e integrantes, como Senadores o Diputados Federales. Y en diversos cargos públicos.
No hay duda de que la política es un negociazo. Similar o comparable, en cuanto a los beneficios percibidos por el crímen organizado. Aunque las comparaciones resulten incómodas, pero eso es cierto.
Para colmo de males, el 2013 amenaza con ser un año prolífico en el surgimiento de nuevos partidos políticos. A nivel nacional ya se hizo el anuncio de cuando menos dos nuevos. Uno, el de Andrés Manuel López Obrador, que elevará a ese nivel su Morena, Movimiento de Regeneración Nacional, y el otro, el Nuevo Partido de la Concertación Mexicana, en el que aparece como una de las figuras centrales Manuel Espino, exdirigente nacional del PAN.
Se sabe que habrá más, pues al fin y al cabo los partidos políticos son mejores, para sus integrantes o creadores, que las empresas más exitosas que pudiesen constituir. En Baja California también se cocina la creación de al menos uno de ellos, de corte estatal, cuyo nombre, dicen, será el de Movimiento Amplio Social.
Llama la atención, el que los nuevos partidos políticos no tienen una ideología definida. Bueno, los existentes, distorsionaron las propias, a partir de que, tratando de hacer realidad aquello de que “la unión hace la fuerza”, han establecido alianzas entre fuerzas supuestamente distintas, que todos suponían que eran algo así como “el agua y el aceite”.
Por ejemplo, PAN y PRD. Derecha e izquierda, es absurdo imaginarlos tomados de la mano. Tanto como suponer que un día, patrón y trabajadores caminarán en una misma vía. Que seguramente sería la de hacer más poderosos a los patrones, y no precisamente para mejorar la raquítica economía de los asalariados.
Andrés Manuel López Obrador, pese a su frustración por la segunda derrota en sus aspiraciones presidenciales, se prepara para intentarlo por tercera ocasión, pero con partido propio, en el que no tenga qué rendirle cuentas a nadie. Un partido, dicen, de carácter familiar, pues las principales posiciones dentro del mismo serán ocupados por sus familiares y compadres. Claro, con recursos oficiales.
Lo mismo intentan hacer otros políticos como Manuel Espino, expresidente nacional del PAN, Victor Hugo Círico, expresidente del desaparecido PSD, experredista y exlegislador del Partido Movimiento Ciudadano, así como el experedista René Arce, entre otros más, ya anunciaron la creación del Nuevo Partido de la Concertación Mexicana.
Los nuevos partidos políticos surgen, no porque sus promotores pretendan convertirse en salvadores de México. Simple y sencillamente, aprendieron lo fructífero que resulta el negocio de la política y buscan espacios propios, porque en las organizaciones en que militaban, ya les habían cerrado el paso y no les permitían lograr posiciones de privilegio.
Bajo tales condiciones, hay temores fundados de que la partidocracia seguirá siendo una señora regordeta, prolífica, que seguirá pariendo más y más partidos políticos, con integrantes y dirigentes sin ideologías, ni valores morales, guiados por sus afanes de lograr dinero fácil y la lucha por el poder.
Bajo el supuesto de que vivir en democracia, es un principio básico para el desarrollo de los mexicanos, y obviamente porque la clase política pretende seguir disfrutando de privilegios y prerrogativas, nadie se ha atrevido a dar el primer paso para “elevar la canasta”, que está tan baja, que hasta los “enanos” la alcanzan.
Así es que nada crean, cuando algún político se pronuncia a favor de disminuir el número de Senadores y de Diputados Federales. Ni mucho menos cuando juran que se sacrificarán por los mexicanos. Al paso que vamos, los dineros públicos serán insuficientes para saciar sus apetitos. Salvo raras excepciones, literalmente hablando, son unos zánganos. Zángano, es el que vive a costa de otros, sin trabajar, ni ayudar.
gil_lavenants@hotmail.com
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