martes, 11 de septiembre de 2012

Palco de Prensa: Amigotes y compadrazgos

Por Gilberto Lavenant
En política, lo fundamental, no es la filosofía, principios o ideales, sino las supuestas o reales amistades con los gobernantes en turno, que permiten ocupar puestos públicos de todos los niveles, y sobre todo hacer negocios que reditúen enormes ganancias.
Mucho más que cualesquier empresa privada o profesión. Los políticos, dejan de ser pobretones en tan sólo 3 o 6 años. Las exageradas riquezas que acumulan, rebasan en mucho a las que logran los empresarios más exitosos. La mayoría de ellos, sin invertir un peso. Basta con tener lazos de amistad, familiares o relaciones de compadrazgo con el Presidente de la República, Gobernadores o Alcaldes. Ahora que si, además de ser o no político, se es empresario, conocedor o experto en cuestiones de negocios, las amistades, compadrazgos o lazos familiares, son mucho más redituables para ellos. Dejan de ser ricos y se convierten en potentados. Esto es general en la política, sin distinciones partidistas. En el sistema político mexicano, el que un amigo, compadre o pariente, llegue a ocupar un puesto público de relevancia, es mejor que atinarle al premio mayor de la Lotería Nacional. Y sin comprar boleto. Por ello, muchos empresarios, sin mucho titubear, invierten en campañas políticas, aportando cantidades diversas, que seguros están habrán de recuperar con creces, si los amigos, compadres o parientes, obtienen triunfos electorales. Pues resulta que, el día de ayer, muchos políticos mexicanos se mostraron desconcertados, cuando el Presidente electo Enrique Peña Nieto, manifestó que “un Presidente no tiene amigos, el único interés es el avance de la República”. Esto, durante el evento de reconocimiento a “Los 300 líderes más influyentes de México del año 2012”, creado por la Revista Líderes Mexicanos, que se llevó a cabo en el patio central del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México. Ahí había, no solo priístas, sino integrantes de diversos partidos políticos, así como los personajes que más destacaron en el 2012 en ciencia, cultura, deporte, espectáculos, actividades empresariales e internacionales, líderes de opinión, medios de difusión, poderes ejecutivo, judicial y legislativo federales y profesionales. Para muchos, en especial los priístas, era la primera oportunidad de estar en un evento con el mexiquense, luego de recibir su constancia como Presidente electo y a unos meses de su toma de posesión. Momentos oportunos para saludarlo, para que vea que están cerca de él, para que los tome en cuenta a la hora de las designaciones. Dicen por ahí que amistad que no se refleja en la nómina, no es amistad. De ahí pues el motivo del desconcierto. Muchos de ellos presumen ser amigos de Peña Nieto. El propio exgobernador del Estado de México, apenas semanas o meses atrás, siendo candidato, les adjudicó el calificativo de “amigos”, sin serlo. En muchos casos seguramente era la primera vez que lo conocían o lo miraban. Pero así son las cosas en política. En campaña, José López Portillo reclamaba que no le dijeran “Licenciado”, que le llamaran “Pepe”, que para eso eran amigos. Asumida la Presidencia, terminaron los empalagos y las confianzas. Ya no permitía que lo tutearan, exigía que todo mundo le llamara “Señor Presidente”. Bueno, con excepción de Roberto de la Madrid, a quien más que amigo, lo consideraba su hermano. Con él, nunca puso límites. Ayer, Peña Nieto empezó a “pintar su raya presidencial”. Nada de amigos, bueno, de amigotes. “Tengo claro –les dijo- que un Presidente de México no tiene amigos. Un Presidente de México está con un único interés : el avance de la República, los beneficios para todos los mexicanos. Ese es el criterio que habrá de normar mi actuación”. Sin duda alguna, los que “fueron por lana, salieron trasquilados”. Probablemente muchos desearon cortarse las venas. Tenían cifradas o sustentadas sus esperanzas de mejores condiciones de vida, de sueños de opulencia y ejercicio de poder e influencias, en la pregonada supuesta amistad con quien ostentará la Presidencia de México durante los próximos seis años. Ahí mismo, como para darles “la puntilla”, igual que hacen con los toros que yacen en el suelo del ruedo, luego de una faena, para terminar de rematarlos, reiteró su disposición para formar equipos de excelencia. Les dijo que “el tiempo de la transición es tiempo dedicado a la ponderación de los perfiles más idóneos para cumplir con las altas tareas y responsabilidades del gobierno”. Incluso reconoció que la integración de su futuro gabinete ha causado expectativa y por lo tanto precisó que seleccionará a los perfiles idóneos, más allá de sus partidos. En el viejo PRI, como también lo han hecho los gobiernos en manos de panistas o perredistas, las bases para la integración de equipos, no ha sido el perfil y la experiencia. Ni siquiera la honestidad. Simplemente ser del mismo partido, amigos, compadres o parientes. Es más, casi todos los políticos son “licenciados en todología”. Hoy están en una dependencia, de la que ignoran por completo sus funciones, y mañana están en otra. Lo suyo, lo suyo, son las tranzas, los cuchupos, los negocios. Desde que se empezó a vislumbrar la posibilidad de que el priísmo regresara a la Presidencia de la República, luego de que durante 12 años estuviera en manos de los panistas, que dicen salieron peor que los priístas en sus mejores tiempos, surgieron protesta y cuestionamientos respecto al retorno del viejo PRI, con todo y mañas. De la labor del gobierno que encabece Peña Nieto, depende que el PRI se perpetúe en el poder durante otros 70 años, o que de nuevo sea desplazado. Poner distancia de los amigotes, compadrazgos y parientes incómodos, es esencial para ello. Ojalá que sea cierto lo que dijo : que aspira a ser un Presidente de resultados, no de discursos que encanten. gil_lavenants@hotmail.com

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