Desde que Charles Darwin expuso su teoría de la selección sexual, los biólogos han estado fascinados por las formas en que los animales compiten entre sí por una pareja. La cola del pavo real es tal vez el mejor ejemplo conocido de esta lucha evolutiva. A pesar de que tamaño despliegue no ayuda a un ave individual para sobrevivir, su plumaje prodigioso sugiere que su propietario está físicamente en forma, por lo que a las hembras les resulta más atractivo.
Los seres humanos no somos diferentes. Con distintas características y comportamientos, como el clásico piropo, también hemos evolucionado en la lucha por el amor. Si confiamos en las últimas investigaciones, adaptar nuestra forma de actuar y de explotar nuestros prejuicios evolutivos debería darnos una ventaja en el juego de las citas.
La primera tarea consistió en que se replantearan los colores de su vestimenta: en la naturaleza las hembras suelen utilizar el color rojo para indicar fertilidad. Esta relación también se puede ver en el folclore de muchas culturas humanas: numerosos cuentos y aforismos vinculan el color con la pasión y la seducción. Estudios recientes sugieren que estas creencias pueden tener algún fundamento que demuestra que una “dama de rojo” en realidad es más atractiva.
El rojo funciona
Para saber si un rojo radiante es indicativo de buenos genes y del estatus social en humanos, recientemente un equipo internacional de investigadores ha pedido a dos grupos de mujeres que evaluaran la imagen de un hombre medianamente atractivo. Unas vieron al hombre en una camisa roja, mientras que el grupo restante vio una versión de la misma imagen alterada para que tuviera diferentes colores. El resultado fue que el rojo, en comparación con las otras tonalidades, hacía su trabajo aumentando el índice de deseo que despertaba el hombre.
La atracción por lo prohibido
Los psicólogos han sospechado desde hace tiempo que las mujeres solteras están mucho más interesadas en perseguir a un hombre que ya está en una relación. Esto parecía desafiar a la intuición, por lo que Burkley y sus colegas pidieron a 97 mujeres que respondieran a un cuestionario para escoger a su pareja ideal. Las voluntarias no lo sabían, pero todas ellas verían una foto del mismo hombre; la única diferencia es que a la mitad se les dijo que él ya estaba en pareja y el resto creyó que estaba soltero. ¿El resultado? Solo el 59% de las mujeres voluntarias dijeron que seguirían una relación con el hombre cuando les contaron que era soltero, pero un sorprendente 90% aseguraron que irían en su búsqueda, aunque “sabían” que tenía novia.
Coqueteo expuesto
Tanto hombres como mujeres deben evaluar la calidad de sus potenciales parejas sexuales. Así como un pavo real despliega el plumaje para mostrar su valor, las frases iniciales de un hombre son también muestras de alarde de ciertas cualidades para atraer al objeto de su deseo.
Características como la inteligencia, por ejemplo, se sabe que desempeñan un papel importante en lo atractivo que resulta un hombre. Investigadores de la Universidad de California en Davis le pidieron a un grupo de mujeres que observaran a varios voluntarios por una pantalla mientras estos realizaban una serie de tareas y señalaran los que les resultaran más atractivos.
Y la elección en general fue para aquellos con el cociente intelectual más alto. Elegir al hombre que piensa no solo tiene que ver con sus habilidades; estos son también los que tienden a ser más saludables y tienen mejor calidad de esperma.
Así que una primera frase es indicativa de un alto coeficiente intelectual y resulta más eficaz a la hora de que la mujer se plantee continuar el diálogo que si se trata de un comentario subido de tono. Duro, pero real.
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