Por Gilberto Lavenant
Todo tipo de conflictos, concluyen con una resolución final denominada sentencia. Se gane, o se pierda, hasta ahí debe concluir todo. Bueno, una vez agotadas las instancias correspondientes.
El conflicto que convulsiona a México, surge de un proceso electoral. Las partes no quedaron conformes con los resultados, en principio aquellas a las que los números de los votos no les dan el gane. Los ganones, o sea los que supuesta o presuntamente triunfaron, están a la espera de que transcurran los plazos, se agoten los procedimientos y se emita la sentencia final.
Hay una parte inconforme, la que encabeza uno de los candidatos presuntamente perdedores, Andrés Manuel López Obrador. Reclama la anulación de los comicios, la designación de un Presidente Interino y nuevas elecciones presidenciales dentro de 15 meses.
Los encargados de dirimir este conflicto, los Magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, están en el filo de la navaja. Bajo el dicho aquel de uno de sus integrantes, de que : “Lo que no se gana en las urnas, no se puede ganar en la mesa”, presume una de las dos posibles opciones.
Sin embargo, tienen en sus manos una “papa caliente”, o a la mejor algo peor que una “bomba de tiempo”. La gente de López Obrador ha dicho que sólo aceptarán la anulación de los comicios. En tales condiciones : ¿Si la sentencia final determina que no hay elementos suficientes para anularlos, entonces, qué pasará?
Imaginen a dos particulares que enfrentan un conflicto, cuyo procedimiento ha concluido, haciendo guardia en la puerta del juzgador, portando un machete en una mano y un ramo de flores, en la otra. A quien favorezca, pues las flores irán por delante. A quien la resolución sea desfavorable, el machete por enfrente. Las flores, después.
Los conflictos político electorales, son de otro carácter. No se trata de beneficios o perjuicios particulares, individuales. Están en juego muchas cosas. Básicamente fuentes de trabajo o chambas y la facultad de autoridad. El convertirse en dirigentes, administradores o regenteadores de una enorme empresa. Es lo que al final de cuentas está en disputa.
El día de ayer, Magistrados del Trife, integrantes de la Comisión Calificadora, manifestaron que será inédita y transparente la calificación electoral y por lo tanto la sentencia final. Aseguraron que se estudiarán a fondo las pruebas y agravios que ha hecho valer la coalición Movimiento Progresista.
En una entrevista conjunta transmitida por el Canal Judicial, los magistrados Salvador Olimpo Nava, Flavio Galván y Constancia Carrasco resaltaron que este proceso se ha manejado con absoluta transparencia y publicidad, haciendo públicos todos los documentos y acuerdos que adopta dicha comisión, y que deberá concluir a más tardar el 6 de septiembre con una resolución de sentencia que será definitiva, inapelable e inatacable.
Afirman que estudiarán a fondo todas las pruebas y cada uno de los agravios que ha hecho valer la coalición Movimiento Progresista, que ha demandado la invalidez del la elección presidencial, de tal forma que aseguran no podrán decir que en la sentencia, se haya dejado algo de lado.
Empero, cabe advertir que hacen una aclaración pertinente. El decir que estudiarán todas las pruebas, no significa que todas las pruebas hagan prueba. “Ese –dicen- es el problema de la connotación. Vamos a analizar, vamos a valorar, vamos a llegar a la conclusión de qué elementos nos llevan a la convicción de alguna de las afirmaciones y qué elementos no llevan a la convicción para una determinada afirmación o un determinada hecho controvertido”.
Quienes impugnan, presentan las constancias que estiman acreditan la ilicitud o irregularidad de algo. En este caso, así lo han hecho los seguidores de López Obrador, pero lo hacen, agregándole una serie de calificaciones y denostaciones.
Quienes le siguen, evidentemente están convencidos de que quien les dirige, dice la verdad. Bajo esa premisa, obviamente, están listos para lanzarse en contra de una posible resolución desaforable. Son como yesca que podría encender a la primer chispa.
¿ Y qué pasaría si la reacción fuera por parte de los presuntos ganadores, ante una resolución adversa para ellos? O bien si responden, en supuesta defensa, en dimensiones similares a las de los defensores de López Obrador.
Cuando los lopezobradoristas hablan de que su movimiento es en defensa de la democracia, seguramente no han reflexionado lo suficiente de que se sacrifica a la democracia, no solamente con un supuesto o presunto fraude electoral, sino convulsionando la vida social, el desatar odios, el sembrar encono.
Falta poco para que esto concluya, o para que esto apenas empiece. Los juzgadores tienen en sus manos, una enorme responsabilidad.
De resolver por la anulación, la sentencia final debe estar totalmente fundamentada, para que quede plenamente claro que no se resolvió en base a los reclamos y presiones, sino en atención a la calidad y eficiencia de las pruebas.
Y si la anulación, es la resolución final, se estará descalificando el trabajo del Instituto Federal Electoral, pues se evidenciará que es un organismo caro e ineficiente. Falta un mes.
gil_lavenants@hotmail.com
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