México está viviendo, en estos momentos, casi lo mismo que vivió en el 2006. Aunque en aquel entonces, las condiciones estaban más o menos parejas para el PAN y para el PRD o los partidos de las izquierdas mexicanas.
El triunfo panista, entonces, fue sumamente cuestionado. Felipe Calderón, pequeñuelo, entró por la puerta posterior del edificio legislativo, para poder tomar posesión como Presidente de la República. Andrés Manuel, se dolió que le escamotearon el triunfo. Se apostó en la puerta frontal, para cerrarle el paso a “el espúreo” y se quedó con las ganas de “reventar” el acto protocolario.
Entonces, el PRI jugó el papel de moderador y validó la asunción de Calderón. Si los priístas se hubiesen aliado con la gente de “El peje”, Calderón no fuese Presidente de México. Empero, nadie puede asegurar lo que hubiese pasado. Quizás hoy los mexicanos estuviesen sometidos a una dictadura. Quizás.
La diferencia, es que ahora a los candidatos del PAN y el PRD, no les toca ser los punteros. Ambos compiten por el segundo lugar. Lo malo que en esta contienda, la presidencial, los segundos lugares no cuentan. No hay premios de consolación. Por ello, todos van por el primer lugar y lo van a pelear a como dé lugar.
Dicen que si en la guerra y en el amor, todo se vale, en la política se vale todo y algo más. Así es que no debe sorprender a nadie lo que pueda pasar o llegue a ocurrir, de aquí al 1 de julio próximo.
Incluso, no les debe sorprender que, en un momento determinado, antes del día de los comicios, perredistas y panistas, supuestamente enemigos a muerte, lleguen a “comer en el mismo plato”. Todo, en un desesperado intento por evitar que el exgobernador del Estado de México y candidato presidencial priísta, sea el triunfador en ésta contienda.
Andrés Manuel, el candidato de las izquierdas, ya ha andado en campaña durante 12 años. Seis más sería sumamente difícil. Prácticamente ésta es su última oportunidad. En su desesperación y ante el temor de un nuevo fracaso político, ya advirtió que si pierde el 1 de julio, se irá a “La chingada”, el rancho de sus padres, allá en Chiapas.
Dada la popularidad que logró en el 2006, que le permitió estar a “un pelito” de ser el Presidente de México, Andrés Manuel decidió cambiar su estrategia. Moderar su tono de voz y cambiar su agresividad, por amor. En un sentido figurativo, el lobo feroz, a fin de engañar a caperucita, se disfraza con piel de oveja. Este cuento, nunca ha tenido un final feliz. “Caperucita”, ya creció y no la hacen tonta tan fácil.
En su desesperación, al ver que no logra repuntar en las encuestas relativas a preferencias electorales, aunque le pelea la segunda posición a la panista Josefina Vázquez Mota, se ha dedicado a hacer promesas populistas e ilusorias. Luis Echeverría le ha quedado chiquito. Para todos los males de México, tiene una fórmula mágica. Mediante decreto presidencial, se acabará la pobreza, el desempleo, la inseguridad pública, la corrupción, la drogadicción, la problemática educativa y tantas cosas más. Todo, sin aumentar la deuda externa, el aparato burocrático, los impuestos. Obviamente la mayoría de los mexicanos no le creen, pues de lo contrario se reflejaría en las encuestas.
Del otro lado, del equipo presidencial, encabezado por Felipe Calderón, ya no encuentran como hacerle. Falló en su intención de postular como candidato presidencial a su amigo Ernesto Cordero. Se le atravezó Josefina, su modesta auxiliar, y le ganó la posición. Contra su voluntad, Felipe tuvo que apoyar a la candidata “blanquiazul”, que presume ser diferente. El caso es que ni con todo el aparato oficial, ha podido repuntar. El colmo, es que prácticamente ya va en tercer lugar, luego de Andrés Manuel.
Una nota publicada éste sábado 19 de mayo, en el periódico capitalino La Jornada, advierte que en la cúpula del Partido Acción Nacional, dan por hecho que perderán la Presidencia de la República y señalan que existe desánimo en el blanquiazul e incluso que culpan de todo esto a Gil Zuarth, coordinador general de la campaña de Josefina Vázquez Mota, y al propio Presidente Calderón.
En el segundo párrafo de la nota en mención, se observa que “…Aunque en declaraciones públicas, los dirigentes del panismo insisten en que aún hay tiempo de remontar las encuestas y elevar las preferencias electorales a favor de su abanderada, en privado reconocen que la situación es difícil”.
Lo cierto es que el día de ayer, aquí en Tijuana, circuló el rumor, cual si fuese un hecho inminente, que Josefina declinará la candidatura, por decisión de Calderón, y los panistas se sumarán a Andrés Manuel, en un desesperado intento por evitar que Peña Nieto sea Presidente de la República. La versión parece descabellada –algunos dicen que está pelón-,
pero ante la desesperación, todo es posible.
Pero eso no es todo, hay quienes, “atan cabos” y comentan que los sucesos sangrientos que han ocurrido en los últimos días en varias entidades de la República Mexicana, la detención de cuatro militares de alto rango, así como las marchas en contra de Peña Nieto, no son cosas aisladas. Que la desesperación, en el PAN y las izquierdas, les está llevando a preparar un escenario caótico, que planteen la posibilidad de anular los comicios de julio próximo. En política, hasta lo imposible, es posible.
Dicen también, aunque suena dantesco y extremoso, que se puede dar un magnicido, en cualquier momento, antes del 1 de julio próximo. El recuerdo del asesinato de Colosio, en Tijuana, de inmediato vuelve a la mente de muchos. Definitivamente, la desesperación lleva a hacer cosas que, en sano juicio, una persona normal no se atrevería. Seguramente López Portillo diría : “…el diablo anda suelto”.
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