martes, 8 de mayo de 2012

Expediente Político: Sucesos aislados

Por Alfredo Calva
Ya es preocupante la deficiencia que presenta el alcalde Carlos Bustamante Anchondo, para entender y comprender la magnitud del problema que se vive al interior de la policía municipal, que controla y pesimamente dirigen, Alberto Capella Ibarra y Ricardo Hernández Garduño.








La reciente detención de dos elementos de la corporación preventiva en los momentos en que el par de angelitos operaban la venta de droga, muestra fehacientemente lo expresado por el Secretario Técnico del Sistema Nacional de Seguridad Publica, Oscar Vega Marín, con respecto a la incompetencia e incumplimiento `por parte de la mayoría de los municipios con relación a las tareas de depuración de sus corporaciones.







El primer edil se encuentra tan extraviado en este tema como sus propios subordinados responsables de la corporación, manifestar ante los medios de comunicación que el hecho es un simple caso aislado, es una actitud irresponsable por parte de Bustamante Anchondo, se le olvida lo suscitado hace un par de semanas con los tres agentes que fueron sorprendidos comerciando mariguana.







Sus aseveraciones incoherentes e incongruentes son una falta de respeto a los ciudadanos, a quienes Carlos Bustamante trata como disfuncionales mentales, sin que su oligofrenia le permita dimensionar de manera correcta la seria situación que se registra al interior de la policía, en donde las acciones para depurar de forma constante la corporación han brillado por su ausencia.







La pésima decisión que tomo al designar a Alberto Capella, como sucesor del Capitán Gustavo Huerta, aunado a la falta de capacidad de este y del director de la policía municipal, han ido degradando el trabajo realizado por la anterior administración al interior de la corporación, que le permitieron ir recobrando la confianza de la ciudadanía, sin embargo, de nueva cuenta esta se desmorona ante los hechos delictivos de agentes registrados en las últimas fechas.







Es de recomendar a la inerte directora de comunicación, Martha Zaldívar, que se despabile un poco y que este al pendiente de su jefe para que evite en lo posible emita declaraciones que lo evidencien ante la opinión pública.







Ya es tiempo de que Martita desquite el salario.





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