martes, 7 de febrero de 2012

Los 12 minutos de Televisa a Vázquez Mota

Por Alicia González
El encuentro fue en el noticiero de Joaquín López Dóriga, pasadas de las once de la noche, hora del centro del país. Enfundada en la esperanza y la cuasi pureza desempeñada en su mediana carrera como política, Josefina Vázquez Mota acudió al llamado para hacer propaganda de si misma y compartir con el conductor, la confianza que brota de su sangre por dos simples cosas: ser mujer y militar en Acción Nacional.


La entrevista parecía una obra teatral, en la que tanto el “periodista” como la aspirante dominaban en buena medida el guión a seguir. Pregunta, respuesta, sin aspavientos ni lapsus silenciosos que comprometieran la imagen de la aspirante. Una seguridad en apariencia equilibrada la acompañaba, cuestionamiento tras intriga que no le hizo dudar, ni siquiera cuando le mencionó López Dóriga su incredulidad ante el hecho de que no le afectarán las acusaciones y ofensas hacia su persona durante la elección interna.

Siguiendo el rito mensual de hacer homenaje al amor y la amistad, la ex secretaria de educación, consideró como estrategia, no arrastrar rencores y fortalecer la unidad en el partido para subir de peldaño. Ahora resulta que consultará a los equipos de sus ex rivales para fortalecer su disposición y facilitar el triunfo, reafirmado una y otra vez con un énfasis hipnotizador que deja sacudiendo al televidente tan solo unos instantes que será la próxima presidenta de México para que no se pierdan los avances en materia de estabilidad social y económica.

A 150 días de que se lleve a cabo la trifulca electoral, la fémina candidata que se considera en ventaja sobre sus rivales rojo y amarillo, reconoce que el hecho de ser mujer la ubica en una postura en la cual hay un “deseo” de que una madre de familia, lleve los hilos conductores de una nación derrumbándose día a día con la apatía por parte de los ciudadanos.

Con un dominio magistral, Vázquez Mota sobrevivió al encuentro televiso. Cualquier pregunta se tornaba como excusa para promoverse y señalar que continuará con lo que las administraciones panistas han llevado a cabo. También aprovechó para señalar su triunfo en 25 estados de la republica, pese a que un 26.9% de los militantes panistas acudieron a darle su voto.

Un exceso de confianza, no augura un triunfo a priori, quizá entre sus lecturas destaque El Secreto y considere que con el hecho de sentirse presidenta y pregonarlo a sol y sombra lo logrará, tal como consiguió su candidatura. Su presencia esparcía menos ausencia en su mirada, pues en ningún momento le despegó su atención al comunicador, o ¿acaso será que aplicaba una técnica básica para engañar al interlocutor y hacerle creer que se le miraba a los ojos? Mirarle la nariz, mirarle la frente y seguir escupiendo su conquista blanquiazul.

En la conversación hubo dos momentos en que López Dóriga parecía periodista. Uno cuando cuestionó que rol jugaría su marido de llegar a ser la primera mandataria, a lo cual, la suspirante respondió que la dinámica seria la misma y que su máxima aspiración figura ser como las demás familias y cuidar a nuestro país como lo ha hecho con su linaje. ¿Realmente quiere ser como el resto de las estirpes mexicanas? ¿Ganar el salario mínimo e ingeniárselas para que el salario minino rinda?

El siguiente instante, cuando el televiso le planteó que hay varios políticos que no aportan o no hacen su trabajo para que México sea considerado un país maravilloso, mientras que Chepina sonreía cuando fuera pertinente reafirmando su próximo liderazgo y que por las familias mexicanas vale la pena intentarlo.

¿Realmente esta candidata tiene planteado un proyecto de nación, más allá de continuar lo que se comenzó en el 2000? ¿Por qué no menciona un entretelón de lo que podría traerse entre manos en vez de repetir como disco rayado que ganará en Julio?

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