Por Gilberto Lavenant
Observando que el cuasicandidato presidencial, Enrique Peña Nieto, sigue encabezando las encuestas respecto a preferencias electorales, muchos priístas piensan que en el 2012 volverán los tiempos del viejo PRI, cuando la maquinaria tricolor era una “aplanadora”. Postularse como candidato priísta, era seguro llegar a ostentar cargos de elección popular.
Entonces, no importaban las negras historias, los pésimos antecedentes de los candidatos, por las buenas, o por las malas, lograban los triunfos electorales. Sin embargo, hay que advertirles, que no se vayan con la finta, que recuerden aquello de que “del plato a la boca, se cae la sopa” y que los panistas defenderán hasta con sangre –dicho esto no presagiando hechos sanrgientos, sino únicamente el esfuerzo máximo que realizarán- para no perder la Presidencia de la República. El desempleo, es algo terrible.
Los partidos opositores al PRI, están dispuestos a hacer efectivo aquello de que “en la guerra y el amor, todo se vale”, y harán uso de todos sus recursos, para “bajar” a Peña Nieto de la nube en que se encuentra y que parece llevarle a un triunfo seguro en el 2012.
En el plano local, las cosas no serán mejores. Prueba de ello es que el Partido Acción Nacional, en Baja California, está tratando de tener candidatos ganadores, aquellos que en su momento tuvieron amplias simpatías, aunque ahora vivan simplemente de recuerdos. El fracaso electoral del 2010, les dolió en el alma. Y en el bolsillo también.
Los panistas lo han entendido. Prueba de ello, por ejemplo, es que el Gobernador José Guadalupe Osuna Millán, del equipo de apoyo del precandidato oficial, Ernesto Cordero, maniobró para convencer al exgobernador Ernesto Ruffo Appel, coordinador de la precandidata Josefina Vázquez Mota, para que aceptara ser postulado como candidato a Senador, junto con Victor Hermosillo Celada.
Esto resulta absurdo, pues lo lógico es que Osuna Millán impulsara a alguno de sus pupilos, que fuese fiel a Cordero y por lo tanto al Presidente Calderón. Le preocupa e interesa que sean panistas los que ganen, aunque no sean precisamente de su equipo.
Los priístas, no lo entienden aún. Se quieren subir a la contienda política, colgarse de la popularidad de Peña Nieto y ganar, aunque carezcan de méritos para ello. Incluso, aunque tengan una estela de fallas, desviaciones y pecados de todo tipo.
Se observa principalmente en las candidaturas para el Senado de la República. Son solamente dos posiciones y muchos “tiradores”. Inicialmente se pregonó que los candidatos serían el dirigente estatal del PRI, René Mendívil, por parte de la zona costa de Baja California, y Enrique Acosta Fregoso, dirigente estatal de la CNOP, por parte de Mexicali.
A raíz de los movimientos en el escenario priísta nacional, la retirada de Manlio Fabio Beltrones Rivera, de la contienda interna, la designación de secretarios generales regionales, siendo el correspondiente a esta entidad el exgobernador de Coahuila Enrique Martínez y Martínez, la salida de Humberto Moreira de la dirigencia nacional del PRI y la designación del sustituto, Pedro Joaquin Coldwell, se generó una incertidumbre general en la entidad y surgieron nuevos precandidatos. David Saul Guakil y Eligio Valencia Roque, por Tijuana, Eduardo Martínez Palomera, Nancy Sánchez Arredondo y Guillermo Aldrete Hass, por Mexicali. Posiblemente surjan más en los próximos días, en especial aquellos que presuman tener línea directa con el equipo cercano a Peña Nieto.
Si se aplicara la estrategia panista, los priístas deberían escoger a candidatos ganadores. De los nombrados hasta ahora, ninguno garantiza triunfos. Algunos de ellos incluso pueden ser considerados como “cartuchos quemados”, no tanto como los panistas, que quizás en tiempos pasados disfrutaron triunfos y hoy simplemente viven de recuerdos, sino por el hecho de que, además de que carecen de méritos suficientes, no tienen carisma, mucho menos popularidad y tienen “piel de tigre”. Manchas por doquier.
En el caso especial de la diputada Nancy Sánchez Arredondo, quien ya externó sus aspiraciones a contender para ser Senadora, apenas lleva un año como legisladora local, por lo que no habla bien de su persona que ya piense en dejar la posición, para ir en busca de otra de nivel superior. Es dinámica, inquieta, de carácter fuerte, pero se le recomienda que cumpla con el cargo que ostenta y quizás en la siguiente contienda federal pueda participar, con ciertas posibilidades de triunfo.
Por lo que respecta a los demás aspirantes, antes de que surjan las descalificaciones, deberían hacer un ejercicio de autocrítica, y declinar, pues en lugar de representar un respaldo para la candidatura de Peña Nieto, seguramente constituirán un lastre. Igual se debe hacer en cuanto a los aspirantes a ocupar diputaciones federales.
Unos y otros, en el caso de los priístas que aspiren a candidaturas para Senadores o diputaciones federales, deben reflexionar sobre los serios riesgos que afrontarán, tomando en cuenta que en Baja California, aunque el PAN haya perdido los cinco ayuntamientos y la mayoría en la legislatura estatal, esta entidad sigue siendo territorio panista, en el que José Guadalupe Osuna Millán defenderá hasta con los dientes la honra blanquiazul. Claro, con el apoyo de Felipe Calderón.
Si quienes contiendan por el PRI, ganan, independientemente de que se diga que quien realmente ganó, fue Peña Nieto, al final de cuenta lo que contará para ellos, es que se irán a participar en las ligas mayores de la política nacional.
El problema es que si pierden, aunque Peña Nieto gane, recibirán todas las críticas y descalificaciones y quedarán como apestados, al menos durante el siguiente sexenio. Quizás vean truncada su carrera política y rotas todas sus aspiraciones. Diferente será si frenan sus aspiraciones y, dependiendo del resultado de los comicios de julio del 2012, tendrán mayor seguridad de triunfo en los comicios locales del 2013 y en los siguientes federales. Hasta la política se juega con el librito. No hacerlo así, es riesgoso.
gil_lavenants@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario