Por Gilberto Lavenant
Ayer jueves, tal y como estaba previsto, el Secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, entregó el V Informe de Gobierno del Presidente Felipe Calderón, en el Palacio Legislativo de San Lázaro. Se siguió el protocolo previsto para ello desde el II Informe de Calderón.
El diputado Emilio Chuayffet, fue el encargado de recibir el documento, en el Salón Protocolo de la Cámara de Diputados. Previamente se había instalado el Congreso General, con la asistencia de 360 de los 500 diputados federales y 91 de los 128 Senadores. Los ausentes, seguramente andaban “fomentando” el turismo. Como suelen hacerlo.
Obviamente, las diversas fracciones parlamentarias, hicieron sus respectivos planteamientos y posicionamientos, no solo sobre el contenido del informe presidencial, sino sobre la realidad prevaleciente en el país. Después de todo, en política, hay dos Méxicos. Uno, el del discurso oficial, y otro, el país real, el de las carencias, el de las deseperanzas, el de la violencia y la inseguridad nacional. La versión oficial, es, como se esperaba, llena de optimismo, de logros, de avances, de fortalecimiento, de orgullos. El país encantado, el de las maravillas de Alicia, la del cuento.
La síntesis del informe se conoció a través de un resúmen ejecutivo, que la Presidencia de la República hizo circular, en tanto que se conoce y analiza el informe completo, respecto del cual este día Calderón dará un mensaje en el Museo Nacional de Antropología e Historia, ante poco más de mil invitados especiales. Pocos, comparados con los 10 mil o más que se pretendía reunir en el Auditorio Nacional.
En la introducción del resúmen ejecutivo de su V Informe, Calderón afirma, que en cinco años de gobierno, el Ejecutivo federal avanza con determinación en la transformación del país, para elevar la calidad de vida de los mexicanos y modernizar el quehacer institucional del país.
Bueno, bajo la óptica del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, que afirma que México dejó de ser un país de pobres, aunque sigue siendo un país pobre, y que una familia, con 6 mil pesos al mes, puede comprar “coche” –así les llaman en el DF-, adquirir casa a crédito y además pagar la colegiatura de sus hijos, pues seguramente en estos cinco años, se ha “elevado” la calidad de vida de los mexicanos. Muchos de ellos, más de 40 mil, ya se fueron al cielo, con eso de la narcoguerra. A esos, ya se les “elevó”.
En otra parte, el mandatario refiere, que su gobierno ha hecho frente a la delincuencia con la Estrategia Nacional de Seguridad, “…para construir un orden y una paz auténticos y duraderos, así como un país de leyes donde las familias puedan vivir con tranquilidad”.
Quien sabe de qué país habla, pues al menos en el nuestro, no existen, ni un orden, ni una paz, ni auténticos, ni duraderos, ni mucho menos “…un país de leyes donde las familias puedan vivir con tranquilidad”. Ni la burla perdona.
Se le pasó la mano, a quien le redactó el informe a don Felipe Calderón, pues todos saben, el mundo entero lo sabe, que la violencia en México es incontrolable, que no solamente más de 40 mil mexicanos han perdido la vida durante la narcoguerra, sino que muchas familias se han desplazados de sus zonas de origen, tratando de encontrar algún sitio en donde puedan preservar sus vidas. Lo ocurrido en días pasados en Monterrey, Nuevo León, es un claro ejemplo de la grave situación por la que se atraviesa en el país.
Presume Calderón, en su V Informe, de haber “…trabajado para preservar la estabilidad macroeconómica e impulsar la competitividad del país”, resltando que ante la crisis financiera internacional más severa en décadas, “… se ha respondido con políticas que permitieron a la economía reanudar el crecimiento y la generación de empleos”.
Si es cierto, en apariencia México, en lo que llaman macroeconomía, está mucho mejor que años atrás. Pero en el esquema que plantea, se olvida mencionar que en los primeros cuatro años de su administración, se sumaron 13 millones de mexicanos a la condición de pobreza, elevando el número, hasta el 2010, a 57.7 millones, o sea el 51.3 por ciento de la población de nuestro país. Hablar, de manera triunfalista, es faltarle al respeto a los mexicanos.
Precisa, que en su V Informe, se resaltan los logros alcanzados desde el inicio de la presente administración, el 1 de diciembre de 2006. Bueno, si por logros, se considera el empobrecimiento de muchos mexicanos, la muerte de muchos más, pues sí, efectivamente, son logros inobjetables, pero que no puede presumir.
Habla también, de que en materia de política social, en estos cinco años, “…se ha ampliado y mejorado este sector, lo que se refleja en que hoy más mexicanos que nunca tienen acceso a salud, educación y servicios básicos, y reciben apoyos para desarrollar sus capacidades y cubrir sus necesidades básicas”.
Obviamente, el señor Presidente no conoce el país que presuntamente gobierna, pues de conocerlo, sabría que son cientos, quizás miles, los niños y jóvenes mexicanos que no tienen oportunidad de estudiar, por falta de cupo en los planteles educativos de todos los niveles. Probablemente sus colaboradores no le han dicho, que tan solo la Universidad Autónoma de Baja California, este año, rechazó a 10 mil jóvenes preparatorianos que deseaban cursar estudios superiores.
Por cuanto hace al acceso a la salud, considera que cada día hay más mexicanos atendidos y beneficiados, tan solo porque han sido afiliados masivamente en el Seguro Popular, debe decirse que estadísticamente, eso es cierto, pero que la realidad es totalmente distinta, pues los mexicanos afiliados, cuando se presentan a los centros hospitalarios, la mayoría ni siquiera pueden entrar a las instalaciones, si no llegan de madfrugada para obtener una ficha. Pero en fin, esa es la versión oficial, la de las “cuentas alegres”, la de condiciones ilusorias. El México real, es muy distinto al “maravilloso” país del cuento de don Felipe.
gil_lavenants@hotmail.com
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