Por Gilberto Lavenant
Seguramente muchos recuerdan el encendido discurso del Alcalde priísta ensenadense, Enrique Pelayo Torres, durante el acto conmemorativo del fallecimiento del excandidato a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, en marzo pasado. Ahí en Lomas Taurinas, en Tijuana.Pelayo se ostentó como representante de los demás alcaldes de Baja California y parecía anunciar una seria tormenta al interior del priísmo bajacaliforniano.
El ensenadense, se olvidó que era un acto luctuoso, que era netamente de priístas para priístas. O bien, deliberadamente trató de encender la mecha de una bomba, que presagiaba serios roces, confrontaciones y fricciones, las que dejarían en malas condiciones al PRI, tanto para la sucesión presidencial en el 2012, como para los comicios por la gubernatura estatal en el 2013.
Para los que estuvieron ahí presentes, y para quienes se enteraron posteriormente, el discurso de Pelayo fue algo así como una declaración de guerra en contra del Senador Fernando Castro Trenti y de los actuales dirigentes del Partido Revolucionario Instituticional. Muchos.
“…Con la elección de Humberto Moreira Valdez –dijo Pelayo- como Presidente del CEN del PRI, tenemos la oportunidad de corregir el rumbo del partido, tal como lo anhelaba Luis Donaldo, de crecernos ante la adversidad, apoyados en su legado, de mantener a toda costa la unidad interna, de ampliar democráticamente los mecanismos para renovar las dirigencias estatales, municipales, y elegir a los mejores hombres y mujeres como candidatos a los diferentes puestos de elección popular”.
Entonces el columnista apuntaba que muchos de los presentes entendieron –y lo comentaron en voz baja y quizás por prudencia guardaron silencio- que Pelayo Torres estaba conminando a los priístas bajacalifornianos a sacudirse a Castro Trenti y a los actuales dirigentes del PRI en la entidad, para estar en condiciones de “…elegir a los mejores hombres y mujeres como candidatos a los diferentes puestos de elección popular”.
Más adelante, Pelayo habría de afirmar que los priístas, “…estamos obligados a interpretar el legado de Colosio y sumarnos al llamado de Moreira, sin dejar espacios a liderazgos e intereses personales de grupos o corrientes que se anteponen al interés social y a las demandas y principios de nuestro estatuto, que buscan el avasallamiento de otros”. El columnista observaba entonces que Pelayo no dijo nombres, pero que evidentemente se refería a Castro Trenti.
El columnista también apuntó que, en voz baja, algunos comentaban que parecía que estaban escuchando a Jorge Hank Rhon, el otro priísta presunto aspirante a la gubernatura estatal y que tales señalamientos eran el anuncio de una virulenta batalla para suceder en el cargo al Gobernador Osuna Millán.
Más adelante, en su discurso, el alcalde ensenadense advirtió que “…No son tiempos para favoritismos anti democráticos, ni albazos disfrazados de un supuesto pluralismo carente de sustento, adelantados a los tiempos que establece nuestro instituto político”. El columnista traducía o interpretaba el mensaje, observando que, para quienes no le entendieron, esto quizo decir que Castro Trenti pretende dar madruguete con su corriente Fuerza Baja California.
“…Necesitamos –dijo luego- cambios en las seis dirigencias del partido en Baja California. Los Alcaldes requerimos de nuevos dirigentes que coadyuven y defiendan en todo momento el ejercicio de nuestras acciones como gobierno”.
En respuesta a tales señalamientos, Julio Felipe García, coordinador del grupo parlamentario priísta en el Congreso del Estado, salió al quite y lo menos que le dijo al Alcalde ensenadense, es que debía ser humilde y agradecido. En otras palabras, le llamó malagradecido, pues ahora reclama el cambio de los dirigentes priístas que, bien o mal, lo llevaron al puesto que hoy ocupa.
Han pasado casi tres meses de aquel evento en Lomas Taurinas, y Pelayo ya es otro. Al menos aparenta serlo. Ya hizo las paces con el Senador Fernando Castro Trenti y ya se sumó a su proyecto político. Todo mundo conoce la estrecha relación del ensenadense con Jorge Hank Rhon, aparente rival político de Castro Trenti, por la gubernatura estatal.
Hace un par de semanas, allá en Ensenada, Castro Trenti y Pelayo, coincidieron en un evento partidista convocado y organizado por Alfonso Garzón, diputado local y dirigente del PRI en el puerto. Ahí Fernando dirigió elocuentes palabras respecto a la personalidad –el lado positivo- de Pelayo Torres. El aludido se hinchó como pavo real. Hasta permitió que el Senador le levantara la mano, en señal de triunfo.
El pasado fin de semana, en un evento convocado por Guillermo Aldrete, para encabezar una organización de legisladores y exlegisladores, allá en Mexicali, de nueva cuenta coincidieron Castro Trenti y Pelayo Torres. También estuvo ahí Javier Urbalejo Cinco, alcalde tecatense y el anfitrión, Francisco Pérez Tejada, alcalde mexicalense.
Todo indica que Castro Trenti ha logrado lo que muchos ni imaginaban posible : restañar las heridas del priísmo bajacaliforniano, cuyas piezas parecía difícil unir. Ni siquiera con “colaloca”. Solo quedan dos piezas sueltas, que, parece aún presentan resistencia, que son el Alcalde de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo y Javier Robles, de Playas de Rosarito, que siguen fieles a Hank Rhon. Que cada quien haga sus conjeturas.
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