Por Federico Arreola
¿Y ahora? Pobre Felipe Calderón Hinojosa, nada le sale bien. Absolutamente nada. Qué fracaso el suyo. Autorizó que el ejército mexicano arrestara, en Tijuana, al priista Jorge Hank Rohn. ¡El ejército! Y junto con Hank, fueron aprehendidas diez personas que colaboran con él. Pues bien, ni dos semanas pasó en prisión ese hombre, uno de los hijos consentidos del Grupo Atlacomulco, sí, el que trabaja intensamente para que Enrique Peña Nieto llegue a la presidencia de la república. Sus diez acólitos, por supuesto, también fueron liberados. No creo que Calderón haya participado en ningún tipo de negociación con la cúpula del PRI para soltar a Hank. Estoy seguro de que, simple y sencillamente, el priismo probó que tiene más fuerza que el panismo que supuestamente está en el poder. Es decir, en este duelo mafia contra mafia, la tricolor se ha visto mucho más fuerte que la albiazul. Qué historia de terror. Lo de menos es esta nueva derrota de Felipe Calderón. Lo preocupante es lo que tal hecho anuncia: que a los capos priistas no será sencillo vencerlos. Pero lo debemos intentar. Yo, por mi parte, seguiré haciéndolo apoyando al movimiento de resistencia encabezado por Andrés Manuel López Obrador. No veo otra esperanza.
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