Por Gilberto Lavenant
La figura de candidatos independientes o candidatos ciudadanos, está incluída tanto en la propuesta de reforma política a nivel nacional, como la propuesta a nivel local.
Bajo la pretendida suposición de acabar con el monopolio de los partidos políticos, para acceder al poder, la posibilidad de contar con candidatos apartidistas, parece atractiva y motivadora para los ciudadnos apáticos o incluso para aquellos que votan, en un sentido o en otro, como premio o castigo hacia los partidos políticos.
Parece algo sencillo el llegar a ser candidato independiente, al márgen de los partidos políticos, donde las estructuras están viciadas y las posiciones están tan acaparadas, que no conceden oportunidad alguna, incluso a elementos valiosos y capaces.
¿Qué se requiere, para que existan candidatos ciudadanos o independientes ?
Bueno, por principio de cuentas, que se aprueben las propuestas en ese sentido. Que se establezcan las reglas, legalmente hablando, que permitan a una persona llegar a ser candidato a algún puesto de elección popular.
En segundo lugar, que los requisitos para ser candidato independiente, sean sencillos, alcanzables o factibles de reunir, sin grandes esfuerzos.
Tercero, que surjan ciudadanos valientes, dispuestos a enfrentar un proceso electoral y que puedan reunir un aparato para promoverse, para darse a conocer ante los electores y que tengan los argumentos suficientes para captar el interés ciudadano.
Debe tomarse en cuenta, que no será lo mismo, pretender ser alcalde, regidor o diputado local, que gobernador o incluso Presidente de la República. A mayor nivel del cargo que se pretenda ocupar, mayores recursos y preparación. Sobre todo, mayor proyección.
Aún en el caso de que fuesen aprobadas las reformas legales, tanto a nivel federal, como a nivel estatal, para poder contar con candidatos ciudadanos, tardarán varios años en que estas nuevas figuras, en las estructuras electorales, aparezcan en la vida real.
Jorge Castañeda, quien fuese Secretario de Relaciones Exteriores en la administración foxista, pretendió llegar a ser candidato independiente. De nada le valió invocar criterios internacionales. Se quedó con las ganas.
Esta semana estuvo en Tijuana, promoviendo uno de sus libros, y al ser cuestionado sobre este tema, manifestó poco interés y reconoció como pobres las posibilidades de que surjan candidatos independientes en los próximos comicios en nuestro país.
Si la figura es creada, legalmente hablando, deberán pasar varios años, para que las organizaciones ciudadanas de todo el país, puedan llegar a establecer estructuras para postular candidatos comúnes, con ciertas posibilidades de éxito.
Podrían surgir ciudadanos, como el poeta Sicilia, la señora de Wallace o Martí, que hagan despertar las conciencias ciudadanas, que se interesaran en aprovechar esta apertura electoral.
Con la diferencia de que estos personajes coinciden en sus reclamos de eficiencia y responsabilidad a los políticos, pero, hasta el momento, ninguno ha manifestado interés de ocupar puestos públicos. Seguramente saben que apenas se vislumbre en ellos el mínimo interés por llegar a ser funcionarios públicos, perderán el valor moral adquirido como ciudadanos valientes.
Aquellos que hoy son considerados como caudillos ciudadanos, apenas den el primer paso hacia la posibilidad de ser postulados a algún puesto de elección popular, serán encasillados en la categoría de políticos, la clase social más desprestigiada y repudiada.
Porque, parece algo ideal, pero al mismo tiempo resulta absurdo e incongruente.
¿Cómo participar en una contienda electoral, sin caer en la tentación de hacer promesas, como las hacen los políticos, que no se puede garantizar que habrán de ser cumplidas?
Y ya en el cargo, sin una experiencia o capacitación previa, correr el riesgo de hacer el ridículo, y quedar en el papel de político mentiroso, al prometer sueños irrealizables, o muy lejanos de la simple teoría a la práctica.
¿Cómo evitar el ser contaminado con ideologías políticas?
¿Cómo mantenerse apartidista?
¿Cómo lograr estructuras estrictamente ciudadanas?
Las candidaturas ciudadanas o independientes, al menos en México, parecen ser una mera utopía, un señuelo político para motivar a los electores, para que se animen a lanzarse a aventuras electorales que difícilmente puedan llegar a un final feliz.
Si fuese posible llegar a ocupar puestos públicos, por esta vía, de tontos los políticos aprobarían esta propuesta. Es tanto como matar a la gallina de los huevos de oro, del cuento. Como que hay gato encerrado en todo esto.
gil_lavenants@hotmail.com
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