Por Gilberto Lavenant
Los panistas bajacalifornianos están afrontando una serie de dilemas ante la posibilidad y conveniencia de empatar las elecciones locales en el 2012 y, sobre todo, ante el riesgo de las imposiciones centralistas que en el 2010 fueron de las principales causas de la estrepitosa derrota electoral.El año pasado, en las elecciones internas, en las que habrían de decidir a quienes postularían para los diversos cargos de elección popular, tanto diputaciones como alcaldías, se hicieron simulacros de procesos democráticos, pero de cualquier forma trascendió y resultó evidente que la mayoría de los postulados fueron impuestos.
El caso más notable lo fue el de Carlitos Torres Torres, candidato a Alcalde de Tijuana, de quien se dijo que era el candidato oficial del Presidente Felipe Calderón, su padrino de bodas. La verdad es que, en otros casos, se aprovechó la inercia y se utilizó el nombre del Presidente para postular candidatos “a chaleco”, aseverando que esas eran las instrucciones presidenciales, cuando que las decisiones eran dictadas a nivel local por el Gobernador Osuna Millán y operadas por el entonces Secretario General de Gobierno, Francisco Blake Mora.
Luego de la derrota, los panistas se dedicaron a buscar culpables, o mejor dicho, a tratar de echarle la culpa a alguien y descansar responsabilidades, pues todo mundo sabía quien o quienes habían operado las imposiciones e incluso cómo le habían hecho para ello.
Las nóminas oficiales, tanto las estatales como las municipales, fueron la base para manipular padrones electorales internos. Hoy comentan sin rubor alguno, lo que en esos momentos negaron tan frenéticamente, pero que eran secretos a voces.
Pues bien, eso es lo que les tiene preocupados a la mayoría de los panistas, que las decisiones o el “dedazo” venga desde el centro del país, sobre todo ahora que la política interna, nacional, está en manos de un bajacaliforniano, que tuvo a su cargo las imposiciones del 2010 y que ahora podría utilizar ese método a favor de sí mismo.
Por eso, básicamente, están dudando en que sean empatadas las elecciones locales con las federales en el 2012, por el temor fundado de que viniendo la “línea” desde la capital del país, muchos no tendrían oportunidad alguna de alcanzar alguna postulación, si no cuentan con la simpatía de Blake Mora o de Calderón.
Algunos, para evitar riesgos, preferirían que los comicios locales fueran en el 2013, cuando ni Calderón, ni Blake Mora, tuvieran en sus manos el control del panismo nacional y por lo tanto la voz de mando a la hora de seleccionar y postular candidatos. Dicen que no eran ariscos, pero los hicieron.
No es tanto el supuesto vacío de poder, que argumentan se daría en caso de empatar la elección de Gobernador en el 2012, y que durante año y medio se tendría Gobernador en funciones y Gobernador electo, eclipsando el segundo al primero, como una cuestión natural. De esto se aferran muchos panistas para no tener qué decidir de inmediato que el empate electoral sea el próximo año.
Es algo mucho más que eso. Los amigos y seguidores de Blake Mora, por supuesto que están a favor de que en el 2012 sean las elecciones locales, pero son muchos los panistas que no pertenecen a ese “grupo selecto” y que sienten que no les favorecería tal decisión.
Por ello, como el enamorado indeciso que deshoja la margarita, ante el dilema : “me quiere, no me quiere; me quiere, no me quiere”, muchos panistas se la pasan reflexionando : -me conviene, no me conviene; me conviene, no me conviene.
Otros más, por cuestiones de tiempo, básicamente, pues posponer sus aspiraciones políticas otros 6 años, piensan que ya no hay tiempo para ello, se están preparando para enfrentar los riesgos de las posibles imposiciones. Al final de cuentas, dicen, todo Presidente de la República, en su sexto año de gobierno, no tiene la fuerza política de sus inicios y rebelarse ante sus deseos u ordenes, ya no es tan grave.
Así es que los “antiblakistas” o “anticalderonistas”, que definitivamente no simpatizan con las imposiciones, que serían en contra de sus respectivos intereses, se están preparando para reclamar procesos internos, claros y equitativos, sin consignas, sin “dedazo”.
El exalcalde Héctor Osuna Jaime, expresidente de Cofetel, ha sido el primero en levantar la voz y advertir los riesgos de las imposiciones y las posibles consecuencias de ello.
Irónicamente, se dice que quien sigue a favor de las imposiciones lo es su cuñado Carlitos Torres Torres, que sueña con ser candidato a Senador de la República, por la vía del “dedazo”. Don Héctor debe entender que esto pasa hasta en las mejores familias.
Curiosamente, a los panistas no les preocupa tanto saber quienes serán sus rivales, por los demás partidos políticos, si no saber si entre ellos prevalecerá el voto abierto o la designación directa. Las imposiciones, pues.
gil_lavenants@hotmail.com
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