jueves, 10 de marzo de 2011

COLUMNA: Palco de Prensa

* Los trapos sucios
Por Gilberto Lavenánt
Hasta esta semana, Julián Leyzaola Pérez, era el ídolo de muchos. Bueno, lo era. Presumía ser un excelente policía, al que, según él, los tijuanenses le debían la poca o aparente tranquilidad prevaleciente en estos momentos.
Sin embargo, su pupilo, sucesor, presuntamente el más ferviente de sus admiradores, casi su clon, a quien ya empezaban a llamar “Leyzaola II”, Gustavo Huerta Martínez, Secretario de Seguridad Pública de Tijuana, fue el encargado de mostrar que Leyzaola, aparte de su supuesta eficacia en materia de seguridad pública, era un pésimo administrador. Al menos así lo parece.



Adquisiciones de bienes que nunca recibió la corporación, algunas de ellas sin la licitación correspondiente, el supuesto “jineteo” de recursos económicos, algunas de estas operaciones realizadas a un mes de concluir la gestión del XIX Ayuntamiento que encabezó el panista Jorge Ramos, entre otras cosas.



Pero no crean que fue un acto de ingratitud, de traición o supuesta venganza de Huerta hacia Leyzaola. Tuvo el cuidado de observar que su exjefe le advirtió que aquellos documentos que no estuvieran firmados por él, significa que no los autorizó, dando a entender que se hicieron tratos a espaldas o a escondidas de Leyzaola.



En la entrevista con reportero de un periódico local, Huerta Martínez reveló que ha encontrado irregularidades, en materia de manejo de recursos económicos, en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana.



Entre ellas citó la constitución de un fideicomiso para el pago de seguros de vida de los policías municipales, observando, que en la documentación correspondiente, no aparece la firma de Leyzaola. Dijo que solo aparece la firma del exAlcalde Jorge Ramos y del exSíndico, Héctor Magaña Mosqueda.



Supuestamente dicho fideicomiso se constituyó en octubre del 2010, un mes antes de que Ramos Hernández concluyera su gestión y Huerta presume que el dinero correspondiente fue “jineteado”.



Revela también rivalidades o roces de Leyzaola con el exoficial mayor, Mario Martínez, quien presuntamente le limitaba en la disposición de recursos económicos que solicitaba.



Como caso concreto citó la contratación o compra de uniformes, así como implementos de seguridad, tales como furnituras o esposas, y que los policías nunca recibieron.



Resulta un tanto dudosa la versión de Huerta, que pretende hacer aparecer a Leyzaola en una posición incómoda, pues éste era el “orgullo” de Ramos Hernández, e incluso presionó hasta donde pudo para que su sucesor, Carlos Bustamante, lo dejara en el cargo.

Se supone que cualquier acción que le limitara o le impediera desarrollar sus planes de trabajo, las debió hacer del conocimiento del enconces Alcalde. No es creíble que se hayan hecho cosas a sus espaldas.



Quienes conocieron de estas declaraciones de Huerta, cuestionan si es que lo hizo para resaltar las irregularidades cometidas, a fin de que se actuara en consecuencia, o simplemente su intención fue ayudar a su exjefe a librar señalamientos.



Así mismo, se pone en tela de duda la supuesta denuncia de Huerta, pues aún cuando afirma que esto ya lo hizo del conocimiento del Alcalde Carlos Bustamante, e incluso ya lo reportó a la Sindicatura, no es su papel el propalar hechos o actos, presuntamente irregulares, pues eso le corresponde a la Síndico Yolanda Enriquez, luego de analizar la documentación e identificar las fallas o excesos en que se haya incurrido.



Ahora que, si tales documentos o constancias relativas a dichas irregularidades, los localizó en las oficinas de la Secretaria de Seguridad Pública, eso significa que estuvieron al alcance y obviamente a la vista de Leyzaola, y que en caso de haber sido de su conocimiento, y no haberlas denunciado o reportado a su jefe superior, o sea al Alcalde Ramos Hernández, incurrió en encubrimiento, y por lo tanto fue cómplice o copartícipe de los mismos.



Así es que, salvo prueba en contrario, Leyzaola resulta involucrado en las irregularidades a que hace referencia su sucesor, Gustado Huerta, lo que viene a constituir una nota mala más, en su expediente.



Tal vez aquí se podría aplicar aquello de que “cuando las comadres se enojan, salen a relucir los trapos sucios”. En este caso, es lo que aparentemente pasó.





gil_lavenant@hotmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario