Por Teresa Gurza
Antes de que termine este año de celebraciones, quiero referirme al 210 aniversario que mi colegio cumplió precisamente este noviembre.
Prácticamente todo mundo guarda recuerdos maravillosos de sus años escolares; y la mayoría tiene en los amigos que formó en esa época, un sostén en la madurez. Estudié la Primaria y el Bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón, Instituto Femenino Mexicano era su nombre oficial. Fue el 21 de noviembre de 1800 cuando Magdalena Sofía Barat, fundó la Congregación de Religiosas del Sagrado Corazón. Ella y Santa Teresa de Avila, son las dos únicas mujeres que tienen estatua dentro de la principal capilla del Vaticano, porque son consideradas “Doctoras de la Iglesia“. Tras la fundación de la Congregación surgieron casi de inmediato los primeros colegios; y a los pocos años, la obra se había extendido por toda Europa con el objetivo de educar a las niñas de la naciente burguesía. En 1818, una joven francesa que hoy es Santa Rosa Filipina Duchesne desembarcó en Lousiana Estados Unidos y empezaron a surgir los colegios de América. Para 1865, la Sociedad del Sagrado Corazón contaba con 89 casas; 64 de ellas en Europa y 25 en América. Y como característica siempre junto a los “pensionados”, como se llama a los colegio de paga, se instalaron escuelas gratuitas dirigido por las mismas monjas y destinado a niñas de menores recursos. Por razones que desconozco no fue en México, sino en la ciudad chilena de Talca, donde en 1852 la monja Ana du Rousier fundó la primera casa del Sagrado Corazón en América Latina; actualmente hay en ese país tres colegios que atienden diferentes realidades sociales. Ana nació en Francia en 1806, en medio de la resistencia Vendeana a la Revolución Francesa. Y cuando por los movimientos revolucionarios de 1848 se cerró el colegio del Sagrado Corazón en Turín, Magdalena Sofía envió a Ana a visitar las casas que en Estados Unidos había establecido Rosa Filipina Dúchense. Ana llegó a Luisiana en Noviembre de 1852; a los pocos días murió Filipina, pero conociendo que está próximo su fin, le pide llevar los colegios a Chile y desde ahí a toda América del Sur y a México. Dos años antes, en Julio de 1850, el obispo de Talca había enviado a la congregación un oficio explicando el interés de María Teresa Serra y Muñoz, religiosa del Sagrado Corazón nacida en Chile y que radicaba en España, de fundar en su patria casas del instituto. Pero como el gobierno chileno de la época le pidió enviara estatutos y reglas de la Congregación, el Arzobispo se molestó y desistió de su propósito. A los dos años impulsado por el obispo Joaquín Larraín Gandarillas, volvió a hacer la petición; y el Gobierno del presidente Manuel Montt le concedió la autorización mediante decreto del 30 de abril de 1852. A la brevedad llegaron monjas suficientes para enseñar francés, inglés, historia, geografía, elementos de literatura e historia natural, física, mineralogía, botánica, astronomía, música, dibujo y labores de aguja; y se abrió el primer colegio en Chile. De ahí, arranca la historia de las otras casas del Sagrado Corazón en América Latina.Tal vez por haber sido Chile el primer país de la primera fundación sudamericana es una chilena llamada Juanita Fernández del Solar la única exalumna canonizada.Juanita murió a los 19 años siendo monja de la orden de las Carmelitas Descalzas y fue llevada a los altares por Juan Pablo II con el nombre de Santa Teresa de los Andes. La historia de la Provincia México-Nicaragua tiene sus raíces en 1873, cuando empezaron las gestiones para obtener la fundación de una casa del Sagrado Corazón en México; que no se logró sino hasta 1883. Siguieron al colegio de México los de San Luis Potosí, Guadalajara, Monterrey y Chihuahua.
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