Por Teresa Gurza
Por coincidencia esta semana dos de los más importantes personajes internacionales hablaron; y sus palabras cambiaron puntos de vista que se habían mantenido en un caso durante siglos y en el otro por décadas.
Sin embargo a los pocos días, voceros o cercanos de ambas figuras echaron para atrás los planteamientos que habían en cierto modo significado adelantos en sus respectivas materias.
Me refiero al Papa Benedicto XVI y a Fidel Castro.
Lo dicho por el Pontífice apareció en el periódico del Vaticano que resume extractos de un libro de próxima aparición.
En ellos, el Papa dice que el uso de condones para detener la propagación del sida puede estar justificado en algunos casos; lo que constituye un cambio sobre la posición que ha mantenido la Iglesia Católica.
Incluso el Papa precisó que el uso de condones por parte de prostitutas, podría ser “un primer paso hacia la moralización"; especificando sin embargo, que los condones "no son realmente la forma de lidiar con el mal de la infección con VIH".
Si bien algunos líderes católicos romanos se habían referido en el pasado al uso limitado de condones en casos específicos, como el menor de dos males para detener la propagación del VIH/sida, esta es la primera vez que el Papa menciona esa posibilidad como una forma de iniciarse en la moralización.
Pero a los pocos días, el Vaticano se echó para atrás y enmendándole la plana, aclaró que Benedicto XVI no se refería a las prostitutas, sino “a los prostitutos” hombres.
En cuanto a Fidel, dejó de echarle la culpa al imperialismo y a la reacción interna y foránea y en estos días advirtió que la destrucción del sistema cubano puede venir “desde dentro”.
La nota que sobre el tema escribió Gerardo Arreola, corresponsal de La Jornada en Cuba, muestra que Fidel fue aún más allá puesto que indicó que el liderazgo en la isla ha cometido “muchos errores”; entre ellos, el de “creer que alguien sabía de socialismo”.
Todo sucedió en una reunión de Fidel con estudiantes, ocurrida exactamente cinco años después de que lanzara en la Universidad de La Habana una advertencia sobre la necesidad de reformas en el sistema de la isla.
“Hoy de nuevo ratifico ese discurso”, dijo; y puntualizó que Cuba puede autodestruirse por sí misma…los que no pueden destruirla hoy son ellos (Estados Unidos); nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”.
Siguió diciendo que luego de muchos años ha llegado a la conclusión de que “entre los muchos errores que hemos cometido, el más importante fue el creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo”.
En ese año 2005, Fidel había llamado a los universitarios a discutir los cambios que requería el país y les pidió meditar si un proceso revolucionario podía ser o no irreversible; y cuales serían las ideas o el grado de conciencia que harían imposible su reversión.
Ahora, en vísperas del sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba cuyo único punto a debatir es la reforma económica que impulsa el presidente Raúl Castro, dijo que “son terribles las consecuencias de un error de los que más autoridad tienen, y eso ha pasado más de una vez en los procesos revolucionarios”.
Y mostró su acuerdo con las reformas que podrán conducir a Cuba a una nueva política económica que pueda resolver la forma de llevar a cabo subsidios y gratuidades, “que son una cuestión ética, sin despilfarrar las riquezas que constituyen una cuestión económica vital”.
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