domingo, 27 de junio de 2010

COLUMNA: Palco de Prensa

* Distorsiones y mentiras
Por Gilberto Lavenánt

Para quienes no están familiarizados con juicios y expedientes, cabe observar que en materia jurídica hay varios tipos de verdades. Básicamente la verdad histórica y la verdad jurídica.

La verdad histórica es la relación y descripción de los hechos, tal y como ocurrieron o como se supone que ocurrieron. La verdad jurídica es la relativa a los hechos, pero como han sido referidos y acreditados dentro de determinado expediente judicial.

No siempre la verdad histórica coincide o corresponde con la verdad jurídica. Muchas de las veces la verdad jurídica, aquella que se plasma y acredita en un expediente, muestra que la verdad histórica está formada a base de distorsiones y mentiras.

Eso es precisamente lo que ha estado ocurriendo en torno al asunto del llamado “Padre desobediente”, el Presbítero Raymundo Figueroa Pérez, de la parroquia Santísimo Sacramento, en Playas de Rosarito, quien no solamente se ha distinguido, a lo largo de más de un año, por desobedecer y desconocer la autoridad ecelsiástica del Arzobispo Rafael Romo Muñoz, sino que además resulta ser mentiroso, manipulador, agitador, irreverente, falso y muchas otras cosas más. Lástima de sotana.

El origen de este asunto se debió precisamente a sus reiteradas desobediencias ante las instrucciones de la Arquidiácesis de Tijuana, a cargo del Arzobispo. Al enfrentar a la jerarquía de la iglesia católica en esta frontera, ventiló públicamente, asuntos que prácticamente son de orden interno, que básicamente solo atañen a los propios católicos.

Cansado de las llamadas de atención, que no hicieron rectificar de manera alguna al desobediente, en un hecho inusitado, al menos en esta frontera, con fecha 30 de Abril del 2010, el Arzobispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, emitió Decreto de Suspensión Canónica, que priva al Presbítero Raymundo Figueroa Pérez, de ejercer como sacerdote, bajo la advertencia de exclusión del Estado Clerical, si persiste en sus desobediencias.

Después de más de un año de que ni las leyes divinas, ni el derecho canónico, lograron frenar la rebeldía del Presbítero Figueroa Pérez, la Arquidiócesis de Tijuana decidió acudir a los tribunales civiles para reclamarle la desocupación y entrega del edificio de la parroquia Santísimo Sacramento, propiedad del gobierno federal, para que vuelva el órden en esa representación de la iglesia católica, ubicada en la Colonia Constitución, en ese municipio.

Resultaron inútiles los esfuerzos del Arzobispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, para disciplinar al llamado “Padre desobediente”. Por ello, este asunto ha sido sometido a la jurisdicción del Juez de Primera Instancia Civil de Playas de Rosarito. Al persistir en sus desobediencias, Figueroa Pérez, la Arquidócesis abrió la batalla legal, acudiendo a los tribunales civil.

Con fecha 17 de junio del 2010, el Presbitero José Pedro López, con el carácter de Apoderado Legal de la Arquidiócesis de Tijuana, presentó escrito inicial de demanda en contra de Figueroa Pérez, quedando registrado bajo expediente 648/2010.

Es bochornoso y lamentable el comportamiento de un individuo que presuntamente se preparó para predicar la palabra divina, para profesar la fe, para formar creyentes, que se conduzca con rebeldía e irreverencia.

Y no solo eso, lo peor es que es más que evidente, que el presbítero es un soberano mentiroso. Distorsiona los hechos, finge amnesia y se disfraza de víctima, cuando que es él quien ha originado todo esto.

Las pruebas de todo ello, están contenidas en el expediente 648/2010 del índice del Juzgado de Primera Instancia Civil del Partido Judicial de Playas de Rosarito, relativo al juicio sumario civil promovido por la Arquidiácesis de Tijuana en contra del llamado Padre desobediente, mediante el cual se le reclama la desocupación y entrega del edificio de la parroquia que opera, cual si fuese un negocio personal.

Ahí consta que el supuesto saqueo de bienes de la parroquia, no fue tal, sino diligencias judiciales de embargo o secuestro, autorizadas como medidas cautelares, desarrolladas conforme a las disposiciones del Código de Procedimientos Civiles vigente en la entidad.

El presbítero miente y deliberadamente oculta la verdad, distorsiona los hechos, confunde a sus seguidores y dice que se trata de un robo por parte de la Arquidiócesis, a cargo del Arzobispo Rafael Romo Muñoz. Definitivamente Figueroa Pérez tiene una facilidad enorme para mentir. La profesión de actor se le daría muy bien. Tiene enormes aptitudes para ello.

Ya se inició la batalla legal. Figueroa Pérez podrá de darse el lujo de no acatar las leyes divinas, ni las canónicas, pero las contenidas en la legislación civil, las acata, o las acata. No hay vuelta de hoja. Si no lo sabe, hay que advertirle que las leyes del hombre se diferencia de las de carácter religioso en que son coactivas. Esto es, se aplican hasta con el uso de la fuerza pública.

Tarde que temprano habrá de dictarse una sentencia y el llamado “padre d desobediente”, seguramente irá a parar de patitas a la calle. Si persiste en su rebeldía, quizás termine tras las rejas, como cualquier vil delincuente. Por mentiroso, manipulador, agitador, irreverente, falso y muchas otras cosas más. Lástima de sotana.

gil_lavenant@hotmail.com

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