Por Norma L. Vázquez Alanís
La ciudad de México está paralizada por la vialidad cada vez más complicada, debida a la falta de planeación; antes el problema del tráfico era solamente en la zona centro, pero ahora está en toda la metrópoli, aseguró el arquitecto Joaquín Álvarez Ordóñez.
Las calles no crecen como lo hace el número de vehículos automotores, ni al ritmo que lo hace la ciudad, la cual está desarrollándose verticalmente, explicó el urbanista, quien fue discípulo del arquitecto que construyó la Ciudad Universitaria, Carlos Lazo.
Invitado por el Club Primera Plana a su sesión-comida del 3 de septiembre, Álvarez Ordóñez se manifestó preocupado porque el Distrito Federal ya no tiene áreas donde construir vivienda y está a punto de llegar a la saturación, lo cual podría provocar un colapso.
“Lo que ha arreglado las cosas en la vida son las revoluciones, pero en México no estamos en condiciones para una revolución”, comentó el ex director de Obras Públicas del antiguo Departamento del Distrito Federal y ex diputado federal por el PRI.
Consideró necesario estudiar bien lo que es aprovechable de cuanto ya existe en la ciudad; hay que conocer el problema para poderlo resolver y seleccionar la obra pública para hacer más eficiente el presupuesto.
Y es que algunas soluciones no están bien pensadas y además no se le pregunta a nadie; lo que es bueno hay que sostenerlo y defenderlo, sostuvo.
El problema en el gobierno es la falta de imaginación y el miedo a tomar decisiones, afirmó Álvarez Ordóñez, para quien la ciudad de México es un laboratorio donde analiza proyectos urbanos.
En esta ciudad, aseguró, cuando salimos a la calle debemos ponernos un escudo y una espada porque vamos a la lucha contra el medio, cuando lo normal es que las urbes sean para disfrutarlas; sin embargo, dijo, los nativos del DF queremos a la ciudad a pesar de todo.
Informó también que el inmueble del Club Primera Plana data de principios del siglo XX y es de estilo porfiriano francés.
Relató que a principios de los años 50 era un restaurante de alta cocina francesa, pero muy privado, que daba servicios particulares especialmente a parejas que necesitaban discreción.
El socio, Raúl Durán, quien como presidente del Club Primera Plana recibió ese inmueble en comodato el 10 de septiembre de 1987, complementó la anécdota señalando que allí estuvo el Ministerio de Fomento de Porfirio Díaz, luego fue hotel y finalmente la casa de citas a que se había referido Álvarez Ordóñez. Y agregó que el arquitecto Sergio Saldívar reconstruyó el edificio en los años 60 basándose en fotografías de la época, porque no hay planos y el edificio estaba en ruinas.
Álvarez Ordóñez, quien actualmente es asesor del municipio panista de Atizapán de Zaragoza, aseguró que la única forma de proteger los inmuebles históricos es dándoles utilidad, pues aunque existan leyes para resguardarlos, solamente se conservan cuando son destinados a funciones específicas tales como museos o sedes de oficinas de gobierno.
Reveló que cuando era funcionario le sugirió al presidente de la República que su administración comprara los edificios coloniales para instalar en ellos oficinas de gobierno, como una forma inteligente de conservarlos, pues cuando las casas no se usan, se acaban.
También comentó que el actual Museo de San Carlos, instalado en la casa de los marqueses de Buenavista, fue una joya arquitectónica dada como regalo de bodas al mariscal Bazaine por Maximiliano y Carlota, y estuvo a punto de convertirse en la sede del comité organizador de la XIX Olimpiada cuando lo encabezaba Adolfo López Mateos, quien por cierto decidió que se destinara a museo.
Se refirió al actual proyecto del Gobierno del DF de regresar el tranvía urbano como medio de transporte, y opinó que meter ese tipo de servicio al Centro Histórico es un golpe de publicidad que sólo agravará el problema del tráfico vehicular; los trenes deben ir en línea recta y no transitar por callejones.
Álvarez Ordóñez recordó que hace años se elaboró un estudio de descentralización del tráfico de vehículos, pensando en la construcción de un anillo exterior. Se pagaron los estudios de campo con financiamiento del Banco Mundial, pero la planeación tiene que ir junto con los recursos porque de lo contrario es pura ilusión.
Por último, manifestó su respeto y gratitud a los periodistas de la época en que él era joven, porque supieron comprenderlo. La vida periodística ha cambiado desde entonces, en algunas cosas para bien y en otras quién sabe, apuntó..
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