Por Odilón García
Dedico estas líneas a todos los valientes que emprendieron una aventura sin regreso, una travesía que terminó en tragedia.
A los hermanos que salieron de un profundo hoyo de pobreza para terminar, a miles de kilómetros de distancia, en una fosas común aquí en Tijuana o en alguna de las dos dispuestas en SAN DIEGO.
Su paso por aquí dejo semilla, rompe el silencio monstruoso de las montañas desérticas y traspasa las generaciones y hasta el pensamiento de los que se detienen a ver este cielo bicultural que nos invita, dentro de su grandeza a analizar nuestro entorno.
Y dedico también estas cuartillas, al precursor de esta idea de escribir sobre la migración, bajo su idea básica LOS SOBREVIVIENTES DE LA MIGRA, mi entrañable amigo y maestro que vive y palpita todos los días en el corazón periodísticos de muchos como yo, DON AURELIO GARIBAY MARTÍNEZ (QEPD).
DESIERTO DE LA DESESPERACION
--Padre, padre, me escucha… le pido que por favor haga una oración por nosotros –dijo RAFAÉL sosteniendo un viejo radio-celular impregnado de grasa de automóvil— le pido padre que le ruegue a Dios que encontremos a CATITA, estamos muy cansados, ya no tenemos agua y vamos a regresar con las manos vacías.
--No te preocupes hijo desde aquí le pediré a Dios que derrame su espíritu en la montaña donde se encuentran para que les muestre con un rayo de su amor el sitio exacto para que busquen y sus brújulas apunten bajo su mano el sitio exacto que andan buscando.
El Padre ROBERTO ZAMBRINI, de la iglesia de Guadalupe, en San Diego, es el sostén de 6 valientes rescatistas. El aire frío congela las células de su cara, sus mejillas están enrojecidas y parece que comenzará a llover.
En la parroquia, casi suelta una lágrima, pero antes de que esto ocurra se da fuerza, parpadea y en la más humilde posición (hincado, cabeza abajo) reza con fervor, con tanta fuerza que aprieta sus manos entrelazadas y colocadas en medio de su pecho.
Domingo 24 de febrero 5:40 de la tarde, CATALINA GUZMÁN, una mujer migrante aparece encogida y con la cabeza cubierta por la nieve.
Su cuerpo es pequeño, intacto.
Sorprende a los rescatistas que gritan de gusto!
--La encontramos!
Un gusto extraño porque la muerte está presente. Pero vencida la angustia de la familia que tendrá la certeza de lo que pasó con Catalina hermana, Catalina hija, Catita de Metepec, estado de Guerrero.
LA FOTO
Rafael Hernández con una gorra mitiga el frio intenso, lo observa el Sheriff, humilde, impresionados ante la muerte solitaria de Catalina Guzmán. La muerte hace humilde al ser humano.
20 de julio MARTÍN ZAMUDIO otro migrante tragado por esta inmensidad de un polígono integrado por la frontera de Mexicali en su zona más difícil (El Cerro del Sentinela) al oeste hasta la caseta de cobro Tijuana Tecate y de este punto al norte 6 kilómetros hacia las montañas y cañones que no tienen nombre en el mapa, excepto un apodo de migrantes: El árbol de Puebla. Desde este punto, ya en territorio estadunidense hacia el este, barriendo una franja de piedras incandescentes en verano y frías, congeladas en invierno que barre la frontera en los dos países hasta la zona de la Rumorosa.
ESTOS SON LOS ANGELES
A RAFAEL, es el comandante del grupo ANGELES DEL DESIERTO, sus compañeros son: Jaime, Javier, Guillermo, Arturo, Victor, Michael, Rubén, Alfredo, Gregorio, Newton, Willi y José. Algunos fueron migrantes que sobrevivieron a estas rutas, otros como Willi de origen afroamericano, de casi dos metros de estatura, son aventureros que acompañan a Rafael con uniforme militar porque saben de los peligros que corre en esta zona compartida por narcotraficantes, asaltantes, polleros, violadores y asesinos.
--Adelante mi Odi!
--Adelante Rafa… te escucho fuerte y claro…
--Busqué un cerro alto para llamarte. Fijate que no tenemos suerte con la búsqueda de Martincito. Quien sabe a qué horas regresemos de acá arriba.
--Mi Rafa –siento el enorme compromiso de animar al líder y devolverle algo de fuerzas— ustedes caminan bajo la bendición de Dios. Cada paso que dan les acerca, no te desesperes y si las cosas están muy difíciles para ustedes regresen Rafael, no se arriesguen pueden regresar después.
--Esperemos encontralo –dijo agitado— no queremos que los animales se coman el cuerpo, ya casi oscurece y comenzaron a salir los perros de la noche.
Tal vez pocos lo sepan, pero en esta inmensidad hay animales de rapiña y también salvajes gatos como el puma. Cuando el sol se oculta aparecen las amenazas de la noche. Ni las piedras ahuyentan las parvadas.
--Padre… –llama desesperado una vez más— me escucha?
El viento se interpone y diluye la voz del que habla, las ráfagas incomunican y ensordecen, parece mentira que en esta quietud inmensa, de pronto el ruido estridente de las corrientes es más chillón que la música de un trueno.
--Padre, con la petición de siempre, ore por nosotros padre…
(siempre que escribo esto, se me rompe el corazón, imagino a esos hombres solos, con las fuerzas extenuadas después de tanto caminar, listos para sucumbir entre el sudor pegajoso del cuerpo llevado al límite, la bruma de la tarde con la tierra hirviendo y agotadas las cantimploras, terminados lo víveres, escaseada la comida)
--Padre, bendíganos, por favor padre, no nos deje solos.
El cuerpo de MARTÍN fue encontrado al fin y la familia descansó.
Pocos conocemos el limite del sufrimiento, de la angustia y la desesperación.
La familia que deja de recibir comunicación de sus migrantes comienza a sufrir a cada minuto, es un horror que llega y se mitiga con las lagrimas y luego regresa como oleada para robar la tranquilidad y lentamente la vida. Bajo estas condiciones todos prefieren sabe que pasó, pero mientras no aparece el cuerpo de algún extraviado, el sufrimiento permanece y este puede durar meses, años, décadas.
Entonces entendí la victoria de los rescatistas al encontrar un cadáver. Su localización es el fin del sufrimiento de muchos, es devolverle a las esposas la posibilidad de desahogar su pena y enterrar a sus difuntos, pero eso, precisamente eso, no ocurre con todos, muchos no han aparecido, se fueron a la fosa común.
A pesar de lo dicho aquí, muchos jamás aparecerán.
EL FORENSE
Medical Examiner of San Diego, Forense de San Diego, calle Farhan al norte de la ciudad. Aquí se encuentra la estadística durante el 2007 fallecieron 8 mexicanos que jamás fueron identificados, ni sus cuerpos reclamados. Todos fueron a parar a la fosa común. Son, como dijo Fox: los héroes que cruzaron a Estados Unidos para sostener a sus familias.
Héroes desconocidos, de ellos nadie se acuerda.
El paso de la vieja camioneta Ford Bronco de color rojo es más lento de lo común, se ha roto un neumático y transita solo con la rodada del rin de aluminio.
Milagrosamente sale de la montaña y en el área de Al Pine los rescatistas explican al llantero el carácter altruista de su travesía. Comen una torta de frijoles, preparada por Doña Rafaela, la esposa del comandante del rescate. Esas delicias son tortas caídas del cielo, tortas para ángeles.
Pero con todo lo que he narrado, el llantero si acaso se conduele haciendo el trabajo más rápido de lo común para cobrar por su rin 120 dólares (más impuestos, claro!) sin contar con el precio de la llanta colocada a los hombres que no por eso le pierden la fe en la humanidad.
El sol se ocultó hace varias horas, cada uno de los ángeles se mira con certeza, la certeza que puede dar una misión cumplida, donde no hay jefes o administraciones, sino una conciencia con la que uno tiene la necesidad de quedar bien, de no fallar, de seguir adelante cada vez que se requiera. La luna no apareció hoy, es un día de luna nueva, con un cielo estrellado que acompaña a cada automovilista en la carretera 8 west , la que los lleva de regreso a casa.
Esta historia continuará.
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