Unos más que otros, pero todos los involucrados en la guerra intestina que se presenta actualmente en el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) por la candidatura al Gobierno de Baja California, tuvieron vínculos con la matriz política de todos los mexicanos: el PRI, salvo Marina del Pilar Ávila Olmeda, la alcaldesa de Mexicali, cuya raíz política se encuentra en el PAN.
Nada del otro mundo. Ni defecto ni virtud. Se convierte en un dato oprobioso y objeto de crítica interesada, cuando el aludido niega la “cruz de su parroquia”, y se presenta ante el mundo como un “obradorista” de cepa.
Ahí sí, nadie; todos vienen impregnados por la polvareda política exitosa de estos tiempos. Quizás el más antiguo obradorista sea el delegado único federal en BC, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, vinculado a puestos de dirección o de representación electoral de la izquierda afín a López Obrador, desde los años 90s.
Algún lector atento podría preguntar: cuál campaña, cuál guerra interna en MORENA si todavía falta mucho para las elecciones del verano del 2021. Ni tanto, en septiembre se abre la convocatoria de parte de la autoridad electoral para que los partidos comiencen a seleccionar sus candidatos a los puestos de elección popular en juego para el año próximo.
El reciente veredicto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que dejó en los dos años constitucionales el periodo de la administración estatal, hizo que se desataran aún más los vientos de la elección interna en MORENA. El gobernador, Jaime Bonilla Valdez, no hizo esfuerzos por contener este ímpetu si no que, por el contrario, alentó a sus alfiles a perfilarse y mostrarse ante la opinión pública.
Y como siempre nos ocurre, el partido en el poder es víctima y verdugo de sus propios impulsos desorbitados, a veces, para conservar el privilegio de mandar. Más que en el resto de los partidos, ahí es donde más se siente y se ve la efervescencia, la ambición, el deseo y el apetito de seguir siendo gobierno, escalar una posición más o conservar lo que se tiene.
Con ese espíritu agitado van Arturo González Cruz, alcalde de Tijuana, Mario Escobedo Carignan, secretario de Economía Sustentable y Turismo estatal y Marina del Pilar Ávila Olmeda, alcaldesa de Mexicali, Quizás también asomen el rostro a la membresía y a los simpatizantes “morenos”, el fiscal del estado, Guillermo Ruiz Hernández y el secretario General de Gobierno, Amador Rodríguez Lozano.
Quien se ha mostrado dubitativo y un tanto expectante, es el delegado único federal, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, quien aparece en las listas de aspirantes que un día se alargan y otro se acortan en los mentideros de la política estatal y en el mundo mediático.
Por el interés que despiertan en una parte de la comunidad bajacaliforniana, aquí le dejamos un boceto a lápiz, de las trayectorias públicas de cada uno de los involucrados en el proceso interno de MORENA, con el único propósito de que los militantes, primero, y luego los electores todos, se compren el candidato que más se parezca a sus aspiraciones, a su ética y a su moral ciudadanas.
Inevitables. Siempre alguien, algunos, piensan y sienten que su obra, su conducta y su imagen pública y privada no son competitivas ni tiene la mejor opinión de la sociedad.
Por ello cuando ponen en juego su personalidad ante la tribuna, optan por recursos vulgares que degradan la política. No ponen al escrutinio público sus cualidades ni el fruto de su intelecto y sabiduría política si no que se enfocan en el adversario, incluso, como en este caso, contra el colega de partido.
Luego entonces, se verá que muy pocos, sin renunciar a la propuesta y la oferta política de altura, aceptarán las reglas no escritas de las “campañas negras” con igual ingenio y dinámica como lo exijan esos personajes apocados moralmente, pero poderosos económicamente, y sus tácticas. Un elemento importante en este escenario es el buen humor y la respuesta creativa, porque, por buenas o malas razones, el electorado tampoco admira y elige políticos timoratos que exhiban debilidad ante el ataque indecoroso.
Esta elección interna en MORENA no será la excepción y veremos toneladas de lodo y otros materiales irrespirables con los que unos y otros tratarán de manchar reputaciones y carreras políticas. Son indeseables pero ineludibles. Así que, preparémonos para asistir a un evento político más en el que algunos ya “están perdiendo el estilo “y otros mantienen en alto su ofrecimiento político y de gobierno.
ARTURO GONZALEZ CRUZ
Licenciado en Administración de Empresas por el
Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey
(ITESM). Directivo del PRI tijuanense hasta que se le
cerraron los caminos políticos en 1998. Un año después,
en 1999, se convirtió de la noche a la mañana en candidato
a la presidencia de la Canaco-Servitur de Tijuana, y la
ganó, pese a que hasta días antes de su postulación
al cargo, carecía de membresía y de presencia entre el
comercio organizado. Con dinero y un buen equipo de
campaña no hubo rival que se le opusiera y así registró
su entrada triunfal en los organismos privados de Tijuana.
Presidió dos años al comercio organizado y al final
de su g La Ciudad de México, donde hizo ligas con los
“grandes” de los organismos empresariales, entre otros,
con la presidenta nacional de la Canacintra, Yeidckol
Polevnsky Gurwitz, quien años después se convertiría al
“obradorismo”.
De hecho, la dirigente empresarial, es el vínculo más
fuerte de Arturo González Cruz con el morenismo, y ya
es historia conocida la posición en que se encuentra
hoy día la señora Polevnsky en las filas de MORENA.
Actualmente es investigada por el actual dirigente interino
Alfonso Ramírez Cuéllar por malversación de fondos del
partido. Por ésta y otras acusaciones y situaciones, la
empresaria ha caído en desgracia política.
Desde los tiempos de la Canaco-Tijuana, Arturo
González Cruz mostró su carácter arbitrario y soberbio.
Quiso ser presidente del comercio organizado y lo fue a
golpe de dinero y “arreglos “con antiguos dirigentes de los
ARTURO GONZALEZ CRUZ
comerciantes que le permitieron superar obstáculos como
el requisito indispensable de la militancia y la membresía
al grupo empresarial, para poder ser su candidato a la
presidencia.
En su nueva etapa política, en 2006, Arturo González,
apoyado por su colega empresaria, Yeidckol Polevnsky,
tuvo una fugaz participación en la elección presidencial en
la que se registró como candidato a senador resultando
perdedor.
En 2019, González Cruz compitió en la interna de
MORENA para la candidatura al Gobierno del Estado,
con el respaldo sonoro de la entonces presidenta nacional
en funciones del Movimiento, Yeidckol Polevnsky, pero
para esa fecha ya se sabía que el ingeniero Bonilla era el
elegido. Acepta subordinarse a esa decisión, aunque en
el inter coquetea con otras opciones políticas. Finalmente
mide fuerzas, y decide postularse para la alcaldía de
Tijuana por MORENA mediante un proceso en el que el
único contento fue Arturo González. Así se convirtió en
alcalde de Tijuana, con una abrumadora votación a favor,
gracias al fenómeno político del momento: el Presidente
López Obrador.
En estos días de 2020, el empresario y político González
Cruz se ha conducido con astucia fina desde la alcaldía:
no polemiza con el Centro del país; no se pelea con el
gobernador Bonilla –aunque en privado despotrique contra
él y se congratule con hechos como el veredicto de la
SCJN-; pero en el pecado lleva la penitencia.
En Tijuana se nota la ausencia de liderazgo, a propósito
de la pandemia que nos acontece por el Covid19. Arturo
González ni beneficia ni perjudica a la comunidad que
lo eligió en 2019 presidente municipal. Sin embargo,
mientras se enemista con su síndica procuradora y
expulsa del Club Campestre al ex alcalde de Tijuana, Juan
Manuel Gastélum Buenrostro, tiene un grupo de asesores
y operadores políticos trabajando su candidatura al
Gobierno de Baja California. Tal vez piensa que el dinero
sigue y seguirá haciendo “milagros” en las campañas
electorales, esos que ya no hace su defenestrada madrina
política Yeidckol Polevnsky.
Prácticamente en eso confía Arturo González Cruz: en
el poder del dinero, como casi todos.
González Cruz le apuesta
a su dinero y no a su
simpatía.
MARIO ESCOBEDO CARIGNAN
La trayectoria pública del licenciado en Derecho Mario
Escobedo Carignan se puede decir que es una historia
de padrinazgos, y este tutelaje no es uno de los más
virtuosos que haya tenido político alguno. De hecho, es un
huérfano político, sin grupo, sin trayectoria propia durante
su militancia “honoraria “y a la distancia dentro del PRI,
hasta su “militancia” en MORENA. Nunca ha ganado un
proceso interno en el PRI de su pasado ni en MORENA
de su actual interés.
Empezó su carrera pública con el apoyo de su mentor
político Amador Rodríguez Lozano, cuando por las
conexiones políticas de éste, lo hizo subdelegado de
la extinta Secretaría de Comercio y Fomento Industrial
(Secofi). Dos años después, cuando la dependencia
federal cambió a Secretaría de Economía, Mario Escobedo
se trepó a la delegación estatal, por intermediación de su
hermano panista, Oscar Escobedo. Los tiempos habían
cambiado; ahora ya no gobernaba el PRI de Amador
Rodríguez si no Vicente Fox, el panista.
Con los nuevos vientos políticos que soplaban en el país,
Mario Escobedo supo adaptarse bien a la ventolera de los
cambios de discurso y de personal en las delegaciones
federales. Así continuó en la Secretaría de Economía
hasta el 2007 en que el gobierno panista finalmente
le pidió la renuncia. Ya no estaba su padrino Amador
Rodríguez para sostenerlo y su hermano Oscar ya no era
una influencia decisiva en el foxismo.
Durante su gestión en la Secretaría de Economía
atendió empresarios y también se dio tiempo para tejer
negocios en los alrededores de la aduana fronteriza de
Tijuana. Mientras él despachaba en la delegación de la
Secretaría de Economía, uno de sus antiguos asistentes
consolidaba el nebuloso negocio de la venta de facturas
para la internación subvaluada y fraudulenta de autos
usados a la región y franja fronteriza Norte.
Como le encontró gusto al comercio automotriz, una vez
que salió de la Secretaria de Economía, Mario Escobedo
apunto sus baterías a la Cámara de Comercio. Se registró
como socio, buscó aliados, principalmente en el Grupo
Especializado de Autos Usados y logró la presidencia dos
veces. El primer periodo de 2008 a 2011, y el segundo,
de 2017 a 2018.
En su primera faceta política, trató de alcanzar la
nominación del PRI a la alcaldía de Tijuana en 2010,
-siendo presidente de la Canaco-, pero en esos tiempos
mandaba en su partido Fernando Castro Trenti, quien
puso las condiciones para la candidatura, que finalmente
ganó Carlos Bustamante en la interna y luego la elección
constitucional.
Su historia política está tallada en la roca de los
padrinazgos y, cuando no aparecen en escena, Mario
Escobedo pierde, porque en él sí se aplica el viejo refrán
de que “el dinero no es la vida”. Aparte, detrás de si no se
le ve grupo político, filosofía, filia política y/o ideología que
lo sustente como hombre público. Es un menesteroso de
la política partidista.
Por ello fue bueno para Mario Escobedo el refugio de
la Canaco-Tijuana de donde saltó en el 2018 a la política
partidista de nuevo, ahora con el disfraz de MORENA.
Primero dijo públicamente que quería ser candidato
a gobernador, y no lo consiguió, fue Jaime Bonilla;
luego dijo que quería ser candidato alcalde y, Arturo
González, otro empresario más astuto y mejor equipado
económicamente, se la ganó en un sui generis proceso
interno. Ni una candidatura ni otra. Lo mismo: sin padrino,
Mario Escobedo no gana en política partidista.
Luego de sus fracasos, el gobernador del estado
lo nombra titular de una contranatural y contrahecha
Secretaría de Economía Sustentable y Turismo, en donde
ha sido ahogado primero por la inconsistencia de su cargo
y posteriormente por la pandemia del Covid19. En esta
temporada de aislamiento, defunciones y contagiados,
Mario Escobedo ha jugado la peor parte de la historia en
términos de gobierno.
Ha tenido que atacar a empresarios nativos y extranjeros
con impuestos y medidas arbitrarias; en algunos casos
ha tenido que desdecirse y meter reversa en decisiones
que toma el gobernador en vez de él, y ha sido parte
perdedora del encontronazo del mandatario estatal con
casi la totalidad del sector productivo de la entidad, en
casi todos los frentes. Digamos que se ha ganado la
ojeriza de los empresarios de BC sin merecerla.
Para colmo, entre la fecha del triunfo de MORENA en BC
y el periodo de transición del gobierno del ingeniero Jaime
Bonilla, apareció de repente su antiguo padrino Amador
Rodríguez Lozano, quien hizo la promesa inapelable y
apantallante de que, con reformar la Ley estatal en la
materia, el mandatario estatal gobernaría no dos, sino
cinco años.
Y que, si este turbulento asunto se iba a la SCJN,
ahí mismo se ganaría, pues para eso era abogado en
Derecho Constitucional. Con esa entelequia se trepó a la
misma secretaría General del Estado. Las historias que
ha protagonizado el secretario durante su gestión, todas,
han rebotado en Mario Escobedo, desde el episodio de
los famosos “moches” hasta la intentona de Amador,
de apoderarse de todo cuanto pueda abarcar, desde el
Sistema Penitenciario hasta los desayunos escolares y
sus proveedurías.
Desde esa posición inestable y frágil, Mario Escobedo
aspira a ser candidato de MORENA a la gubernatura de
Baja California, porque, ahora, de nuevo, dice contar con
el apoyo del gobernador. Su propia historia lo reprueba,
no porque no tenga derechos políticos, sino porque
su trayectoria está poblada de fracasos en procesos
internos debido a las razones ya expuestas, pero
principalmente porque sin padrino, Mario Escobedo no
existe prácticamente. Que Jaime Bonilla le haya “echado
la bendición “es otra cosa. A la vista, no se ve grupo
o corriente que lo apoye internamente, a no ser que el
dinero, como divisa de uso corriente en toda elección, le
sirva, porque, lo que es su posición de “superdelegado”,
le ha servido de poco.
Mario Escobedo, entre
la polémica y escándalos
por actos de corrupción.
MARINA DEL PILAR
AVILA OLMEDA
No es su condición de mujer la que la reprueba a una
candidatura de esa magnitud sino porque a veces, Marina
del Pilar Ávila Olmeda, hasta hablando tiene faltas de
ortografía, pese a haber cursado, según su currículum
académico, dos maestrías en distinguidas instituciones
educativas del estado.
Necesitaría un “montón” –a ella le gusta usar ese
vocablo, quizás por su fuerte arraigo cachanilla- de
dinero y unos asesores sacados de otra galaxia, y no
es sorna ni sarcasmo, para que la alcaldesa de Mexicali
sea seleccionada internamente candidata al gobierno del
Estado por MORENA.
Pero el idioma no es el único de los estigmas que
persigue a la joven política mexicalense. Está casada con
Carlos Torres Torres, ex candidato panista a la alcaldía
de Tijuana, quien en el 2010 perdió la elección contra el
priista Carlos Bustamante.
Sin embargo, no es la mejor “hazaña” por la que se
le conoce al esposo de Marina del Pilar: En 2019 fue
negociador en jefe de la vergonzosa claudicación de sus
colegas de partido, los diputados de la fracción panista de la
legislatura anterior que reformaron inconstitucionalmente
la ley estatal para ampliar a cinco años el periodo de
gobierno al recién electo –para dos años- gobernador
Jaime Bonilla.
Difícilmente, Marina del Pilar Ávila puede separar su
figura pública de la sombra de corrupción que envuelve
a su consorte, debido a que aún está muy fresco en la
memoria colectiva el revuelo que causó en el ánimo
MARINA DEL PILAR
AVILA OLMEDA
estatal y nacional, el veredicto de la Suprema Corte
de Justicia de la Nacional que, además de invalidar la
reforma promovida en la legislatura pasada, la condenó y
calificó como un fraude a la Constitución y a la voluntad
popular.
Definitivamente un lastre demasiado pesado para una
eventual campaña electoral de la alcaldesa de Mexicali,
en caso de que temerariamente MORENA se equivocara
y en la interna la seleccionara candidata.
Sin embargo, esto ya es una regla general.
Invariablemente, todos los aspirantes, de cualquier
partido, pero en este caso de MORENA, todos tienen
apoyos o padrinazgos políticos nativos o nacionales que
los convierten, de súbito, en candidatos electos. La señora
Marina del Pilar Ávila no es la excepción y dice contar con
el apoyo de Mario Delgado, coordinador de la bancada
morena en la Cámara Baja del Congreso de la Unión.
La diputada federal con licencia, quien antes de militar
en las filas de MORENA simpatizó con el Partido al que
pertenecía su actual cónyuge, el PAN, dice contar también
con el apoyo del secretario de Relaciones Exteriores
Marcelo Ebrard, con los buenos oficios del ex priista
Fernando Castro Trenti y, por supuesto, con el apoyo
incondicional de su esposo Carlos Torres Torres.
Con escaso currículum político y escasa experiencia
en la administración pública, a la alcaldesa de Mexicali
tampoco le ha ido bien durante la pandemia causada
por el Covid19. En estos días la capital del estado se
ha convertido en el epicentro del virus, a causa de
contradictorias medidas Marina del Pilar y que ha hecho
públicas con un lenguaje que pretende ser coloquial pero
que se acerca más a la estrechez mental y a las faltas de
ortografía orales.
Con 35 años de edad y una corta trayectoria pública,
Marina del Pilar Ávila Olmeda sería el error de MORENA
y un castigo para Baja California, en caso de que un
electorado manipulado y confundido con el brillo del
dinero, la eligiera gobernadora.
Por inexperta Marina del
Pilar sería el error
de MORENA.
GUILLERMO “Titi” RUIZ
HERNANDEZ
El abogado penalista por excelencia es un hombre
poderoso desde sus tiempos de litigante experto en
asuntos criminales. Ahora lo es más, desde que octubre
del año pasado fue “recomendado “por su compadre el
gobernador Jaime Bonilla para que ocupara la Fiscalía
General del Estado. La cercanía con el Presidente
Andrés Manuel López Obrador viene desde 2017 y es
circunstancial.
El entonces aspirante por tercera ocasión al primer
cargo del país estaba en plena campaña desde el 2017, y
necesitaba un abogado para que organizara y manejara los
Comités Cívicos de Morena MIA (Mexicanos Inmigrantes
en América) en Estados Unidos, y por recomendación de
Jaime Bonilla se convirtió en ese abogado que andaba
buscando López Obrador. Ese sería el vínculo y el “favor”
que le debería el Presidente al famoso “Titi”Ruiz.
Cierto, es un hombre poderoso y muy cercano a
los afectos del gobernador, pero de eso a un potente
candidato a la gubernatura de BC, hay un abismo. Por
supuesto, el ingeniero Bonilla Valdez lo puede imponer a
la militancia, pero la edad, el menguado discurso político
personal y la exigua experiencia en la administración
pública, hacen de Guillermo Ruiz Hernández, en un
literal riesgo para MORENA que aspira continuar en el
poder estatal. Además, comparte con Amador Rodríguez
Lozano, la autoría intelectual y legal para la defensa de la
gubernatura de cinco años que fracasó estrepitosamente
en la Suprema Corte.
En términos de rendimiento laboral, Baja California
sigue sumida en la inseguridad pública con récord
mensuales de homicidios dolosos. Entre el procurador del
anterior gobierno y el fiscal del nuevo gobierno, no hay
diferencia salvo en el número de crímenes cometidos a lo
largo y ancho de los municipios del estado.
Ante la peregrina idea de que el gobernador impusiera
a su compadre en el proceso interno, MORENA correría el
riesgo de perderlo todo.
Guillermo “Titi” Ruiz,
abogado de mucha
experiencia, hombre
generoso, pero con falta
de experiencia en la
administración pública.
AMADOR RODRIGUEZ LOZANO
Aunque nunca se mantiene firme en las listas que se
publican en los medios de comunicación tradicionales y
digitales, pues a veces aparece y luego desaparece, el
secretario General de Gobierno es un aspirante marginal
a la candidatura en su nueva aventura partidista, al
gobierno de Baja California. Imaginariamente podría dar
un zarpazo aquí o allá, pero tiene todos los pronósticos
en contra.
Porque, como el título de la telenovela, “su pasado lo
condena”. En sus tiempos priistas fue llamado en los
medios informativos nacionales, “mapache electoral” por
su sagacidad para embarazar urnas y cambiar resultados
electorales a la vista de todos; luego, en 2006, en
Chiapas y vistiendo la camiseta del PRD, se convirtió
en coordinador del gabinete del gobernador electo, Juan
Sabines y posteriormente en su fiscal general. En este
momento de su historia pública, también se le atribuyeron
cualidades de alquimista –en los medios informativos
nacionales- al transmutar un cargamento de cocaína en
leche en polvo, que le permitió salir airoso de un caso que
por poco le cuesta la cárcel.
En Baja California, Amador Rodríguez Lozano, tan
altivo como es, ha tenido también soberbios y sonados
fracasos políticos. Nunca pudo ganar la nominación de su
partido, el PRI en el 2001, para la candidatura al gobierno
estatal. Luego, ya con el PT, perdió la alcaldía de Tijuana,
y finalmente la senaduría con la Coalición por el Bien de
Todos.
Amador Rodríguez Lozano es padrino de si mismo;
luego entonces, está perdido, pues, entre otras cosas
como las acusaciones que los señalan como el artífice de
los “moches” con que nos sorprendió esta administración
estatal apenas comenzando, no le cumplió a su jefe
circunstancial Jaime Bonilla, de hacerlo gobernador cinco
años.
Amador Rodríguez
Lozano el eterno
fracasado.
JESUS ALEJANDRO
RUIZ URIBE
El delegado federal único de Baja California, Jesús
Alejandro Ruiz Uribe, “se anda por las ramas”. Cada vez
que se le pregunta que si aspira a ser el candidato de
MORENA a la gubernatura de BC, argumenta que está
ocupado en la importante tarea de representar al gobierno
de la república en el estado, cuantimás en estos tiempos
de pandemia, cuarentena y parálisis económica en que la
gente requiere más el apoyo del gobierno.
No obstante a que es el bajacaliforniano que tiene la
relación más veterana y sólida con el Presidente López
Obrador, de todos quienes aparecen en las recientes
listas de aspirantes a gobernador, se resiste a expresar lo
que bulle en su fuero interno.
Quizás ni el mismo lo sepa, pero es la pieza electoral
que andaría buscando MORENA nacional y el propio
Presidente para evitar el desencanto de la gente que votó
en el 2019 por el partido y, por supuesto, para evitar la
derrota en las urnas el verano de 2021 próximo que podría
precipitar también la pérdida de la mayoría en la Cámara
de Diputados, en caso de que MORENA BC eligiera mal a
sus candidatos para la contienda del año próximo.
Sin embargo, Alejandro Ruiz Uribe mantiene un bajo
perfil entre el ruido creado por las expresiones de otros
personajes políticos del propio MORENA que gobernando
gobernando, van haciendo campaña a ojos de todos, en
los espacios que el propio gobernador Jaime Bonilla ha
abierto tácitamente para la contienda interna.
El delegado federal único es un viejo conocido y sin
exagerar, un veterano amigo de Andrés Manuel López
Obrador. Cuando el actual Mandatario de la Nación se
lanzó por primera vez a la presidencia de la República,
Jesús Alejandro era presidente estatal del PRD, partido
que había nominado a López Obrador. Y desde esa
posición apoyó, impulsó y promovió la campaña del
tabasqueño.
Desde entonces trabó una fuerte y recíproca relación
política y afectiva con el Presidente López Obrador que
hasta la fecha se mantiene sin exaltar el privilegio de
tenerla
El académico, ex diputado local, doctor en Derecho,
dirigente partidista y actual funcionario federal, no ha
usado la posición política ni afectiva con el Presidente
para subirse a un tren preelectoral que, a lo mejor, piensa,
no es el suyo, ni es su momento.
Pero, puestas todas las cartas sobre la mesa, si la
membresía y dirigencias de MORENA, no sólo de Baja
California, sino el mismo partido del Presidente López
Obrador a nivel nacional, quieren ratificar su proyecto de
nación en el estado, tendría que pensar seriamente en el
perfil más sólido y congruente que tienen en el estado, y
sacar de su estado dubitativo al delegado federal único en
BC, Jesús Alejandro Ruiz Uribe, y hacerlo su candidato a
la gubernatura de Baja California.
Porque, contra todo lo que se haya dicho del funcionario
federal durante el desempeño de su cargo, no hay
escándalo que lo involucre, que lo toque que lo manche
legal y políticamente. Y todos sabemos que de escándalos
e incompetencias hemos tenido bastante en este gobierno.
Alejandro Ruiz Uribe, una
carta apegada al proyecto
de la 4T, con trayectoria
en la izquierda mexicana.
Presiona la imagen y...
--------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario