miércoles, 11 de septiembre de 2019

Los del Poder

Por Teresa Gurza.
Revisando dichos y hechos de algunos “líderes”, da horror ver en manos de quienes estamos.
Como bien dijo Pepe Woldenberg, en su artículo de El Universal del 3 de septiembre titulado ¿Hiperpresidencialismo?, en muchos países “los presidentes se sienten, hablan y actúan, como si estuvieran por encima de las instituciones republicanas… y proceden como cuasi monarcas que se piensan absolutos”.


Y al igual que Woldenberg, me pregunto la razón “para que tantas personas vean esos comportamientos, como algo no solo normal sino incluso venturoso”

Empecemos por el nuestro: López Obrador abandonó, tras desbaratarlos, los partidos que lo proyectaron; y siguiendo esa trayectoria, amenaza con dejar Morena y está destruyendo nuestras instituciones.

Es Presidente gracias a elecciones libres; pero asegura que no las hay y critica lo que las hace posibles.

Hace bromas como si fuera gracia y no antidemocracia, que su dedito decida asuntos cruciales; y su chocante frase, me canso ganso, habla de su actitud ante los otros.

Para justificar sus pocos resultados, acusa de todo a gobiernos anteriores; pero no los denuncia penalmente y colocó en el suyo, a muchos ex funcionarios de esas "corruptas" administraciones.

Es muy parecido a Trump, en sus frecuentes mentiras y en la constante búsqueda de enemigos; sin embargo, la popularidad de ambos es alta y el de allá, pudiera reelegirse.

Supe del hombre anaranjado de copete amarillo, en 2005; cuando trataba majaderamente a concursantes que competían por 250 mil dólares y un contrato.

Y me sorprendía que siendo un patán, tuviera espacio televisivo y que le gustara exhibirse con esposas y novias, parecidas a mujeres inflables.

Pero jamás pensé, que pudiera ser presidente de EU para asustar al mundo a twitazos y que fuera recibido, en lugar de repudiado, por jefes de Estado de países a los que ha insultado.

También intransigente, mentiroso, grosero, homofóbico y racista, es el Primer Ministro inglés Boris Johnson, quién parece deshilvanado en acciones y presencia; seguramente en su casa no hay peines y tampoco espejos, solo así entiendo que pueda hacer vida política sin preocuparse de su aspecto.

Maniobró contra Teresa May hasta ocupar su lugar, pero pronto quedó sin respaldo para adelantar elecciones en pos de un Brexit sin acuerdo; tiene a Inglaterra de cabeza, pero ahí sigue.

Para conocer a Jair Bolsonaro, el militar ultraderechista presidente de Brasil, son suficientes sus opiniones; así que bajé algunas, de la webperfil.

"Estoy a favor de la tortura y la pena de muerte" "No emplearía hombres y mujeres ganando lo mismo”. "Sería incapaz de amar a un hijo homosexual; prefiero que muera, a que se me aparezca con algún bigotudo" "Mis hijos no se enamorarán de una mujer negra, porque fueron bien educados" "Hay que dar seis horas para que los delincuentes se entreguen; si no, se ametralla el barrio pobre desde el aire" "El pobre solo tiene una utilidad: votar” "El error de la dictadura fue no matar" "Dios encima de todo; no quiero esa historia del Estado laico. El Estado es cristiano y la minoría que esté en contra, que se vaya" "Es una desgracia ser patrón, con tantos derechos para los trabajadores" “Jamás la violaría, porque no lo merece; es muy fea".

A diferencia de los anteriores, Vladimir Putin picó piedra burocrática durante décadas, pero los iguala en el narcisismo; está tan enamorado de su físico y de sus gestos como de matón taimado, que con frecuencia manda a la prensa sus fotos en traje de baño.

Empezó como espía en la KGB y lleva tres periodos como jefe del Kremlin a dónde llegó, cuando el último día de 1999 Boris Yeltsin lo nombró favorito; es hombre rudo y dictatorial, pero popular.

Otro pájaro de cuenta, pájara en este caso, de conducta y traza espantosas es Rosalía Murillo, esposa del dictador de Nicaragua Daniel Ortega, vicepresidenta del país y verdadero poder tras el trono.

Siempre vestida como para baile de disfraces y tintineando pulseras, ha hecho tanta fechoría que cuando aparece, le gritan asesina; pero, permanece en el puesto.

Para no tenerle confianza bastaría saber, que toleró que el marido le violara a la hija Zoilaamérica Narváez, -les recomiendo el nombrecito-, desde los 9 años de edad y durante 13.

En fin, no sigo con otros por falta de espacio; pero aclaro, que no pido que los del poder sean sabios o elegantes guapuras como Obama y el canadiense Trudeau.

Pero sí personas decentes y cultas, cuya facha y pensamiento indiquen que, por tener corazón y cerebro, se conducirán con la congruencia y dignidad que requiere el cargo.

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