PLAYAS DE ROSARITO.- Un “fuerte tufo a corrupción es el que trasciende en el Quinto Municipio de Playas de Rosarito, donde como nunca antes se han anidado las malas prácticas en el actual gobierno municipal”, expresan aquí líderes de la comunidad y colonos.
Los reflectores se centran en el titular de la flamante Dirección, Inspección, Ordenamiento y Verificación, antes Reglamentos, donde su actual titular Enrique Muñoz Valadez, es señalado como el funcionario más incompetente y obsoleto, por lo que no justifica su permanencia en semejante puesto.
Contrario al ostentoso nombre de esa dirección, el titular de reglamentos se limita a cuidar los ingresos que a trasmano genera todo el desorden imperante en Rosarito, donde se estima que las ganancias son considerables y cuantiosas.
Desde los permisos irregulares para la venta de alcohol, disfrazados de anuencias, la venta de horas extras en bares y cantinas y la discrecionalidad que se aplica en la zona turística, son parte de esta evidente corrupción que extrañamente “nadie ve y nadie oye”.
Problemas que se multiplican aun en las apartadas y polvosas colonias de Rosarito, en donde ya llegaron las “máquinas tragamonedas” de esas que envician a los menores y a las personas ociosas cono estos “mini casinos”. Es lo que hay en Rosarito, donde sus gobernantes hoy presumen con bombo y platillo que “Van por más”.
“Hasta cínicos y sinvergüenzas son”, reclaman algunos vecinos entre molestos y tristes por el clima de inseguridad permanente que ha tornado a Rosarito en un pueblo “azorrillado y cabreado” por tanta delincuencia.
“Rosarito se ha convertido tristemente en un pueblo semi-fantasma, donde la gente ya tiene miedo de salir al caer el sol, ante el temor de ser asaltado por un malandro o extorsionado por los mismos policías abusivos”, lamentan Rosaritenses.
Irregularidades que alcanzan a otras dependencias como Catastro y Control Urbano, la Sindicatura Municipal y la Coordinación de Jueces Calificadores, donde recientemente se confirmaron algunas salidas de personal, para “que todo siga igual”, es decir el negocio sigue “boyante, e intocable”. Y van por más?, cuestionan rosaritenses.
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