Santiago de Chile 15 de diciembre 2017.
Chile es un país austero en todo y sobre todo, en esos despliegues navideños tan estrafalarios en el nuestro.
Lo que constituye un descanso a la vista y los oídos, porque no hay en las tiendas repetitivos gingles ordenando comprar lo que sea, ni carcajadas santaclosinas, ni en las calles luces y arreglos decembrinos; ni mucho menos, esos plásticos que odio y pasan el día desmayados en los jardines para inflarse al obscurecer, en las casas de Cocoyoc.
Y en estas vísperas electorales de la segunda vuelta para definir al próximo presidente de Chile, que se realizará este domingo 17, las calles están también, libres de propaganda.
El clima físico es muy agradable, porque estamos al final de la primavera austral; pero el clima político es otra cosa, porque se siente tensión; y aunque no existe la polarización social y política que se advertía en 1970, poco antes de la toma de posesión del Presidente Salvador Allende, hay nerviosismo por el resultado de las más competidas elecciones presidenciales de los últimos años.
El padrón es de 14 millones 300 mil electores y el candidato triunfador debe obtener el 50 por ciento más un voto, de los sufragios; y al igual que en México y otras naciones del mundo, el descontento hacía los partidos y políticos tradicionales es grande.
Eso, ha elevado al rango de fuerte competidor por la presidencia al periodista de tendencia centro-izquierda Alejandro Guillier; quien fuera panelista de Tolerancia Cero, uno de los programas dominicales más vistos en los más de diez años que viví en este país andino; y que podría arrebatar al empresario Salvador Piñera, su segundo mandato presidencial; que acá duran cuatro años.
Ambos tuvieron los mayores puntajes en la primera vuelta de hace tres semanas, en la que Piñera sacó el 36 punto seis por ciento de los votos; Guillier, el 22 punto 70.
Como suele acontecer en todos lados, las encuestas se equivocaron; y ahora los analistas advierten, que si una mayoría de los sufragantes de la también periodista Beatriz Sánchez, postulada por el izquierdista Frente Amplio y sorpresivo tercer lugar con 20.70 por ciento, diera sus votos a Guillier, Piñera estaría perdido.
Aunque su pensamiento político es más centrista y democrático, Piñera seguramente recibirá los de José Antonio Kast; por quien votaron 520 mil chilenos que reivindican la dictadura pinochetista y están contra el aborto, las pastillas anticonceptivas, los matrimonios igualitarios, y la entrada de haitianos y colombianos; que por cierto, se ven en todas partes.
El primer gobierno de Piñera se inició el 11 de marzo del 2010; y Bachelet le entregó el poder frente a mandatarios latinoamericanos y el entonces aún príncipe Felipe de Asturias, que miraban aterrados en el salón del Congreso de Valparaíso el vaivén de los candiles, por una réplica de más de 7 grados del devastador terremoto de 8 punto 8, ocurrido la madrugada del 27 de febrero anterior.
Piñera, uno de los hombres más ricos de Chile, siempre ha sostenido que votó por el NO que sacó a Pinochet del gobierno; es considerado un buen presidente y se cubrió de gloria con el exitoso rescate en octubre de 2010, de los 33 mineros hundidos a más de 700 metros de profundidad en la mina San José, de Atacama.
La revista The Economist, lo da favorito para esta segunda vuelta. “Su gobierno se recuerda como un periodo de prosperidad; y los chilenos no están dispuestos a cambios radicales ni a romper con el modelo económico liberal, instalado por Pinochet”; de ganar, sería Bachelet quien otra vez, le pase el mando; confío que sin temblores.
Su contrincante Guiller, tiene el atractivo de lo nuevo y se ve como independiente a pesar de que ha anunciado será continuador de la administración de Bachelet, actualmente en el poder por segunda ocasión y que lo ha apoyado públicamente.
La antes poderosa Democracia Cristiana, que tras la salida de Pinochet y en alianza con el Partido Socialista llevó a la presidencia a Patricio Aylwin, Ricardo Lagos, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y dos veces a Bachelet, tuvo para la primera vuelta y por primera vez desde el retorno de la democracia en 1990, candidato propio; lo fue su dirigente Carolina Goic, quién con apenas el seis por ciento quedó en quinto lugar y se vio obligada a renunciar a la presidencia de su partido y apoyar a Guillier, para la segunda vuelta.
En fin, hay empate técnico y como cualquiera de los dos puede ganar, la moneda en sus dos acepciones: dinero y el Palacio de la Moneda donde despachan los presidentes chilenos y murió Allende el 11 de septiembre de 1973, está en el aire.
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