Aunque desprecio a Trump y ruego que se le atraviese algo que le impida llegar a la presidencia gringa, estoy convencida que no es él, el problema de México.
Lo somos los mexicanos, por depender tanto de Estados Unidos y por tolerar una clase política ineficiente, rastrera y corrupta.
Estamos pagando las consecuencias de haber desperdiciado tiempo y recursos y no haber diversificado nuestras relaciones comerciales; de haber elegido una y otra vez, Presidentes improvisados, rencorosos o ineptos; y políticos depredadores e insaciables, porque saben que su voracidad queda impune.
Diganme a quien si no al presidente Peña Nieto, podría ocurrírsele nombrar como Secretario de Relaciones Exteriores a un tipo como Videgaray, el mismo espanto de antes pero con pelo pintado y barba entrecana; y quien justo en el momento de tomar posesión, fue tan tonto como para decir, que no es diplomático y llega ahí “a aprender”.
Para “aprender”, mejor que se vaya a su casa y cuando sepa regrese; porque no está nuestro país para tener un improvisado que reconoce públicamente su incapacidad para un puesto como ése, en estos dificiles momentos en los que México se juega tanto.
Y en su segundo mensaje explicativo, Peña abundó sobre el gasolinazo; indicando que era imposible seguir subsidiándola y echando la culpa al expresidente Felipe Calderón de haberla tenido que subir.
Si la subió por no poder seguir subsidiándola, ¿porque entonces tenemos que subsidiar con cinco mil o siete mil pesos mensuales, -adicionales a sus altísimos sueldos y carísimas canonjías-, a los consejeros del INE, los legisladores, los magistrados y los altos funcionarios?
No es ni justo ni sensato, que estando las cosas como están, tengamos que seguirles regalando gasolina subida de precio, mientras millones de mexicanos padecen el alza.
Es urgente organizarnos para exigir un rumbo más razonable, que tome en cuenta a los que menos tienen.
Como doña Mary, que debió caminar este jueves bien cargada, a entregar la ropa recién planchada a sus patrones en Cocoyoc.
“Traí uno apenas lo justo para el pasaje, y se topa con que el chófer de la combi lo subió de siete a nueve pesos… como no alcancé a pagar todo, me bajó hasta donde llegaron mis siete pesos…” cuenta colorada por el efecto del coraje y el “solón” de las doce del día.
O don Elpidio, que en sus 42 años de jardinero no ha podido comprarse coche, y tiene que transportar las tijeras de podar y su máquina de cortar pasto -que funciona con gasolina- en una carretilla de albañil a la que apenas puede empujar, por las calles que suben y bajan del fraccionamiento donde labora.
“Me retrasé en la mañana, porque me llegó a mi casa el tanque de gas; y en lugar de 270 pesos por el de 20 kilos me cobraron 312; y como no acabalaba, tuve que ver quien me emprestaba hasta el sábado que me rayan… y eso, si es que pueden venir los patrones con el problema de la gasolina y tanta carretera cerrada…”
Y fíjense que ambos son personas con trabajo estable y que viven a menos de dos horas de la capital del país.
¿Se imaginan lo que estarán sufriendo los millones de mexicanos que no tienen trabajo? ¿lo que pensarían quienes viven en comunidades que carecen de todo y pasan hambre, frío o enfermedades, cuando la noche del jueves el Presidente nos deseaba Feliz Año?
Y para seguir a tono con esta temporada de libaciones, pienso que durante décadas ha habido mucho blá blá de los politicos y poco glú glú para la gente común; y tenemos ya que entender que hemos sido generadores, pasivos o activos, de lo que nos está ocurriendo.
Hemos permitido la existencia de una clase política integrada por personas poco inteligentes, nada solidarias y convencidas de merecer todos los privilegios.
De esa clase salen también, los que mueven las redes sociales de acuerdo a sus objetivos politicos; los irresponsables que echan a correr rumores como los que actualmente andan circulando; los insensatos a los se les están saliendo las cosas de las manos, por buscar empeorarlas en su provecho.
Y como la situación da para todo, la revista Proceso de esta semana ironizó: “finalmente ante las presiones de distintos sectores de la sociedad, Enrique Peña Nieto pedirá licencia como presidente, y se nombrará presidente interino al papá de Rubí…"
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