Para el alcalde de Playas de Rosarito, Silvano Abarca Macklis, no existe problema cuando los medios de comunicación lo cuestionan sobre el tema de la inseguridad que se registra en el municipio que mal ha gobernado, sus acostumbradas respuestas cínicas aderezadas con su falta de conectividad entre su lengua y la masa encefálica, siguen sorprendiendo.
Para el primer edil rosaritense, no existe ningún problema de inseguridad, para él, no hay síntoma de alarma por las ejecuciones que se han registrado en las últimas semanas en ese municipio, minimizándolas como eventos que sólo se dan entre los dedicados al las actividades del narcomenudeo, por lo que lo ciudadanos no tienen porque sentir temor de salir a realizar sus responsabilidades.
Asesinatos como los del joven Daney Ángulo ocurrido hace unas semanas, o el del empresario Juan Francisco Acosta Pino, que han impactado en la comunidad, el edil se comporta como si nada hubiera ocurrido, su desfachatez es asombrosa, para él solo existe un Rosarito, el que solo él habita.
Su discordancia entre la lengua y cerebro, no le permiten medir el alcance de sus declaraciones, cree que todas sus expresiones fuera de lugar y contexto le son aplaudidas y festejadas por sus conciudadanos, y nada esta más alejado de la realidad que eso, el panista que por segunda ocasión llega a gobernar Rosarito, gracias a esa característica le ha ido cosechando enemistades que sólo esperan que transcurran rápidamente los 30 días que faltan para que concluya su mandato, para buscar cobrar las afrentas recibidas.
Retornando al tema de inseguridad, la estadística nos indica, que desde que Silvano asumió el mandato se registró el ascenso en los índices delictivos, lo que sistemáticamente se ha negado a reconocer, pero que para su desgracia, los reportes del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Estado (CCSPE), evidencian mes con mes su fracaso como gobernante.
En su última evaluación el ente de la sociedad civil correspondiente al mes de septiembre, establece que los delitos tuvieron un incremento de hasta del 120 por ciento.
ilícitos como robos con violencia, a casa habitación, comercios y homicidios, no tuvieron freno, hasta ese reporte se han registrado 56 asesinatos, faltan agregar los ocurridos en el presente mes que recién concluyó.
El Rosarito utópico en el que habita y transita Silvano, familia y allegados, se contrasta acremente con el Rosarito distópico en el que habitan el resto de los rosaritenses, la violencia y la inseguridad están aun paso de semejarse a los tiempos vividos en el periodo del 2007 al 2010, en que la violencia provocó que decenas de familias huyeron de tal situación.
La cínica indiferencia e indolencia con la que se ha conducido Abarca Macklis en el tema de la seguridad, es lo que lo hace aún más preocupante a los rosaritenses, quienes no encuentran a quien acudir por ayuda y apoyo, la descoordinación entre los tres ordenes de gobierno en el combate a la inseguridad es una realidad, Tijuana es otro claro ejemplo de ello, por lo que el sentimiento de estar en indefensos cada día se hace más notorio entre la población.
Y no pueden acudir con el gobernador pues casi nunca se encuentra en el estado, su agenda turística no le permite atender a los ciudadanos para conocer a cabalidad lo que ocurre en la entidad que le encomendaron los que votaron por él, su peregrinar con el único afán de incrementar su acervo cultural, no le han permitido cumplir con sus promesas y responsabilidades, y el dejar en manos de la mujer de todas sus confianzas el timón del gobierno, no es gobernar.
Pobre Rosarito, aun faltan treinta días para el cambio de administración.
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