No hay forma de explicarse la crisis migratoria que se está viviendo en Tijuana, sin pensar que se generó gracias a la corrupción de los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), destacamento dos en la frontera sur de nuestro país, porque de acuerdo a lo expresado por los propios migrantes, es por aquella zona de México que arribaron a nuestro país y viajaron a esta frontera a buscar asilo político en el vecino país del norte.
Lo señaló durante su visita al esta ciudadanos el padre Solalinde, que la venta de cartas de salida, documento que entrega el INM a los extranjeros para que puedan transitar libremente por el país por un lapso no mayor a 30 días, lo vendían lo agentes de Migración en 1500 dólares, sin que nadie hiciera caso de la denuncia, en especial los directivos del Instituto, Humberto Roque Villanueva y Argelia Vargas Fosado, que solo han volteado había otro lado desde el pasado mes de mayo, cuando empezó e arribo de extranjeros, especialmente africanos.
Esta indolencia, sino que complicidad de los funcionarios, tiene ahora a Tijuana sumida en una crisis migratoria que el gobierno federal se niega a reconocer, y el estado, hace caso omiso de la situación, dejando todo el peso del problema al gobierno local, que para variar, no cuenta con los recursos suficientes para atender las necesidades de los más de 16 extranjeros que han arribado a Tijuana.
Y mientras tanto……..
El delegado del INM en la entidad, Rodulfo Figueroa, al igual que sus superiores, hace como que nada sucede en Tijuana, se esconde y evita a toda costa dar la cara, tal vez sea que no quiere reconocer lo que todos ya saben, que la corrupción existente en los agentes de Migración, es el detonante de la crisis migratoria.
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