Qué lamentable coincidencia, el apodo del candidato panista a la alcaldía de Tijuana y el cúmulo de “incidencias”, por llamarles de alguna forma, a las irregularidades del proceso electoral del domingo pasado, que puede decirse, sin exageración, que ¡huele a patas!
Y que nadie se llame ofendido. Ni nada por el estilo, pero hace mucho que no se sabía de tantas irregularidades en un proceso electoral.
Como comúnmente ocurre, los defensores a ultranza, más aún si lo hacen en el anonimato, quisieran tapar el sol con un dedo, pero son tantas y variadas las “inconsistencias”, que despiden un olor fétido.
Las extremidades inferiores de algunos individuos, por exceso de ejercicio o falta de higiene, despiden un olor pésimo. Hay quienes se los dicen de forma expontánea, como indirectamente : ¡ huele a patas !
Si no se aclaran o corrigen las irregularidades, y se dejan las cosas como están, durante los próximos tres años de gobierno municipal, para quienes acudan al Palacio Municipal a realizar algún trámite, será muy popular la expresión : ¡ huele a patas !
Si como dicen que “el que nada debe, nada teme”, el primer interesado en que se aclare todo esto, debe ser el propio candidato panista, Juan Manuel Gastélum Buenrostro. Le gusta que le llamen : “El patas”. No parecen ser de su autoría, pero, aunque sea tarde, que le diga a sus amigos, socios o simpatizantes : “no me ayudes, compadre”.
Son tantas y tan variadas las irregularidades, que nadie puede preveér cuáles serán los resultados finales de esta contienda. Votos no contabilizados, “errores aritméticos”, sumas alteradas, boletas anuladas. Ufff.
Podría decirse que todo es consecuencia de errores o falta de experiencia de los funcionarios de casillas, que en algunos casos permitieron “triunfos arrolladores” o “fracasos rotundos”, que a la hora de revisarlos, quizás no son tan drásticos.
Por ejemplo, se habla de que en el Distrito 13, no se registraron 788 paquetes electorales. Por cierto resulta extraña la alta votación registrada a favor del panista Carlos Torres Torres, quien supuestamente ganó la elección para diputado, aunque no es residente, dizque venciendo rotundamente a Arturo Aguirre, mejor conocido como “El napo”, exdelegado municipal y dirigente de una empresa transportistas. El sospechosísmo es inevitable.
Primeramente, hay que observar de que tamaño son las “inconsistencias” y luego tratar de indagar la presunta autoría de las mismas. En principio, aplicar la regla básica de las investigaciones, tratando de establecer o identificar los posibles beneficiados con las maniobras.
Sería recomendable, no seguir alimentando las especulaciones, rumores o exageraciones y esperar a conocer las “fallas” que resulten, de las revisiones que se harán a partir de este miércoles. Los señalamientos que se hagan, sin fundamento, son simplemente echar leَña al fuego.
Será un trabajo arduo, si es cierto, pero vale la pena. Ahí estarán presentes representantes de todos los partidos políticos y candidatos. Así es que, lo que resulte, será a los ojos de muchos. Para que luego no salgan con que : “a chuchita la bolsearon”.
El principal interesado en que todo esto se aclare, debería ser el propio candidato panista, Juan Manuel Gastélum Buenrostro –le gusta que le digan “El patas”- para que, gane o pierda, que no haya motivo para que sigan diciendo que : ¡huele a patas !
gil_lavenants@hotmail.com
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